Mi doble personalidad.

Nuevamente me paro enfrente del espejo, con mucho temor y algo de ansiedad. 

Otra vez veo esa mujer que solo está ahí para torturarme.

—¡Maldita sea! ¿Otra vez estás llorando? ¡Demonios! ¿Qué te hace feliz a tí?— me pregunta inquietante.

Mis manos están temblorosas, las lágrimas corren por mi rostro sin ningún sentido, me ahogo y un suspiro se sale de mí sin ninguna intención. 

Abro la boca pero las palabras me abandonaron mostrando mi vulnerabilidad ante ella. Me muerdo los labios en señal de derrota, puedo sentir un sabor a sangre en mi boca, el aire se hace más difícil de respirar.

Siento su mirada en mis ojos, veo como detalla con desaprobación mi cuerpo. Se detiene en el defecto que tanto trato de ocultar y me dice:

—¿Sabes qué te ocurre?— me pregunta sin quitar su vista de mis pechos.

¡No tienes autoestima! Puedo responder por tí: Es muy sencillo. ¡Yo te hago feliz! Escribir te hace feliz porque por medio de las letras, le das a otros un poco de lo que la vida te negó a tí de algún modo. No te das cuenta que sin mi no eres nadie.

No niegues que al tomar un lápiz ó el celular te transportas a  un mundo mágico, cumples tus sueños a través de otros. Dime ¿cuantas veces has tomado venganza de aquel demonio que marcó tu vida? ¡No seas cobarde! deja que yo hable por tí.

—¡Basta! ¡No me tortures más!— le contesté. Quizás tengas razón pero no es suficiente por qué tú solo eres fruto de mi imaginación. La persona que yo creé para escapar de mi realidad.

"Aveces lo único que queremos es escapar de nuestra propia realidad."

—Srenite—