La intrusa en la casa del millonario

Capitulo 41

Supo que era de día por la luz que se filtraba en el cristal cerrado. Parecía mas un tragaluz

Se desperezo y se puso manos a la obra. No quería desperdiciar ni un segundo. Se metió al baño y se cambió. Un vestido floral alegre. Sus ojos mieles sonreían de parecer estar viviendo un sueño.

Una familia.

Abrió la puerta con la intención de ir hacia la sala de estar, pero no sabía que antes de ella llegar se toparía a otro alguien.

-¿Venias a buscarme?- pregunto sorprendida cuando vio a Daniel en el pasillo.

No había mas habitaciones por este lado de la casa, así que debía asumir que sí.

-Baje las escaleras hasta acá, si -sonrió -disculparas el cuarto... En estos días prepararan el tuyo. Espero puedas esperar unos pocos días mas…

-¡Esperare! -contesto de inmediato. Odiaba sonar desesperada, pero quería agradarles a estas personas.

-Nuestras habitaciones están arriba, pero pronto también estarás con nosotros. Nuestra madre quiere que todo sea y quede perfecto, por eso se demora – sonrió

Nuestra…

“Nuestra” fue la palabra clave aquí

-Claro- entonces noto lo que el muchacho sostenía entre sus brazos -¿Qué es esa canasta?

-Ah, casi lo olvidaba – se la tendió hasta ponérsela en las manos -tengo que ir a trabajar y necesito que me hagas un favor, hermanita.

-Soy mayor que tu…-murmuro

Pero el chico pareció no oírla. -por favor lávame esa ropa… -entonces su celular sonó

-Pero…

El la insto a guardar silencio mientras contestaba -dime. -murmuro -aja. Si. Entiendo. Voy para allá -colgó rápido -losiento hermanita tengo que irme. Eres la mejor, gracias – entonces le dio un beso en la mejilla tomándola desprevenida mientras este salió corriendo escaleras arriba

-¿Eh?

¿Qué hacia ella con un canasto de la ropa sucia? Pero bueno… le habían pedido un favor. Quizás esto era típico de hermanos mayores.

Aunque si aquí había sirvientes no entendía porque se lo pedía a ella

Le pidió de favor a una mujer de servicio que le indicara donde podía encontrar una lavadora. No era una inútil después de todo. Sabia usar una lavadora

-Oh… lo lamento. Aquí no tenemos. Lavamos a mano. En el patio hay un lavadero de piedra, jabón, deja, cloro y un cepillo. Buena suerte señorita -entonces se despidió

-¿Qué…?

Pero antes de poder decir más esta desapareció.

Sin entender bien que estaba pasando, o que clase de loca realidad vivía se encamino al patio.

No seria una inútil.

Ni una carga. Además, por hacer el favor un día no se le caerían las manos.

Nunca había lavado ropa. Así que no entendía muy bien como hacerlo, pero había visto unos videos en el pasado. No podía ser tan complicado.

Luego de lavar a como pudo la pila de ropa la tendió en el cordel para que se secara

Sonrió satisfecha. Se paso la mano por la frente quitándose el sudor por el sol que le pegaba directo.

Entro nuevamente a la casa y se topó con la sorpresa de que le habían dejado mas tareas. Sacudir unas alfombras. Barrer. Trapear. Lavar los platos… y una lista mas larga que eso.

-¿Qué?- con el papel de las cosas por hacer en la mano se dirigió primero a la sala de estar recordando el lugar exacto donde estaba su celular en la cesta.

Pero la cesta estaba vacía. Ya no había ni un solo teléfono en esta

Camino hasta la cocina preguntando donde estaba la señora de la casa.

Muchos le indicaron la oficina de la señora Rebecca Harrison en la mansión

Cuando toco la puerta temió estar interrumpiendo algo de trabajo

La mujer alzo su vista por encima de los lentes que traía -oh, pasa querida. Entra hija mía.- alejo los papeles de ella cerrando así también la carpeta y le sonrió amable -¿Qué te trae por aquí? Disculpa, estaba trabajando.

-Ah… si… losiento es que… -dio unos pasos adentro -quería hablar de algo con usted

-No tienes que ser tan formal, puedes llamarme madre

-Mmmm bueno… madre -se esforzó y tomo asiento -¿Qué es esto? -alzo la lista

-Oh, solo una lista de deberes y caseres. Cosas que hay que hacer en la casa, esperaba que nos ayudaras. Después de todo eres una mujer

-¿Cómo?

-Si

-No lo entiendo. ¿Me trajiste hasta acá para esto?

-Oh no… te traje para reconstruir nuestros lazos familiares y conocernos mutuamente. Estoy solo ejerciendo mi papel de madre.

-Pero… ¿no hacen tus trabajadores eso ya? ¿es como si fuera parte del servicio?

-Oh no Lyra. ¿Cómo se te ocurre? No. -la miro de forma como si Lyra fuera muy tonta como para comprenderlo -Pero todos colaboran en esta casa. No sé te van a caer las manos por esas pequeñeces

-Pequeñeces…

-¿O es que James te tenía tan mimada? ¿acaso nunca hiciste nada estando allá?

Ella se sonrojo -bueno… no es eso… pero…

-Es lo que hacen las personas normales en sus casas en sus días libres cuando no laboran. No es nada del otro mundo. Tareas domesticas. Dime, ¿tu laboras?

-Lo hacía antes con James… en su empresa… -entonces recordó - Y hablando de James, me gustaría pedir mi teléfono, lo intente buscar en el cesto y no lo encontre

-Oh, es que se perdió. -contestó con simpleza mientras comenzó a escribir en un documento

-¿Cómo que se perdió?

-No te preocupes querida, ya lo encontraremos…

-¿Pero como se supone que me comunicare con James? ¿o siquiera con Andrea?

-¿Quién es Andrea?

-Es… es mi mejor amiga

-No necesitas nada de eso ya. Y tranquila, todas estas cosas te serán devueltas con el tiempo. Por ahora espera al fin de semana. Todos estaremos mas libres y podremos convivir juntos como familia

-Pero…

-Es una promesa Lyra

Promesa…

-Solo se paciente.

E ingenuamente ella contesto -d-de… de acuerdo.




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