La intrusa en la casa del millonario

Capitulo 18 (PASADO)

-¿Una mochila nueva?- murmuro la joven.

A sus dieciséis años estaba en su ultimo curso. Pronto para ir a la universidad, escoger una carrera y luego la vida de un adulto independiente.

-Si, la mando el joven Brown.

-¿Sigue en el extranjero?

La mujer asintió -no estará para tu fiesta, pero si vendrá unos meses antes de eso para supervisar que todo este bien aqui

-Ya veo…

-También mando a comprarte un uniforme nuevo

-No tiene porque… ya es casi mitad de año. No hace sentido que compre uniforme nuevo. Ya no volveré a utilizarlo luego de este curso

-No le sugiero cosas al joven Brown. Solo obedezco e informo, señorita Lyra

Ella entendía que era así -esta bien -entonces tomo las cosas. Ella sabia que necesitaba esa mochila.

-¿Se encuentra bien?

Asintió

-Baje a merendar

-James no está aquí -dijo -¿puede traerme la comida al cuarto?

La mujer sonrió con un gesto casi cómplice -igual que siempre. Pero no lo olvide, si alguien pregunta…

-Yo siempre como abajo

Entonces la mujer desaparecía satisfecha.

Este medio año había sido duro desde que su padre se marcho y los dejo a ambos. James era… un chico difícil. Su relación era complicada. Y nunca sabia que mismo ella hacia para molestarlo tanto.

Aun así, no importaba.

Las cosas se solían descontrolar cuando James caía de sorpresa y se daba cuenta que no estaban siguiendo sus órdenes. Se esperaba que todo se cumpliera incluso cuando el no estaba

-¡Baja! ¡Baja ahora mismo! -entonces la mujer agarraba el plato – ha llegado

-¿Justo hoy?

-Rápido, señorita Lyra -apremiaba

Entonces ella volaba escaleras abajo para recibirlo antes de que cruzara el gran porton de la entrada

Con la cabeza gacha y recibiéndolo como un perro a su amo.

Incluso después de meses sin verla el pasaba como si ella fuera un fantasma. No entendía el porque el exigía que ella debía estar ahí siempre cuando el llegaba si luego actuaba como si ella fuera invisible.

El joven desapareció por las puertas del comedor

-Ve -le susurraba la criada y le instaba a seguirlo

Ella caminaba y luego se sentaba en su sitio destinado. Nadie hablaba en toda la comida. Y al llegar la noche cada quien se marchaba a su respectiva habitación. Y esto era a lo que ambos solían llamar "convivencia".

Aquel siguiente día a ese, resultaba ser un fin de semana. James no lo pasaba relajado, el chico siempre estaba trabajando.

Ella le toco la puerta del despacho -James…-llamo por lo bajo -perdona por interrumpirte en el trabajo. Quería preguntarte si Andrea podía venir hoy...

-Solo por un par de hora…

Y eso había sido todo el permiso que necesitaba

Asintió y le dio las gracias.

Por otro lado, cuando James se quedaba solo, respiraba. Respiraba de verdad. Siempre volver a su hogar era difícil por muchos motivos. A una parte de el le causaba dolor este lugar. Su padre había vivido aquí, padre que ya no estaba con el para guiarlo y estaba haciendo todo lo que estaba al alcance de su mano para hacer que esto funcionara. Sus empresas, sus negocios, y su familia.

Por otro lado, Lyra. Era una cosa complicada. Verla aun le dolía, y a su vez lo mortificaba. Pero una parte escondida y renegada de el lo hacia sentir tranquilo. Verla le daba algo de paz. ¿era eso posible? ¿tenia eso lógica? ¿una sola persona te podía dar paz y a la vez volverte loco?

Entonces el caminaba a la cocina por un vaso de agua cuando se detenía cerca de las puertas del jardín por las recientes voces en ella.

Lyra estaba en un vestido violeta, y se encontraba por el césped desparramada de manera despreocupada

-No deberías sentarte así -le indicaba Andrea -si James te ve con esos modales enloquecerá -le advirtio.

Un sabio consejo y una deduccion brillante

Noto que la joven negaba -el ya no sale una vez se encierra en su despacho. Además, no le gusta el sol. No suele salir al jardín, casi nunca lo hace.

Si, lo conocía bien.

-¿Y de que hablabas antes? Sobre aquella novela...

-Del regalo que le regalo el chico a la protagonista

-¿El regalo perfecto?

-No tanto…

-¿Cuál sería tu regalo perfecto?

-¿El más romántico?

-¡Claro!

Ella lo pensó – seria un collar, y en el centro llevaría algo que amo mucho.

-¿Y que sería eso?

-Un libro. Y tallado de forma romántica habría una sola frase “nuestro amor escrito en las estrellas”

-Muy futurista

-Nada de eso. Amor infinito como el universo.

-No es creíble. -cede su amiga con pena, aunque igual le sonreía

Entonces James daba unos pasos saliendo de las sombras hacia las dos jóvenes -acostúmbrate Andrea, ella siempre es así

Y su amiga preguntaba -¿Asi como?

-Absurda y poco realista -le contestaba el

Lyra se reincorporo rápidamente -J-james… -entonces se acomodo la falda del vestido, y con nerviosismo evidente pregunto -¿Q-qué… q-que haces aquí…?

El se apoyo en la silla reclinable -no, sigue. -le animo -Estabas contando sobre tu regalo perfecto.

Ella se sonrojo – no es algo tan tonto...

-No. Solo es infantil. -y en sus brazos cargaba aun las carpetas que había estado leyendo del trabajo

-¿Qué haces aquí?- insistió la joven

-Fui a la cocina a beber agua. Luego regresaba al trabajo y te escuche hablar

-¿Y viniste a burlarte de mí?- ahora lo entendía.

-No. Solo a admirar al optimismo en persona

-¿Esa seria yo?

-Evidentemente.

-¿Dices que no hay nadie capaz de amarme hasta las estrellas del cielo?

-¿Te estas escuchando?- entonces James miro hacia Andrea -¿eres tu quien le mete todas esas cosas en la cabeza?

-Son los libros -suelta Andrea

James suspiro -tienes prohibido leer en mi presencia

-Ya lo se…-entonces desvió su vista de el

Pronto una de las mujeres del servicio trajo consigo una charola y en ella habia dos vasos de jugo. Si, solo dos, esta no contaba con la nueva presencia en el jardin. Aun asi, le tendió uno a James y el otro hacia Andrea. Después de todo, Andrea era la invitada, y James el dueño de la casa




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.