La intrusa en la casa del millonario

Capitulo 36

Se fueron medio tambaleando por las escaleras debido al reciente peso

Algunos hombres de la casa se ofrecieron a ayudar a medio cargar a James, pero este los rechazo de inmediato -no me toquen. -había dicho

Y Lyra entendió que solo dejaría que ella lo llevara. Los despidió agradecida y prometio que lo cuidaría.

-No sabía que aun seguían aquí...

-Son los nuevos contratados -le recordó el

-¿Cuantos tienes en casa actualmente?

-Veinte. Son diez personas adentro, y diez que vigilan la casa. Tenemos las camaras, y las alarmas. Todo el sistema de seguridad funciona perfectamente tambien.

-Entiendo. -normalmente el padre de James, el señor Jace siempre tenia gente solo de puertas para afuera – este sistema es nuevo.

-Es necesario por cualquier emergencia. Tengo seguridad nueva afuera, y quiero… -entonces su voz se fue apagando

-¿Pasa algo?

-Solo estoy cansado…

-Quizas debamos dejar esta comversacion para otro dia.

Siguieron caminando hasta que Lyra por fin abrió la puerta de su cuarto. Prendió el interruptor de la luz y a como pudo lo acerco hasta la cama recostándolo. -disculpa el desorden…-entonces su corazón se acelero cuando noto los libros más allá -ya los recojo.

-No pasa nada. Estas en tu habitación. La regla no aplica aquí

Normalmente James le tenia prohibido leer en su presencia. Lyra creía que era porque la simple acción le recordaba mucho a su padre. Después de todo, el señor Jace Brown fue un hombre de letras. Coleccionando tantos libros como si los necesitara para respirar, y enriqueciendo asi aun mas su biblioteca y su cerebro.

No quería mencionar el tema de su padre ahora.

Encontró los medicamentos necesarios dentro del cajón del pequeño velador dentro de un frasco. Como guardar un secreto dentro de otro.

-Aquí tienes -le tenido la pastilla y luego un vaso de agua que lleno del grifo

James trago sin mencionar palabra. Entonces la miro, y sus ojos azules se veían apagados. Casi débiles. Un gesto que podía desarmarla. Nunca pensó que verlo tan vulnerable era casi irresistible.

Nadie nunca en su sano juicio imaginaria al señor James Brown de esta manera. Como alguien delicado, o debil, como si se pudiera derribar por el simple soplo del viento.

Lyra sacudió su cabeza alejando pensamientos absurdos en situaciones como estas

-Ven -le tendió la mano el -me vendría bien algo de calor

-¿Q-quieres un abrazo…?

-Quiero dormir contigo -soltó honesto

Entonces ella cedió. Había una familiaridad nueva y extraña en esto. Ambos acostados en la cama, abrazados y juntos. En un pasado el antiguo James jamás le hubiera pedido algo asi. La sola idea era impensable. Aquel niñito con gesto duro y frio pidiéndole algo a ella, increíble.

-Es extraño -confeso ella – este cambio… se siente extraño. -lo miro -hace poco parecíamos odiarnos y ahora…

-¿Nos gustamos?- negó con la cabeza – tu siempre me gustaste. Aun desde pequeños.

-¿Hablas de como un pequeño molesta a una chica porque le gusta?

-Si. -la contrajo contra su cuerpo y la simple acción más allá de ser sensual, solo era tierna. Cálida, un sentimiento acogedor – esto es lo que siempre quise hacer cuando te veía. Creo… que no era lo suficientemente valiente para hacerlo.

-Jamás has sido un cobarde, James

-Lo fui- acepta -lo fui por años contigo. Y tuve miedo. Miedo de que tus padres reales aparecerían un día y te llevaran consigo. Miedo de que te fueras de mi lado al cumplir los dieciocho años. Miedo de que me odiaras cuando te detuviera. Miedo de odiarme a mi mismo por retenerte en contra de tu voluntad solo por un deseo egoísta y posesivo.

-Si has sido un poco…

James la miro

-Arrebatador -concluyo ella -pero no te odio. Ya te lo he dicho

-Pero quieres irte aun… incluso ahora ¿no?

-Falta un mes y medio. -se recostó en su brazo – solo quiero descubrir quien soy. ¿Quién soy sin todo esto?

-Una identidad no te lo dará un apellido.

-¿Pero finjo ser cosas? ¿la hija de un millonario? ¿la hija adoptiva de un millonario? ¿la hija de un cobarde que me abandono? ¿la intrusa en la casa del millonario? Siempre queriendo estar a la altura. Siempre cumpliendo expectativas. Esforzándome. Porque lo hacia James, aunque pensaras que tu padre era siempre suave conmigo o no me exigía nada. Yo siempre me exigí cosas a mí misma. Solo quería que estuviera orgulloso de mi. Tanto como tu lo querías.

Sus ojos cayeron un poco -desde que recuerdo la voz de mi padre era ley para mí. -se volteo mirando al techo – jamás cuestione una sola palabra de lo que dijo. Obedecí cada orden dada. Y ahora… ahora, ¿Qué?

-…

-Él se fue. Y yo sigo aquí.

Lyra no respondió. Ella jamás había visto a James llorar por su padre. Tampoco ser sentimental con nada. Y aunque no estaba llorando ahora tampoco, si se sentia cierto aire de melancolia.

-¿Estaría orgulloso de verme? Me esforcé para ser como él. Es decir... ¿Soy como él?

-James…

-No lo sé…-se respondió a si mismo -¿en que clase de hombre me he convertido? ¿puedo ser tan diferente de el cuándo está en mí?-se toco el pecho -en esta forma tan arraigada en mi corazón. Dejándome con una misión de cuidarte y preservar la empresa. -la miro, y suspiro -y el sabía que me gustabas

-¿Qué?-Lyra se reincorporo un poco en la cama para verlo mejor

Pero el no volteo a verla en ningún momento.

-Me lo dijo una vez. Aun a esa edad…. El… lo insinuó.

-Tu padre…

-Sabia de mis sentimientos hacia ti incluso antes de darme cuenta yo mismo. Ni siquiera se si lo aprobaba. Solo sé que lo sabía. -entonces sus ojos azules voltearon a los suyos -dime, ¿crees que aprobaría esto?

-Siempre seguiste sus reglas. Si el dijera que no. ¿te apartarías ahora?

-Jamás- soltó sin vacilación de nada – y seria la primera y única orden que desobedecería para siempre. -se sentó -Lyra, tu eres el mayor sueño de mi corazón. Quiero vivir contigo una vida llena de ellos. Conquistar mundo. Y cuando ese deseo este hecho, encontrar nuevos. Por favor Lyra, no te apartes de mi lado. Quédate conmigo cuando pasen esos dos meses, y luego, cásate conmigo.




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