Las náuseas se intensifican y agradezco no haber comido nada. Dios, que estúpida. Es más que obvio que habría más reinos. Un reino es lo equivalente a un país. No sé cómo se me fue esa información tan importante que me dio Eliot.
Una risa me hace alzar la mirada. La princesa Lizambar está riendo.
—Perdón, pero tienes cara de no saber de qué hablo. —su risa me desconcierta, pero a su vez hace que me congele en mi sitio. Todo en mi corporalidad grita la palabra impostora. Trago saliva lentamente. Eliot no me preparó para tratar con otra princesa. Dios, ¿si no respondo se verá como una grosería? ¿será esto motivo para una guerra? ¡Hay! Ya estoy sobre pensando otra vez.
—Me sorprendió saber que hay una princesa entre los invitados, no tenía conocimiento de ello, me disculpo si parezco desconcertada. —me apresuro a decir.
Mi mente va a mil por hora mientras pienso en cómo salir de este lio. ¿Se verá muy raro si salgo a buscar a Eliot? ¿Podré invocarlo con el pensamiento?
—Es protocolo invitar a los reinos cercanos. De ahí a que asistan es otra cosa. —me explicó encogiéndose de hombros. —Yo vine porque no tenia nada mejor que hacer, pero me alegra haber venido. —su sonrisa llega a sus ojos. —Porque pude encontrar algo divertido.
La miro con expresión perpleja. Ella no es nada a como Eliot me describió a una princesa. Ella es lo opuesto a Serena, quien es la personificación de la etiqueta. Su personalidad me deja encandilada por unos segundos. Su sonrisa y su tono despreocupado me dicen que no es mucho mayor que yo. Incluso puede que seamos de una edad. ¿podríamos ser amigas?
Estoy por abrir la boca, pero una voz me interrumpe.
—Princesa, su padre la llama. —la voz es tan correcta que un escalofrío me recorre. No creí que Ricker pudiese usar un tono correcto y cortes al momento de dirigirse a mí. Aunque luego pienso que estamos actuando, y es normal que me trate con respeto. Aun así, frunzo el ceño.
—Comprendo, ya voy. —digo mirando a la princesa. Ella me está sonriendo y se encoge de hombros.
—Ya podremos vernos en otra ocasión. —me dice mientras paso por su lado. Inconscientemente asiento. —Espero podamos divertirnos pronto.
Inconscientemente asiento con la cabeza. Quiero decirle que también me gustaría verla una vez más, pero me lo pienso mejor. No es correcto que entable amistades si finjo ser otra persona.
Cuando salgo del balcón, Ricker me está esperando de pie, con una pose tan correcta que parece doler. Lo miro una vez más y no puedo evitar pensar que se ve endemoniadamente hermoso con su traje tan Inmaculado. Mis ojos se posan en el más del tiempo correctamente aceptable. Se que debo apartar la mirada, pero no lo hago.
—¿Está todo bien, princesa? —pregunta Ricker con ambas cejas arqueadas en una pregunta silenciosa.
Asiento y abro la boca, pero decido no contar nada de lo sucedido dentro del balcón. Si abro la boca puedo decir algo de más y no nos conviene exponerme. Aun quiero almorzar al aire libre.
—Había mucha gente que quería presentarse y bailar conmigo. Hui antes para poder tomar un respiro. Nadie me preparó para el dolor de pies que tendría al caminar y bailar con tacones. —me quejo.
Ricker me sonríe.
—Eso es algo que Serena diría. Ella odia los tacones. —La voz de Ricker me corta la respiración. En realidad, creo que dejé de respirar en el momento en que vi su sonrisa.
—Pensé que para ella seria natural llevar tacones. —digo con la intención de que comparta más información de la princesa.
Ricker ahora se ríe.
Su risa le hace algo raro a mi cuerpo y me estremezco. Quiero creer que es por el frio. Si, debe ser por eso. Después de todo, vengo de un lugar al aire libre.
—Una de las cosas que nadie sabe de ella, es que debajo de esos largos vestidos que usa, lleva zapatillas sin tacón. —Solo sus doncellas y nosotros sabemos que no viste tacones a diario. Solo los usa en bailes o situaciones públicas.
La voz de Ricker esta tan cargada de afecto que me entran ganas de llorar. Ni siquiera sé que responder a esa confesión. Creo que es lo mas emocional que le ha dicho desde que lo conocí.
Quiero darle palabras de aliento, decirle que todo saldrá bien, pero me callo. Me muerdo la lengua y no dejo salir sonido. No soy quien para dar palabras de animo cuando mi interior es un caos y siento que estoy en un sueño del que no consigo despertar. Si le digo algo positivo, seria solo por cortesía. Y Ricker no ha hecho nada para ganársela.
—Ahí estas, te he estado buscando por todos lados. Casi creí que te habían secuestrado. —la ahora familiar voz de Eliot hace que me gire y que le sonría.
—Que va, solo quería escapar de la multitud un rato. Sali al balcón a tomar algo de aire. —él me sonríe, pero su sonrisa esta tensa.
—No te alejes de nuestros ojos, no sé qué haríamos si te perdemos.
Se lo que sus palabras quieren decir. Aun así, siento que esta noche va a terminar tranquila. No se visto ni sentido nada sospechoso. Me siento ahogada, claro, pero no siento hostilidad de su parte. Es casi como ser una celebridad.