En el comienzo de todo, Dios creó el cielo y la tierra. La tierra no tenía entonces ninguna forma; todo era un mar profundo cubierto de oscuridad, y el espíritu de Dios se movía sobre el agua.
Entonces Dios dijo: « ¡Que haya luz!»
Sí, el primer recuerdo que poseo, el más primigenio, es el de una señora muy rubia recitando el inicio de todo. ¿Bastante poético, no?
Me encontraba sentada en el asiento trasero de un coche que olía a frituras, mientras la chica que estaba a mi izquierda vestía de un rosa muy inusual. Había dos mujeres muy gruesas en los asientos de adelante: la del volante tenía un sombrero con flores y hablaba en un idioma que no entendía, y la otra recitaba la biblia como si el día siguiente el final de los días se presentara. Fuera del coche se podía observar un mar de luces blancas, azules y rojas, y podía escuchar el sonido de múltiples voces de todas las tonalidades.
Es gracioso que el primer recuerdo que tengo no sea con mis padres, es aún más gracioso que mi primer recuerdo sea cruzando la frontera a Estados Unidos con tres personas nunca volví a ver.
La mujer del sombrero floreado intuyó que llegábamos al climax de todo y me dijo con voz calmada y amable:
—Solo hazte la dormida, hablas mucho para una chica de tu edad.
Nunca me ha gustado meterme en problemas, así que lo hice. Cerré los ojos y dejé que el infierno acabara. En algún punto creo que me dormí de verdad. Dormí y soñé que era un lobo que vivía en la luna.
Desperté y seguía en el coche, pero ya no olía a frituras. Mire por la ventanilla, el sol iluminaba los tejados de esas casas pintadas de color crema. Los árboles hacían un hermoso sonido cuando el viento pasaba a través de ellos, olía a bosque. Nos detuvimos en una de las casas y pude ver a mi padre.
¿Cómo supe que era mi padre? No tengo la menor idea, solo lo supe.
A día de hoy, mis familiares no creen posible que recuerde todo eso. Después de todo tenía dos años. Ellos dicen que creé esa memoria por todas las veces que la he escuchado contar.
Pero yo estoy segura de lo que vi y oí, después de todo el olor a frituras rancias sigue perdurando en mi mente.