La inspiración de Axel Malik

Capítulo veintitrés.

Consuming all the air inside my lungs, ripping all the skin from off my bones

I'm prepared to sacrifice my life, I would gladly do it twice.

-Shawn Mendes.

 

Christine.

Tiene que ser una pesadilla. Debe de serlo.

Yo no podía estar en manos de una asesina que es la madre del hombre que amo y padre de mi hijo. Yo no podía peligrar de esa forma y mi hijo menos.

¿Qué tan cruel puede ser la vida con nosotros? ¿Por qué tanto sufrimiento para que debamos estar juntos? ¿Por qué tanto dolor para ser felices?

—Por favor, no me lastime.

Me importaba poco suplicar por mi vida, pero era la de el pequeño en mi vientre que me preocupaba más. Ella no me quería muerta, solo a mi bebé.

Pero antes de eso tendría que matarme porque no podré vivir si ella lo consigue. Pelearé lo que pueda con tal de mantenerlo conmigo. Nadie me quitará el sueño de ser madre. Nadie me arrebatará esto cuando he soñado tanto por tenerlo.

No puedo perderlo. No puedo perder lo único que me hace sentir tan viva, que me hace tener esperanzas cuando pensé que la había perdido toda.

Mis lágrimas son más y mis gritos más fuerte por la impotencia, estaba acostada en lo que parece una cama con las muñecas amarradas tan fuerte que sentía el material de la soga traspasar mi piel. Cortándome. Arden al menor movimiento, lo que me confirma que tendré algunas cicatrices.

—Shh, tus gritos me dan jaqueca, cállate ya.

Mi cuerpo tiembla ante la indiferencia de su voz, como si no fuera una persona la que fuese secuestrada y amenazada enfrente de ella. Negué en cuanto sus pasos resonaron en el piso, el olor a químicos y humedad arde en mi nariz. No había luz suficiente para saber dónde estoy, ni siquiera podía distinguir algo.

—Por favor, no haga esto.

—Oh, pero tengo que hacerlo. Tú arruinaste mis planes una vez, no lo harás de nuevo y menos con la llegada de ese bastardo y engendro.

Al principio el temor había sido mi detonante, pero la furia al escucharla hablar de esa forma tan despectiva sobre mi bebé me hizo callar todo lo que pienso respecto a ella.

Estando en estás condiciones no podía provocarla.

Sus ojos que eran idénticos a los Axel pero sin ninguna bondad en ellos me hizo temblar en mi lugar, la bilis subió lentamente por mi estómago hasta darme ganas de vomitar y el dolor en mi sien dónde había sido golpeada era más agudo. Algo corría por ella, algo espeso con olor a hierro que aumentó mis ganas de vomitar y dejar salir todo de mi estómago.

—No me haga daño.

—Eso debiste pensarlo antes de fijar los ojos en mi hijo.

—¡Lo siento! ¡Me volveré a ir lejos si eso quiere! ¡Le juro que nunca más volveré!

Su risa fue estruendosa y aterradora, hizo eco en el espacio en que nos encontrábamos. Intenté moverme y soltarme en vano, pese a que sabía que estaba bien atada, mi cerebro seguía queriendo tratar de escapar.

—Eso es algo que sin duda harás, niña. Solo que sin la criatura en tu vientre. No necesito cabos sueltos, en cuanto pierdas el bebé; Axel podrá seguir con su vida siendo el único heredero de la fortuna de su padre sin tener que compartir nada con alguien. A excepción de sus padres, claro. Ya me encargaré de hacer que confíe en mí nuevamente —suspiró, como si lo próximo que dirá es algo cansino de contar. Aprieto la mandíbula asqueada ante el olor de su fragancia Dior y su inmaculado rostro maquillado—. Él siempre fue un niño tan necesitado de amor, culpo a sus abuelos por malcriarlo de esa forma.

Rio con lágrimas recorriendo mis mejillas por sus crueles palabras, ella realmente creía que mostrarle amor a su hijo era una forma de malcriarlo. La maldita está loca.

—Amar no es malcriar, hija de puta —sus ojos chispearon de rabia por el insulto—. Ellos cuidaron de su hijo más de lo que usted y su patético esposo hicieron, lo amaron a pesar de venir del vientre de una maldita hiena. ¿Cómo se atreve a siquiera decir que era necesitado de amor cuando lo recibió de ellos? ¡Axel no necesitaba su amor, necesitaba a su madre!

Sus uñas se clavaron en mi piel con fuerza, sus labios apretados entre sí y sus ojos furiosos lanzando dagas hacia mí. Aprieto los labios, sin dejar de mirarla. No me retrataré solo porque le molesta que le haya dicho una verdad que todos piensan.

—Creo que no estás entiendo la situación en la que te encuentras, querida. No estás en condiciones de alzarme la voz, recuerda tu lugar —expuso con una calma que su rostro no expresaba para nada—. Ahora, vamos a esperar.

Esperar. ¿Esperar qué?

—¿Qué?

—La bonita enfermera. Ella debió de seguirme hacia aquí. Ella llegará, te inyectará algo para que pierdas al feto y luego se irán. Probablemente sobrevivas, probablemente no —alza los hombros, restándole importancia a mi vida—. Es un riesgo que debo tomar.

Un riesgo que debe tomar, solo eso era para ella.

—No puede hacer esto.

—Lo estoy haciendo, niña.

Mis ojos divisaron la silla a una distancia prudente de mí, ella se acomodó en la silla cruzando una pierna arriba de otra. Abro los ojos en sorpresa cuando la noto sacar lo que parece un cigarrillo, y lo confirmo en cuanto lo enciende y comienza a inhalar de este.

Para ella esto era algo tan normal, no parecía que temblara ante la idea de matar a alguien.

Me quiero reír de mí misma porque la mujer ya lo había hecho antes, el abuelo de Axel había sido asesinado a manos de ella, tal vez no hayan pruebas que lo digan, pero solo tenías que escuchar a Margot para creer un poco la posibilidad de que es verdad. Y ahora con que me tiene secuestrada, creo que Viola Palmer es capaz de todo.

Muerdo mi labio pensando en si hacer que hable al respecto.

—¿El abuelo de Axel también fue un riesgo que debió tomar? —no aparto la mirada del techo, pero puedo sentir la suya en mi perfil.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.