La isla donde murió Morfeo.

4.

4. 
Stacy no consiguió dormir. Dio igual la postura que escogiera, ni que dejase la mente en blanco, por mucho que lo intentaba era incapaz de dormir. Hora, tras hora, permaneció sobre el colchón, con la esperanza de que el extremo agotamiento que sentía le adormeciera. 
Durante esas horas rememoró las conjeturas y elucubraciones que Desmon había manifestado, lo que en un inicio le parecieron meras insensateces comenzaron a parecerle razonamientos plausibles.  
No solo no consiguió descansar, sino que acabó padeciendo una fuerte cefalea. Antes del amanecer terminó por desistir en su empeño y se levantó de la cama. 
Lo primero que hizo fue pasar por el aseo, acto seguido fue hasta la habitación de Desmon y abrió lentamente la puerta. Deseaba ver a Desmon durmiendo, pero él no se encontraba en el interior. 
Mientras daba vueltas por el corredor divisó la luz de la cocina y fue directa. Al entrar vio que Desmon seguía sentado en el mismo lugar donde horas atrás lo había dejado. 
- ¿Desmon? ¿Qué haces aquí? 
Desmon no respondió. 
-Des, te estoy hablando. 
Desmon prosiguió impasible. Stacy se acercó lentamente y posó su mano sobre el hombro de Desmon. 
-Ey… —Desmon se giró. 
- ¿No me oías o qué? 
-Eh… No. ¿Me estabas hablando? 
- ¿Has estado toda la noche aquí? 
Desmon asintió pausadamente. 
- ¿Por qué…? 
- ¿Has conseguido dormir? —Desmon ignoró la pregunta de Stacy. 
-No… Y no es normal… He probado de todo y nada ha funcionado. 
-Lo suponía… —Desmon no disimulaba su decaimiento. 
Stacy fue lentamente hasta el otro lado de la mesa y se sentó frente a Desmon. 
- ¿Por qué crees que está pasando esto? 
-No tengo ni idea. —Desmon bostezó. 
-Tiene que haber una explicación. 
- ¿Sí? No sé… 
- ¡Desmon! 
-No puedo pensar con claridad… —Desmon se llevó la mano a la cabeza, la sentía más pesada de lo habitual. 
-Espera… Necesitamos café. 
Stacy fue rápidamente a la cafetera e introdujo dos cápsulas. Una vez tenía los vasos en sus manos se encaminó a la mesa, sin embargo, antes de alcanzarla, el café que cargaba en su mano izquierda se precipitó al suelo. 
Al caer salpicó todo el pavimento y parte de sus pies. 
- ¿Qué ha pasado? —Desmon se alzó a escuchar el ruido. 
-Se me ha caído… Tengo la mano rara. Es como si hubiese perdido sensibilidad en los dedos. 
Stacy le entregó el café a Desmon y preparó otro. Mientras se elaboraba agarró unos paños y limpió el estropicio. 
Desmon se bebió el café de un único y extenso trago, y le pidió otro más a Stacy. 
-Toma. —Stacy le entregó el segundo café. 
-Estoy un poco mejor, más despejado. 
-Bien… —Stacy se tomó asiento. — Lo primero, es decirte que ahora te creo Desmon. Algo extraño nos pasa. Llevamos casi tres días aquí y no hemos podido dormir. 
-Ya… 
- ¿Por qué crees que nos pasa esto? 
-No lo sé Stacy. 
-Bueno, ¿y cómo piensas que podríamos solucionarlo? 
- ¡Qué no lo sé! —Desmon elevó el volumen de su voz injustificablemente. 
-Que impertinente… —Stacy trató de discernir una solución. — ¡El botiquín! ¡Dentro debe haber somníferos! 
-No los hay… Ya he mirado. 
- ¡Mierda! —Stacy golpeó la mesa con la mano abierta. 
Justo después del impacto escucharon el inconfundible sonido que produce un relámpago. 
-A ver, pensemos… —A Stacy le costaba enormemente concentrarse. — ¿La comida? ¿Y sí es la comida? 
-No lo creo. La mayoría está congelada o enlatada, y no parece manipulada. 
-Ya, sí… Pero entonces, ¿Qué nos han hecho…? —Stacy no disimulaba su desazón. 
-No sé, no creo que nos hayan hecho nada. No han tenido la ocasión. 
