La Inmortal [pausada Temporalmente]

Capitulo 1

    Años atrás 

—Jefe, traemos a la niña—dijo uno de los guerreros humanos.
 

—Llevenla con Neftalí—ordeno el hombre.


—¿Porque grita tanto?—pregunto con frustración el líder del clan humano, hacia su hombre de más confianza el científico Neftalí Broughall.

—La sangre de esos asquerosos animales es muy fuerte y el cuerpo de una niña de diez años tiene que adaptarse, a ver si no la mata como...a la otra—Contesto Neftalí mirando con asco el cuerpo de una niña de trece años que sus hombres llevaban para quemarlo.

—¿Y crees que con ella funcione?—Dijo el líder viendo a través del vidrio polarizado del laboratorio.

—No lo sé Viggo, el cuerpo de la niña tiene que resistir a cinco tipos de sangre, y no olvides lo que esa sangre tiene.


—¿Porque tengo que hacer esto?—pregunto la joven de diesiocho años

—Porque es por tu bien, ahora sí gritas te irás a la celda como castigo—hablo Neftalí, mientras sacaba el fierro de las llamas del fuego el iba a tatuarla de una manera diferente, poniéndole el nombre que los seres le pusieron  La inmortal.

—¿Que?, ¿Porqué?

—Porque las guerreras no gritan y nunca muestran debilidad ante nadie y mucho menos alguien como tú de especial.

—Bi...—no termino de hablar cuando el científico coloco el fierro en su hombro derecho.

La chica apretó sus dientes tan fuerte que creía que se los iba a rromper, lágrimas se asomaron en sus ojos café oscuro que parecían negros.

Pero al final no resistió y un grito brutal salió de sus finos labios.


—¡Estamos aquí reunidos para castigar a nuestra más grande guerrera, la Inmortal, por a ver salvado a un niña humana dejándonos en peligro, por lo que se le condena a una vida de encierro en la celda, y saldrá solamente para protegernos de alguna guerra, pero antes será castigada con ochenta azotes en la espalda!—Ordeno Viggo, vendo con frialdad a la chica que estaba amarrada en medio de la aldea.

Todos jadearon pero nadie dijo nada por miedo a ser castigados.

—Pero señor...

—Quien da las órdenes aquí Broughall.

—Usted señor, pero que no se le olvide que sin mi, esa chica no existiría y usted no hubiera ganado todas las guerras hacia esos seres, que ahora son escasos—hablo antes de irse a su laboratorio. Dejando al líder con una furia.

—¡Ciento veinte azotes!


 

Corría por el bosque, sus piernas ya no respondían,  su costado derecho chorreaba de sangre cuando le dispararon.

Cansada se subió a un árbol grueso, posó su mano en su cuello buscando el rastreador, cuando lo encontró no dudo de aplastar su mano en esa parte soltando un quejido cuando oyó el aparato romperse.

Escucho pasos y guardo la respiración haciéndose bolita para evitar que la vieran.
 

—Señor, hasta aquí llega la señal.
 

—Busquenla debe de estar cerca—Dijo con rabia.

Cinco días después ella se encontraba en una cueva legos de los humanos y sacando su lado oscuro (como ella le llamaba) a la luz, tenía que recuperarse y buscar venganza por lo que le hicieron.

Pero antes tenía que poner a salvó a la niña que rescató.
 


 




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