La intrusa en la casa del millonario

Capitulo 27 (PASADO)

¿Como un milagro pesa tanto?

Lyra había llegado a su vida como eso. El no lo había visto antes, pero ahora era muy claro.

Con ahora veinticuatro años cumplidos sus idas y venidas a su propia casa eran una tortura interminable. Ya no solo por el recuerdo de su padre. Sino porque allí lo esperaba Lyra.

Le dolía el pecho cuando la veía. Sabiendo que ahora sus nuevos sentimientos se habían exteriorizado tanto como para poder ocultarlos, y mas aun ocultarlos de el mismo.

James se inclino sobre el gran ventanal de vidrio y miro hacia la ciudad iluminada. Miro con pesar todo esto.

El estaba de viaje. Muy lejos de su país. Pero ahora así… ¿Cómo es que Lyra podía seguirlo hasta aquí?

Por mas lejos que se fuera, por mas distancias que mantuviera, ella lograba volver a entrar en su cabeza.

Pensaba en ella y se volvia irracional. Además del amor romántico, también se encontraba excitado. Había una fina línea entre el amor del cariño y aprecio, y del deseo carnal.

James noto sus pantalones apretados por el recuerdo de la joven. Se lo desabrocho.

Tocándose pensó en ella. Porque era la única forma en la que podría tenerla. Solo en sus pensamientos. Veía de forma imposible y remota la idea de tocarla. Jamás seria suya. Jamás podría ser correspondido.

El era un monstruo. Era su monstruo.

Ella era la princesa. Y el le había permitido a ella convertirse pronto en su debilidad. La debilidad del monstruo... que amarga ironia.

Su ropa pegada a su cuerpo, ella acurrucada en su cama. La imagina en posiciones tan diferentes y cuestionables a su buena moral que era ridículo.

Un amor absurdo. Él se sentía absurdo.

El movimiento siguió en su mano.

Se preguntaba como había llegado a este punto de su vida, como fue que sus sentimientos fueron evolucionando tanto con los años hasta poco a poco convertirse en esto. Una vez hace años atrás alguien le había dicho que el amor era admiración, y vaya que la admiraba. Le asombraba su inteligencia, y a pesar de su aspecto pequeño nunca la considero alguien débil. No. Ella habia pasado por mucho como para serlo.

Se la imagino gimiendo debajo de él. Murmurando su nombre en medio de cada estocada. Ella en poca ropa, en una lencería pequeña de color blanca.

El agitado. Apenas respirando. Jadeando.

Su corazón aun tratando de entender.

Ella moviéndose a su ritmo de la misma forma.

-Lyra… Lyra… Lyra… -gimio su nombre

Entonces el se liberaba de su tormento. Y la alfombra se manchaba

Si, esta era la única forma en que la tendría.




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