En la mecánica cuántica, las partículas existen en múltiples estados (superposición de estados) a la vez antes de ser medidas. La medición del estado de una partícula produce un único resultado. Según CI, la partícula colapsa aleatoriamente a uno de esos estados durante la medición. En MWI, todas esas posibilidades se vuelven reales, produciendo múltiples resultados independientes e individuales. Esto traducido del mundo cuántico al macro en el que vivimos, es el debate entre realidad única y realidades múltiples.
En pocas palabras, el argumento CI vs MWI pregunta esto: ¿La partícula colapsó aleatoriamente en uno de los estados posibles, o existen múltiples realidades que individualmente poseen todas las posibilidades? Un intento de responder a esta pregunta dio vida a la idea de la inmortalidad cuántica.
La teoría de la inmortalidad cuántica surge de la interpretación de los muchos mundos de la mecánica cuántica, que propone que cada vez que ocurre un evento con múltiples resultados posibles, el universo se divide en realidades paralelas, una para cada resultado.
En términos simples, esto significa que nunca experimentarás tu propia muerte porque tu conciencia "saltaría" a una rama del multiverso donde continúas vivo. Sin embargo, esto no implica que tu cuerpo sea físicamente inmortal o que puedas evitar el envejecimiento o enfermedades. Es una idea especulativa y filosófica basada en conceptos cuánticos, pero no tiene evidencia científica concreta que la respalde.
Mientras leía eso, no podía dejar de creer que era real.
Era mi caso, y lo peor es que no se habla de si todos estamos conscientes de esto.
Mi sufrimiento nunca iba a terminar.
«Mi familia no me conoce.» Fue el primer pensamiento que tuve cuando me apuñalé en el cuello en plena cena navideña y familiar. ¿Cómo llegué a esto? No fue difícil, me encantaba la navidad, pero con el tiempo me ahogaba profundamente en mi propia frustración, me daba asco…
No debería culparme a mí misma por estos sentimientos amargos.
¿Y qué si no me dieron lo que quería? Ellos no leen la mente, obviamente no saben lo que me gusta…pero esto es como una broma, me parece ridículo la capacidad que tuvieron para equivocarse. Desde una remera que jamás en mi vida usaría, hasta una decoración estúpida y falsificada de una serie de la que no soy fan. ¿Estoy siendo una mala persona? No lo sé, solo me sentí ignorada y estúpida por creer que ellos me conocían, tal vez es…la decepción, posiblemente. Hubiera preferido plata, al menos eso es mejor que este insulto.
Recuerdo que llegué a mi punto culmine, agarre una varilla de aquella exótica comida y me la clavé en el cuello, sin decir palabras. Sentí el cálido de mi sangre, sobre todo cuando me saqué aquella varilla de metal, y la sangre cayó directamente contra mi mano.
Lo sentí todo, entonces ¿por qué..?
—¿Qué pasa? ¿qué haces?
La mirada inquisidora de mis parientes fue un detonador para irme al baño, pidiendo disculpas. No entendía qué había pasado. Sentada en el retrete, me quede fijamente viendo la palma de mi mano, aún tenía el cosquilleo en mi mano, aún tenía el sentimiento de haber tocado algo cálido, me sentía estúpida, porque eso no había pasado.
Al final, salí diciendo que estaba muy borracha. Cuando llegamos a casa, me encerré en mi habitación, pues estaba molesta conmigo por tener esperanzas. La idealización es mi peor enemigo.
Pero no se detuvo ahí, después de año nuevo mis primos iban a venir a casa, y no me molestaba que vinieran, pero no podía esperar que siendo una adulta joven de veintiséis años quiera compartir mi habitación a la fuerza. En mi cabeza no paraba de escuchar los mil y un argumentos que hipotéticamente podría decir si llegaran a tener la consideración de preguntarme si quería o no que vinieran a quedarse en casa, pero cualquier cosa que diría sería destruida por unas simples palabras: —Es mi casa y yo decido.
No esperaba el momento para irme de aquí, pero al mismo tiempo no tenía a donde ir. Me acosté en mi cama como si el peso del mundo me aplastara, cerré los ojos y puse música en mis auriculares, buscando la manera de disipar esos sentimientos. Nunca me había enojado, a excepción de un mal gusto, o cuando me levantaba “atravesado” como decía mi familia al malhumor.
Pero enojarme de verdad, nunca lo había experimentado. Pero no podía entender como hacer las cosas después de reconocer lo que tengo que hacer para que este malestar se me pase. Saqué mi teléfono y busqué en Google “Qué hacer cuando estás enojado” y después de ver un montón de entradas que explicaban el enojo, los consejos basura de respira y cuenta hasta tres…toda era basura.
Nada funcionaba conmigo, porque no estaba rabiando o queriendo golpear las cosas, ya no sabía que sentía. Bloquee mi teléfono, y me quede pensando en que hacer, mire el techo, mire mi almohada, pero mi cabeza no paraba de recordarme lo que me había dicho mi mamá, puse a reflexionar, recreando discusiones sobre cómo podrían haber sido las cosas, por segunda vez. Y siempre terminaba como una egoísta, arrogante, antisocial, y un montón de calificativos negativos que no quería reflexionar.
Me giré en mi cama, pensando en todas las decisiones que podrían haber tomado, en todos los sentimientos que podría haber expresado, pero también conocía cómo iban a reaccionar, que me iban a decir, como mis sentimientos serían ignorados… ¿pero por qué deberían preocuparse por mis sentimientos?