La intrusa en la casa del millonario

Capitulo 34 (PASADO)

Lyra había estado tratando de cruzar un pasamanos que estaba en su patio cuando esta resbalo.

Había caído de rodillas encima de las piedras pequeñas desperdigadas por el patio.

James se había acercado y casi sin mirarla le tendió el pañuelo blanco -toma- había dicho

La pequeña miro con ojos llorosos hacia el pañuelo que sostenía, pero lo tomo

Entonces hecha su acción el joven se retiró. No se tomo la molestia de levantarla, ni en agacharse a su lado para revisar su herida. Solo le tendió el pañuelo como si fuera un deber que tenía que hacer y desaparecio.

Lyra comprendía que ella no era importante para él, y si evitándose los haria estar bien a ambos, entonces así seria.

Cuando el padre de James llego esa noche a la mansión a la primera persona que saludo fue a Lyra con un beso y un abrazo. Mientras que a James, al igual que siempre era saludado solo con un asentimiento de reconocimiento. Nunca entendió muy bien esa relación.

La primera vez que Lyra llego a la mansion había logrado a ver un cuadro de una hermosa mujer colgado por el inicio de las escaleras del pasillo. Pero unos año mas tarde fue retirado. No le fue difícil adivinar que ese cuadro pertenecía a la madre de James. Era imposible no pensarlo, tenia sus ojos. Y sus cabellos eran igual de oscuros. Y la expresion de la mirada que cargaba se parecia a la suya tambien.

A veces se preguntaba que le había pasado a esa mujer.

Miro hacia el muchacho sentado en la mesa del otro lado suyo

¿James extrañaba a su madre? ¿Pensaba en ella?

Posiblemente sí. Ella hubiera deseado conocer a la suya, o solo tenerla. O saber que existía. Ver como lucia. Tener una imagen a la cual extrañar.

Y aquella noche después de comer ella acompaño al señor Jace hasta su estudio, mientras su hijo solo se retiró a su habitación. James nunca solía unírseles. No lo invitaban y el tampoco lo pedía. Asumía que así debía ser.

Se sentó junto a el en el sofá y lo escucho leer. Siempre lograba sacar tiempo para ella sin importar lo ocupado que estaba.

-¿Puedo hacerle una pregunta, padre?- ella siempre era formal y luego de ya varios años de confianza su relación había evolucionado a esto. No le importaba la clase de deuda que había tenido su padre biológico como para dársela en bandeja de plata al señor Jace Brown, pero se lo agradecía. Puede que añorara el concepto de una madre, pero el concepto del padre era diferente, porque en el fondo de su corazón sentía que ella estaba destinada al señor Jace. Ella ya tenia un padre.

-Claro, Lyra. -cerro el libro -¿Qué quieres saber?

Ella jamás preguntaba sobre sus verdaderos padres. Pensaba que era un tabú. Años mas adelante lo haría. Pero por hoy. Esta era su pregunta -¿Qué le paso a la madre de James?

El rostro del señor Brown se entristeció, como un profundo dolor instalado en sus ojos. Y su origen era su corazón.

Un dolor imposible de arrancar -Ella murió

-Eso ya lo se.-murmuro por lo bajo sin sonar frivola -Pero... ¿Cómo?

-Murió dando a luz. -contesto -ella tuvo… un embarazo complicado. Anelis era… perfecta. Pero muy debil de salud y amaba a James. -rio tratando de evocar algún recuerdo que ella desconocía – no quiso dar marcha atrás aun sabiendo lo arriesgado que era. Sabia el riesgo de su vida y acepto el reto si así podía salvar la de él.

-Aun acosta de su propia vida -murmuro ella

-Era valiente.

-James se parece a ella -confeso Lyra

El señor Brown asintió -lo hace. La veo en sus ojos cada vez que lo miro. A veces eso es doloroso, pero veo luz. Ella lucho por James y yo le jure mantenerlo a salvo

-¿Quiere a su hijo, señor Brown?- era una pregunta desubicada, pero Lyra era directa siempre. O al menos lo intentaba

Sus ojos castaños se fijaron en ella curioso -¿Qué si lo quiero? - se sincero -Yo lo amo.

-Entendía eso -confiesa – te la pasas hablando de el

-¿Estas celosa? Eso parecio casi una queja. Hiciste un puchero

Ella negó – no. Pero creo que James no lo sabe.

El señor Jace lo pensó -Podríamos invitarlo a nuestras lecturas -le propone

A Lyra se le ilumino el rostro -es una genial idea

-Bien. Entonces hazlo. Díselo por mí. Dile que lo invitamos. Si gusta venir, será bien recibido

La pequeña asintió, y aquella misma mañana del día siguiente fue corriendo hacia el muchacho.

***

Se detuvo a mitad de camino precavida y por la cautela que había aprendido con el tiempo cuando se trataba de James

Lo encontró leyendo en la sala. Tenia en la mano una calculadora y estaba esparcido por la alfombra de la estancia

-¿Estas ocupado?- pregunto

-Hago tarea – ni siquiera la miro cuando cogió el lápiz y anoto una respuesta que seguro le arrojo el aparato

-¿Estarás ocupado más tarde?

-Seguro -volvió a contestar y sus ojos azules no se despegaban del papel

El fuego de la chimenea creaba un calor antinatural en la estancia. Quizás no fuera el fuego, quizás era James. Siempre parecía como sacado de otro mundo. Algo distorsionado que no encajaba con el panorama.

-James -llamo -¿podrías mirarme?

Escucho una especie de suspiro o quizás queja -¿Qué?- su respuesta fue fría y su tono fastidiado. Como si ella lo estuviera molestando, y quizás así era

-No contestes golpeado. Yo solo te quería… te quería invitar a las lecturas conjuntas con nuestro padre, y…

-Mi padre- corrigió mas frio que antes y en su cara se reflejo una mueca de desprecio

-Si. -miro hacia el suelo – y seria bueno que estuvieras allí cuando leyéramos, podríamos…

-No.

Alzo la vista de nuevo desconcertada -¿Qué?

-Dije que no

-Pero James… -empezó a protestar

-No me interesa ser parte de tus juegos. Así que, no me invites. -pareció volver su atención al papel

-Pero… no es un…

-Odio que me compadezcas. No quiero tu lastima -una punzada mas

-No es… esto no es eso…




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