-Mierda Desmon. Entonces, ¡¿qué?! 
-Quizá sea la isla… —Desmon proseguía sosteniendo su cabeza, casi como si se le fuera a caer si dejaba de hacerlo.  
- ¿La isla…? No entiendo.  
Otro fuerte estruendo se escuchó en el exterior, al trueno lo acompañó el inconfundible sonido de la lluvia.  
-Quizá la isla esté sobre un campo electromagnético, y sea eso lo que nos impide dormir. 
- ¿’Electromagnequé’…? —Stacy no comprendió el comentario. 
-Los campos electromagnéticos deterioran la calidad al sueño, si la isla está ubicada sobre uno, podría explicar lo que nos ocurre. 
-Okey… ¿Y estás seguro de eso? 
-No Stacy, solo estoy divagando, no tengo ni idea de qué ocurre, ni porque ocurre. 
-Bueno, pues supongamos que es eso. ¿Qué hacemos para evitar el campo eléctrico ese? 
-Nada… De ser eso, sucederá en toda la isla. 
-Desmon… —Stacy no supo como continuar la frase.— Entonces, tenemos que salir de aquí… 
- ¿Cómo? No tenemos una embarcación, y tampoco podemos contactar con nadie del exterior. 
-Algo podremos hacer… —A Stacy le costaba respirar. 
-Pues no sé. —Desmon estaba desmoralizado. 
- ¿Podremos estar treinta días sin dormir…? 
Desmon negó con la cabeza. 
- ¿Cuánto podemos aguantar? 
-No lo sé, supongo que es relativo. 
- ¿Y si nos vamos nadando? Tiene que haber alguna isla o islote cerca. —Stacy seguía obcecada con dar con una solución.  
-No es una opción. Estuve mirando un mapa de esta isla antes de venir, la más cercana está a aproximadamente setenta millas. No podemos nadar tanto.  
-Tenemos que intentarlo. 
-Estamos demasiado cansados… Sería una misión suicida.  
Los siguientes minutos ninguno dijo nada, reinó el silencio, solo perturbado por los chubascos del exterior.  
Desmon se levantó de su silla y se dispuso a salir. 
- ¿Dónde vas? 
-Voy a por vino. 
- ¡¿Te vas a poner a beber ahora?! —Stacy enfureció al conocer las intenciones de Desmon. 
-Sí… 
Desmon no añadió nada más y salió en dirección a la despensa. Stacy permaneció en su silla, pero al ver que Desmon no regresaba fue en su busca. La tormenta estaba en pleno apogeo y aunque solo recorrió unos metros, fue bastante para quedar empapada.  
Una vez accedió a la alacena se lo encontró sentado en el suelo, bebiendo directamente de una botella de ‘Valdyero Lantigua’ de 1989.  
Su primer impulso fue estallar y gritar, pero se contuvo, sabía que no ganaría nada con una discusión. Lentamente se aproximó hasta Desmon y se sentó a su lado. 
-¿Me das un poco? 
Desmon le otorgó la botella y Stacy bebió con gran brío. 
-Desmon… Sé que esto es una locura. Pero también sé que eres una persona inteligente. Seguro que hay algo que se nos ha pasado y necesito tu ayuda para saber que es. 
Desmon escuchó sus palabras y trató de reflexionar. 
-Bueno… En la vivienda principal hay tres habitaciones en las que no hemos mirado. Aunque claro, están cerradas con llave. 
Stacy primero le dedicó a Desmon una amplia sonrisa, después señaló con el dedo índice hasta el otro lado de la estancia. En la pared, en el interior de un recipiente metálico, tras un cristal protector, había colocada un hacha de prominentes dimensiones. 
-Jeje. —Desmon soltó una risilla. — ¿Las reventamos a hachazos? 
-Ya estamos tardando. —Stacy y Desmon compartieron una mirada cómplice. 
Ambos se levantaron del suelo de forma simultánea. Desmon rompió el cristal protector de un codazo y agarró el hacha, una vez la tenían, se dirigieron a la vivienda principal. 
La primera puerta a la que acudieron, fue a la que estaba más próxima a la entrada. 
-Vengas Des, desata tu furia. 
