La isla de los dioses

7.3

Aura iba creciendo a una rapidez increíble. En sus primeros años de vida (meses para los doctores), ésta vivía feliz ajena a su “tragedia”.

          Le gustaba correr por todo el empedrado del patio y le pidió a Ester, con quien tenía más confianza, que dejase suelto a “Pony”, el pequeño potrillo, para poder jugar con él a perseguirse.

          Para la niña era natural estar allí con los demás caballos ya que se asemejaba a ellos y lo que sucediera en el interior de la vivienda para ella era un misterio, aunque no le importaba demasiado.

          Una tarde, con casi diez años de edad, cortaba flores y las deshojaba  en un rincón, cantando una canción que había oído a la doctora. El potrillo estaba también a su lado y ésta le explicaba cosas, como si el animal pudiera comprenderla.

          -Hoy el doctor me ha pesado como siempre y dice que cada semana estoy más alta, ¿sabes? En su laboratorio hay muchas cosas extrañas y todo está muy junto, no hay espacio para trotar como aquí, no, no me gustaría vivir donde ellos.- éste mordisqueó la hierba y algunas flores que por ahí crecían sin control. Aura descubrió, en la puerta del laboratorio, el cuerno que el doctor hacía servir para llamarla, (ya apenas lo utilizaba). Todavía no era lo suficientemente alta para legar hasta él, por lo que tuvo que alzarse sobre las patas traseras y una vez en su poder, se lo llevó a la boca y sopló lo más fuerte que pudo: ¡Tuuuuuuut!

          Al cabo de poco salió el doctor William precipitadamente.

          -¿Qué haces Aura?¡me has dado un susto de muerte!¡no vuelvas a tocarlo nunca más!¿me oyes?- le dijo arrebatándoselo de malos modos. La niña corrió asustada para esconderse en su lecho de paja, en el interior del establo.

          -¿Qué ha sucedido cariño?-le preguntó la doctora una vez entró de nuevo en la casa.

          -¡Esta Aura!¡no se le ha ocurrido más que coger el cuerno y soplar con todas sus fuerzas!

          -No te enfades, es normal que se aburra allí sola. No tiene amigos de su edad. Algo ha de hacer... ya lleva un año y medio con nosotros y ese tiempo pasa muy lentamente si se está encerrado...

          -Ya tiene al potrillo y a “Sleep” el gato, ya juega con ellos.- Ester se levantó bruscamente de su silla.

          -¡Oh William! ¡a veces no quieres entender nada!¡esos solamente son animales y ella no lo es, no lo es aunque lo parezca!

          -Tampoco podría considerarse humana...

          -Pero sus sentimientos sí que lo son y aunque hasta ahora se conforma, cuando sea adulta, una chica-centauro adulta, no podemos permitir que siga en esta situación.

          -No se puede hacer nada más por ella, tiene un techo y comida. Solamente la mantengo aquí para estudiar su evolución. ¿Qué piensas hacer? ¿Darle una educación? Si nunca le va a poder servir en un futuro, jamás irá a la escuela ni podrá encontrar trabajo. ¡Ni siquiera podemos permitirnos sacarla del patio! Si consideras que obro mal, ve tú con ella y trata de hacer algo mejor.

          -¡Pues claro que lo haré!- y marchó disparada hacia afuera.

 

          La encontró llorando tapada con el heno y se arrodilló a su lado acariciándole los cabellos para calmarla.

          -No debes tenernos miedo Aura, solamente queremos lo mejor para ti. ¿Quieres que te muestre algo?- le enjuagó los ojos con el delantal. Ésta asintió y accedió a acompañarla, una vez frente a la puerta trasera se paró de golpe y la doctora le estiró de la mano.

          -¿Querrías entrar en la casa y verla por dentro? Yo te la enseñaré.- pero ésta se mostró firme en su negativa.-¿por qué no?

          -Es que... creo que no me gustaría...

          -Es donde vivimos el doctor y yo, vamos pasa, no debes temer nada.

          Al final la convenció y la siguió sumisamente con un poco de recelo, no muy convencida. Una vez atravesaron el laboratorio, pasaron a la sala de estar. Aura lo miraba todo conteniendo la respiración por la emoción que sentía.

          -Es... todo tan pequeño y hay tantas cosas por en medio... ¿aquí es donde viven los demás humanos?

          -Sí, pero no debes llamarlos así, son personas como tú.- Aura se miró y luego respondió dubitativa:

          -Pero el doctor dice que... soy diferente, me parezco más a “Pony” que a vosotros.- entonces miró por una de las ventanas- ¿por qué vosotros salís de vuestra casa? Os veo alejaros desde el establo. Yo siempre me tengo que quedar sola. Me gustaría poder ver lo que hay más allá.- Ester se quedó callada, sabía que el momento tan temido había llegado y más deprisa de lo que pensaba.

          -Es mejor que te quedes aquí, fuera hay mucha gente que desconoces y no hay flores ni amigos con los que jugar. Todo está sucio y es muy triste.

          -Y si es tan triste, ¿por qué vosotros os marcháis continuamente?

          -Bueno... nosotros somos personas mayores que tenemos obligaciones, nuestro trabajo está afuera y hemos de comprar todo lo que necesitamos para vivir, nuestra ropa y la comida, pero... cuando estoy allí no dejo de pensar en regresar, se esta tan bien aquí...



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En el texto hay: mitologia, romance, genetica

Editado: 14.10.2024

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