La inspiración de Axel Malik

Extra #2

"Cause you're the reason I believe in fate, you're my paradise

And I'll do anything to be your love or be your sacrifice

-Infinity."

Axel.

Tal vez él no habla, pero podía imaginarlo preguntándome "¿En serio? ¿Otra vez vomitando?"

Bien, sí, otra vez.

Ni siquiera sabía cuándo empezó todo esto, lo único que sé es que comencé a sentirme mal de repente.

Hago una mueca de asco descargando el inodoro, Thor se acerca a mí con una toalla en su hocico y una mirada de interrogación. Vamos, yo también estaría curioso de saber qué diablos pasa.

—Gracias, amigo.

Acaricio su cabeza encaminándome hacia el espacio donde dispongo de todo mis productos para el cabello al igual que mi cepillo de dientes, busco el dentífrico a la par que le doy a llamar al número en mi pantalla.

Suenan tres tonos los cuales aprovecho cepillándome los dientes. En cuanto la voz del otro lado responde, escupo.

Otra vez, eh.

Bufó asintiendo a pesar de que no puede verme.

—Comienzo a hartarme está situación.

No entiendo qué te pasa. Tus análisis y exámenes dicen que no tienes nada. Todo bien respecto a tu salud.

—¡¿Entonces por qué sigo teniendo náuseas y vómitos?! ¡Es asqueroso!

La escuché resoplar ruidosamente por el micrófono, la imito terminando de cepillar mis dientes. Uso la misma toalla pero en una zona limpia para secar mis manos y boca, apoyo las manos a los lados queriendo dejar un poco del estrés que siento últimamente.

Vale, ya cálmate. Si todo está bien contigo no tienes que preocuparte por...

—No creo que sea jodidamente normal estar vomitando cada cierto tiempo —refunfuño como un viejo cascarrabias.

Lo sé... pero tal vez estás así por estrés, ¿sabes? El cuerpo sufre también cuando estás estresado. Tal vez todo lo que has pasado en estas semanas finalmente están pasando factura, la situación con Christine también...

Alzó la vista encontrándome con el reflejo de un hombre cansado y ojeroso, aprieto la mandíbula de solo pensar que quizás esa sea la razón por la que estaba en estas condiciones.

La partida de Christine a Londres me había jodido más de lo que esperaba, eso y toda la mierda con la prensa detrás de mí luego de haber decidido dejar atrás el mundo actoral públicamente, y la mierda con Viola Palmer también era otra cosa. Y la noticia de mi padre en la cárcel...

En fin, todo decidió explotar en el mismo saco de mierda.

—Seguramente —susurro ido en mis pensamientos.

Hay una pausa del otro lado, lo que me da más tiempo de pensar qué hacer con mi vida ahora que la mujer que amo decidió dejarnos atrás.

Tú... ¿has hablado con ella?

Admiraba la sutileza con la que Audrey intentaba traer a la luz el tema de Christine, sabiendo lo sensible que todavía me encontraba con la noticia, el hecho de que se tomará su tiempo y manera para hablarlo me tranquilizaba un poco.

Qué ciego estaba al creer que estaba solo cuando Audrey Jones había sido lo más cercano al apoyo que tenía todo esté tiempo.

—Ni siquiera contesta mis mensajes.

¿La has llamado?

Chasqueo la lengua.

—No quiero que se sienta presionada. Lo último que necesito es que se aleje más cuando yo estoy intentando acercarme.

Remojo mis labios resecos en un gesto aburrido.

Axel, ¿hace cuánto tienes náuseas y vómitos?

Ruedo los ojos ante su urgencia de volver al desagradable tema.

—No lo sé, tal vez desde que Christine se fue. No viene al caso eso. Lo que sí viene al caso es mi cambio en el testamento, si muero por alguna desgracia no encontrada a tiempo en mis análisis, dejo todo en manos de mi hijo y esposa.

Puedo escuchar su rodilla divertida que por un instante me hace sonreír a mí también.

No tienes esposa, Malik.

—Solo porque ella no quiso —recalco entretenido, mi sonrisa se esfuma—. Hablo en serio, Audrey. Si algo me pasa quiero que mi hijo y la mujer que amo queden bien asegurados, y tú también... así que encárgate de que...

Cállate, Axel. Ahs, no vas a morir de nada. Creo que puedo tener una idea de lo que tienes, pero tienes que confirmarlo conmigo.

Frunzo las cejas en una expresión de confusión, para asegurarme de que he escuchado bien decidido acercarme el auricular del celular al oído.

—¿Qué has dicho? ¿Cómo que confirmar contigo? ¿Qué quieres decir?

Vas a llamarla. Vas a llamar a Christine Müller y le vas a preguntar si ha tenido náuseas o si ha vomitado en estos días. Si no es así, pues...

Creo que casi me desmayo ante la idea de que yo sea el que esté experimentando todos los síntomas en lugar de Christine.

—¿Tú crees que...

Oh, estoy segura.

Carcajea, mierda que termina molestándome por alguna razón. ¿Era gracioso el hecho de que estaba pasando por todas las mierdas que una embarazada tiene que pasar?

Joder, no sé qué me impresiona más. Saber que puede ser verdad o tener que llamarla para verificar eso.

Cómo si me molestara escucharla.

—Bien.

Cierro la llamada, salgo del baño y me encamino directamente al balcón mientras rezo que ella no se encuentre en el suyo.

(...)

No debería de ponerme tan nervioso presionar el ícono de llamar cuando literalmente la tengo a un lado de mí.

Sí, me mudé a un lado de su apartamento.

Y sí, parezco un puto ex tóxico que no sabe respetar los espacio que le piden. Pero vamos, que la mujer está embarazada de mi hijo y viviendo a kilómetros de mí. Por supuesto iba a tomar una medida drástica y decidir mudarme cerca de ella.




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