Desmon acató el consejo y comenzó a golpear la hendidura con el hacha. La puerta era de madera maciza, pero no impenetrable. Desmon atizó una y otra vez, sin embargo, la puerta aguantaba estoicamente los envites. Stacy percibió la fatiga de su acompañante y se ofreció a reemplazarlo. En total les llevó casi una hora y varios intercambios lograr horadar lo suficiente la cancela. Cuando por fin lo consiguieron estaban extenuados. 
Con gran expectación destaparon la entrada y accedieron al interior. 
-Pero, qué es esto… —A Desmon le costaba creer lo que tenía ante él. 
-Nos están espiando. —Stacy estaba alucinando. 
La estancia estaba compuesta por un gran mostrador repleto de monitores, en ellos se mostraba en tiempo real las imágenes que las cámaras de la isla estaban grabando. 
-Que hijos de puta… —Desmon se aproximó a las pantallas. 
-Estoy flipando. Tienen cámaras hasta en los baños. Malditos pervertidos. —Stacy oteaba horrorizada los monitores. 
-Esto es demencial. 
- ¿Por qué querrían grabarnos? 
-No lo sé… Quizá seamos cobayas en su experimento, o algo así. 
- ¿Y qué hacemos ahora…? 
-No creo que las cámaras puedan grabar sin este equipo. 
Tras el comentario ambos se miraron a los ojos y no fueron necesarias más palabras para comunicarse. 
Cada uno comenzó a agarrar monitores y a arrancarlos de su emplazamiento a la fuerza. Luego los lanzaron uno por uno contra el suelo, así hasta estar convencidos de haberlos destruido. La experiencia fue ruidosa y devastadora, pero ambos se sintieron complacidos y reconfortados tras el destrozo. 
-Estoy muerto… —Desmon jadeaba sonoramente. 
-Yo también, deberíamos descansar y luego vamos a por la siguiente puerta. 
-Me parece bien. 
Stacy salió de la estancia y Desmon la siguió, ambos se desplazaron hasta el salón más opulento de la vivienda. Cada uno se tumbó en un sillón y dedicaron unos minutos para reposar. 
-Des, si los que nos contrataron sabían esto…, ¿por qué lo hicieron? 
-De nada sirve ponernos a debatir ahora, debemos centrar nuestras energías en buscar un modo de escapar. 
-Sí… Tienes razón. Es solo que me gustaría conocer el motivo. 
-Ni siquiera sabemos quién nos ha contratado, nos han dicho que ha sido alguien famoso, pero no tenemos ni idea de quién. 
-Ya… 
-Estoy convencido de que esto ha sido una farsa desde el principio. Por eso cuando llegamos no teníamos nada que hacer, realmente no había nada que limpiar ni mantener. 
-Ojalá no hubiésemos aceptado…  
-No te martirices, nos engatusaron con el dinero, cualquiera hubiese caído en la trampa. 
-Mi madre siempre me dice si algo es demasiado bueno para ser cierto, es que no lo es. 
-Tu madre es sabia. —Desmon suspiró. 
-Se que es un asco, pero deberíamos ir abriendo la siguiente puerta. 
-Tienes razón. —Desmon se desperezó y alzó pausadamente del cómodo sillón. 
Stacy y Desmon se desplazaron hasta el dormitorio principal y más grande de la residencia, allí había otra puerta de las mismas características. 
Abrirla fue tan laborioso y afanoso como en la primera ocasión. Debido al cansancio, esta vez les llevó casi hora y media perforar la madera. 
-Por fin. —Stacy se retiró con la mano el sudor de la frente. — Vamos allá. —Mediante un potente puntapié abrió la puerta de par en par. 
Cuando pasaron, solo únicamente hallaron una caja fuerte en la inmensa habitación. La caja era imponente, de dos metros de alto y uno de ancho. 
Desmon ser acercó y tocó el exterior. 
-Es muy robusta.  
- ¿Una caja acorazada? —Stacy realizó la pregunta de forma oratoria. 
-Y nada más… —Desmon estaba sorprendido al ver que era el único elemento en toda la estancia. 
- ¿Qué habrá dentro…?  
-No podremos saberlo… No tenemos la combinación.  
-Bueno, es cuestión de ir probando, ¿no?  
-Este tipo de cajas llevan una combinación de seis dígitos en grupos de dos. —Desmon observó la cerradura. — Además de que se necesita una llave.  
- ¿No hay forma de abrirla?  
-Ya te he dicho que no. —Desmon fue tajante.  
