La isla de los dioses

1-1

Salió de su refugio en la montaña, atardecía ya, por lo que pudo oír los cánticos de cortejo de alguna pareja de los de su especie.  Alzó la vista hacia el cielo y la vio en plena danza nupcial, haciendo vuelos acrobáticos, separándose a toda velocidad para luego reunirse en lo alto para abrazarse y besarse con ternura. Era ya primavera y no resultaba extraño ver a menudo jóvenes parejas unidas en un romántico baile allá sobre las nubes.

Una vez concluido el baile, por la mañana, sus familias harían una fiesta, los novios beberían del agua sagrada recogida en la pluma ceremonial labrada en piedra y serían cubiertos de la cabeza a los pies por los invitados, con pétalos de flotes y plumas de colores. Luego, elegirían un lugar apropiado para fabricar el nido y poder así formar una familia.

Como os decía, la delgada figura femenina llegó a la solitaria playa, que estaba cerca de los elavados acantilados donde vivía y ando por la arena. Le gustaba mucho bajar a la playa al finalizar el día, allí se sentía tranquila y relajada, con ánimos para pensar.

Desvió su mirada hacia el horizonte para ver como una figura lejana saltaba jugando con las olas, ¿Qué sería? ¿un delfín? Primero eso fue lo que pensó y no quiso darle demasiada importancia, pero la verdad es que le atraía demasiado e lmar.

A veces su curiosidad era infinita y avasallaba con preguntas a los suyos, los cuales no parecían hacerle demasiado caso y decían que el mar era para los peces y para esos extraños e inaccesibles seres de largas extremidades parecidas a colas de delfin; los tritones y sirenas.

Ella jamás había visto a ninguno cerca pues todavía era muy joven y no conocía demasiadas cosas fuera de su entorno habitual.

Su curiosidad cada vez era mayor sobre ellos, porque sabía que no eran animales, que eran parecidos a ella, y siempre recibía la misma respuesta, que "los seres del mar" eran descarados, no tenían modales y que no entendían el concepto "familia" como ellos. Luego giraban la cara sin querer saber más del tema y seguían con sus asuntos; todos parecían estar siempre tan ocupados cuando abordaba ese tema...

 

Miró de nuevo hacia la blanca arenay recogió una pequeña y brillante concha blanca; la agujerearía yse fabricaría un collar. Pero allí no había nada que le sirviera, por lo que desplegó sus alas y se dirigió hacia unos arrecifes bastante grandes donde habría alguna piedra filosa para agujerear la concha.

 

Allí se entretuvo coqueta en alisar su plumaje, sentada en unas piedras y luego buscó algo para fabricarse el collar.

Entonces oyó un ruido muy cerca, como algo chapoteando y vio asustada una enorme cola grisácea de reflejos verdes, luego la cola desapareció bajo el agua y en su lugar apareció una cabeza de largos cabellos oscuros. Ella se quedó petrificada como la roca en la que estaba sentada y la figura la observó burlona, con los mojados cabellos cubriéndole a medias los ojos.

Se observaron en silencio, hasta que la chica se levantó dispuesta a marcharse, pero el ser acuático le dijo:

     - No, espera, no te vayas.- ésta parpadeó sorprendida.

     - ¿Hablas mi idioma?- el tritón se apartó los cabellos de la cara y sonrió burlón como si aquello fuera muy gracioso.

     -Pues claro que hablo tu idioma, ¿nunca habías visto a nadie como yo?- ella negó con la cabeza- pues ya no podrás decir lo mismo, ¡ja,ja! Yo sí que os he visto varias veces, volabais muy alto. También he podido ver preciosidades como tú rondando por las rocas riendo y peinándose, ¿sabes que ninguna era tan bonita como tú? Tampoco eran tan jóvenes y siempre iban acompañadas. ¿qué haces por aquí?¿te has caído del nido? - y rió su chiste.

La chica lo oyó hablar boquiabierta, no supo si era adecuado quedarse por más tiempo allí o marcharse a su nido, no sabía lo que sería más correcto.

     -¿No me contestas? ¿Acaso te doy miedo? Bueno, la verdad es que también me asusté un poco la primera vez que descubrí a uno de vosotros cuando era pequeño; unos seres alados con extremidades tan extrañas moviéndose por encima de la tierra con tanta facilidad. Y además, ¡esas alas a la espalda! ¿no os molestan?- quedó a la espera por si ella contestaba- a mí me incomodarían mucho para nadar...

Al final la chica se decidió a hablar, pues pensó que sería de mala educación permanecer por más tiempo allí sin emitir ni una sola palabra.

     - Nosotros no nadamos, estamos hechos para surcar los cielos. La verdad es que casi no solemos andar por tierra, viajamos grandes distancias tierra adentro para coger la fruta que necesitamos y la mayor parte del tiempo lo pasamos en los acantilados, en grutas comunitarias, o en nuestros nidos familiares.

     -¿De verdad? ¡Pues vaya vida más aburrida! No sabes lo divertido que es bucear a grandes profundidades y descubrir cada día cosas nuevas... ya lo ves, hoy te he descubierto a ti.

     - ¿Y nunca pisáis tierra firme?- el tritón se apoyó en la roca y alzó su cola para que ella lo viera.

     -¿Estas de broma? ¿Cómo crees que podría yo salir de aquí? Para eso necesitaría un par de "eso" que tú tienes.

     -Piernas.

     -¿Cómo dices?

     -Piernas, se llaman piernas.

     -¡Ah! pues eso, que mi cola nada muy bien pero en tierra no me sirve... pero no hay nada por lo que preocuparse - se apresuró a decir al verla expresión de lástima de la chica - mi vida está en el mar y sin él estoy perdido, del exterior solamente tomamos su oxígeno, pero a diferencia de los delfines que son mamíferos, nuestro organismo es anfibio, es decir, tenemos tanto pulmones como branquias, ¿ves? –le dijo enseñándole detrás de las orejas.

     -Yo tampoco podría vivir en el agua y dejar de surcar los cielos... además, el mar me da mucho miedo.



#3654 en Fantasía
#411 en Paranormal
#157 en Mística

En el texto hay: mitologia, romance, genetica

Editado: 06.05.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.