La Isla de Eudamon (casi angeles)

Un regalo... La Fundación BB

   Una horas antes de ser abandonada en brazos de la noche, el invierno, la tormenta y el bosque, cuando aun su madre estaba viva. Angeles recibió un regalo.
  
   Mientras Alba agonizaba en una cama extraña, el hombre de ropa ridícula y la mujer vestida de negro cuchicheaban en una habitación. Angeles aguardaba sentada en el piso del pasillo. Intentaba no llorar, porque sabia que cuando sus enorme ojos celestes derramaban lagrimas, el mundo entero lloraba con ella. Cada vez que Angeles lloraba, llovia. Por ezo hiso posible por no llorar la muerte de su padre, la enfermedad de su madre, la pobreza y el desamparo en el que vivian.

  Angeles luchaba para controlar su angustia y sentimiento de orfandad, hasta que el cansancio la venció. Pero como el lugar le resultaba inhóspito, no llego a dormir del todo, y a los pocos minutos la desperto un olor dulce y penetrante. Creyendo estar en la cocina de su casa, donde su madre cicinaba la torta de limon que tanto le gustaba. Pero no, aun permanecía en ese pasillo oscuro y aterrador, por el que al rato, sin embargo, vio acercarse a un anciano. Su sonrisa le dio tranquilidad, parecia un buen hombre. Ademas su cuerpo desprecia algo asi como lucecitas blancas, brillantes, hermosas. El anciano sonreia. Y la llamo por su nombre.
   -Angeles.... Es muy importante que recuerdes siempre quién sos. Esto ayudará a recordarlo_ le dijo mientras le entregaba una pulseras de plástico, con una medallita con un símbolo extraño__. Cuidala mucho, por favor.

   Ella se lo prometió y el anciano se fue de la misma manera que habia llegado, en secreto. Angeles no lo sabia__¿como podria saberlo?__, pero ese anciano que le habia regalado una pulseras era urbico Inchausti, su abuelo, quien habia desaparecido misteriosamente, mucho antes de que ella naciera.

   Bartolome estaba exultante. Había muerto su tia Amalia, habia desaparecido todos los herederos, y el heredero universal, en consecuencia, era el. Él y su hermana, es decir, el. Tenia una felicidad que lo tenia llorando todo el dia. Estaba hasta mas bueno, mas tierno con su hermana, con su hijito, con su mujer.

  Justina observaba con amargo resentimiento esa ternura. Lo único que alumbraba un poco su alma sombria era esa fragil bebe que habia salvado de la muerte, y que mantenía oculta en el rinconcito del sótano de la mansión. Comprendio que iba a ser necesario mantenerla alli un tiempo, por lo que empezó a acondicionar en secreto el lugar. Lo calefaccióno y comenzó a decorar. Esa maternidad usurpada habia despertado en ella los sentimientos mas nobles, y le habia echo revivir su gran pasión: los musicales. Comenzó a decorar el sotano como un pequeño teatro, ua suerte de cafe-concert. Habia un esenario, habia telos rojos, había musiaca, habia vida.

   Mientras tanto, Bartolomé, casi olvidando su leal cómplice, hacia planeas a futuro con su futura riqueza.
 

   -Se hizo Justicia, che. ¡Los Bedoya Agüero volvemos a ser millonarios!_ celebridad con su hermana, que ya estaba gastando a cuenta. 
 

   Barto creia que su renovada posición económica descongelaria un poco el témpano que habia entre el y su mujer. Su casamiento con Ornella habia sido un error, el la amaba, pero ella claramente no; y se ofuscaba hasta ponerse violento cada vez que ella le sugería la posibilidad de divorciarse. Bartolome estaba convencido de que cuando finalmente se hiciera de la herencia, le seria mas fácil a Ornella amar a un millonario, y podria, por fin, vivir su vida feliz. 
 

   Pero jna vez mas, algo complicado sus planes. El dia en que se hizo lectura del testamento descubrió que la tia Amalia, en sus últimos minutos de vida, habia agregado una clausula en la que disponía que, a partir de su muerte, habria diez año de plazo para encontrar su heredera. Superando ese tiempo, su herencia pasaría a manos de su sobrino Bartolomé y Malvina Bedoya Agüero.
   
   Bartolome deseo que su tia este viva, para poder matarla el. Enfurecido, volvió a ensombrecerse y a maltratar a su familia. Diez años era mucho tiempo, y muy riesgoso. No creia que la pequeña Angeles hubiera podido sobrevivir, aunque, a la luz de su escasa suerte, todo era posible. 
 

   Pero había una tragedia mas inmediata que la esperada de esos cuantiosos años: estaba en bancarrota. Vivia en una suntuosa mansión_ en el testamento su tia le permitia seguir viviendo alli__, pero no tenia un centavo; y sin embargo tenia una vida onerosa y aparencia de un hombre rico que sostener.
 

    Entonces encontró una solución. Habia, ademas, una cláusula en ese testamento que estipulaba una donación, sin demasiado específicaciones, de unos cuatro miles a algun orfanato. Compadecida con el infortunio de su nieta a la que llego a conocer, Amalia quiso expiar su culpas con caridad. Entonces donde una buena suma a cualqier institución que protegiera niños. Esa fue la luz de esperanza que encontró Bartolomé. De ninguna manera aceptaría que unos huérfanos roñosos  percibieran un solo peso de su fortuna. Decidio convertirse el en esa institución. 
 

   Creo una fundación destinada a dar asilo y educación a niños de la calle. Necesitaría un lugar en donde albergarlos, seria en el area de la servidumbre de la mansión. Obviamente tambien tendria que encontrar un par de chicos, y con la ayuda de Justina y algun contacto que conservara en la policía, consiguieron algunos. Era indispensable contar con la autorización de un juez, por eso recurrió a Aldofito Pérez Alzamendi, el padre de un compañerito del colegio de su hijo.
 


 



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En el texto hay: magia, amor, codicia

Editado: 20.04.2019

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