-Okey, tranquilo…  
-Vaya mierda… Tanto esfuerzo y seguimos sin nada. —Desmon atizó un manotazo al lateral de la caja.  
-Todavía queda otra puerta por abrir. 
Tras el comentario, Desmon clavó su mirada en Stacy.  
-Yo paso de abrir más puertas. —Desmon estaba exhausto y muy malhumorado.  
-Solo queda una, un último esfuerzo. —Stacy pretendía convencerle.  
-Que no, que no… Que ya estoy harto.  
-Venga Des, vamos a comer y descansar. Luego ya veremos que hacemos.  
-Mmm… —Desmon inspiró. — Esta bien.  
Ambos se encaminaron hacia la salida, el cielo seguía nublado, pero la lluvia había cesado. Ambos se dirigieron directamente a la alacena.  
- ¿Qué te apetece comer?  
-Me da igual, lo que sea. —Desmon fue directo hasta la vinoteca.  
-Okey. —Stacy ojeó las latas de la estantería. — Albóndigas en salsa. 
Stacy fue la primera en salir, tras ella Desmon, que se aferraba a una botella de ‘Vega Sicilia’.  
Entraron en su morada y fueron directos hasta la cocina. Desmon se sentó, y usó el sacacorchos para destapar el vino; mientras tanto, Stacy abrió las latas, vertió el contenido en dos platos y los calentó en el microondas.  
- ¿Seguro que es buena idea beber ahora…? —A Stacy le preocupaba que le afectase en demasía por la falta de sueño.  
-Que quiero beber, es de lo único de lo que estoy seguro. —Desmon se expresó con terquedad.  
-Okey, haz lo que quieras.  
Cuando el microondas sonó por segunda vez sacó el segundo plato y los llevó hasta la mesa.  
El ambiente estaba cargado de tensión y tirantez, tanto era así, que durante la comida ninguno quebranto el abrumador silencio. Stacy esquivaba la mirada de Desmon, el cuál se estaba bebiendo el vino de forma compulsiva.  
-Bueno. Ahora que ya hemos comido y que ya te has acabado el vino, ¿vamos a por la última puerta?  
-Yo no quiero, ve tú.  
- ¿Lo dices en serio…? —Stacy estaba cada vez más encrespada.  
-No habrá nada detrás de esa puerta, como en la otras. Es una pérdida de tiempo.  
- ¿Y qué sugieres que hagamos? 
-Tú no sé, yo voy a seguir bebiendo. 
- ¡¿Ese es tu gran plan?! ¡¿Seguir bebiendo?! —Stacy ya no podía reprimir más su exasperación. 
-Quién sabe, si bebo lo suficiente quizá me desmaye y pueda descansar un rato, y así también dejaré de oír tu irritante voz. —Desmon se expresó con gran insolencia. 
- ¿Cuándo te has convertido en un imbécil y un maleducado? —Stacy no necesitó alzar la voz. 
-Que te den, no necesito esto. 
Desmon se levantó con furia de su silla y salió de la estancia a toda velocidad. 
En un arrebato, Stacy agarró uno de los platos y lo lanzó contra la pared. El estallido fue tremendo y terminó con cristales esparcidos por el suelo. En ningún momento se planteó limpiar lo ensuciado, se levantó y fue con premura hasta la única puerta que permanecía sellada. 
Entretanto, Desmon se encontraba en la despensa, cumpliendo con su palabra y bebiendo vino como un cosaco. 
En cuanto llegó, Stacy comenzó a golpear la puerta con el hacha, pero su potencia era menor que la de Desmon. Cada pocos minutos debía parar para respirar y reponerse del esfuerzo. 
Desmon llevaba tres botellas seguidas cuando comenzó a notar los efectos de la embriaguez. A pesar de sentirse hinchado y mareado, decidió consumir una botella más de Château Latour. 
Cuando ya no podía beber más, se tumbó en posición fetal, cerró los ojos y dejó la mente en blanco. 
A pesar de su denuedo, Stacy apenas avanzaba, pero la demora no minaba su tesón. Algo en su interior le obligaba a persistir. 
Desmon permanecía inmóvil y con los ojos cerrados, pero su insistencia no estaba obteniendo rédito. Entonces percibió un tremendo retortijón acompañado de náuseas. Trató de levantarse para salir de la despensa, sin embargo, no le dio tiempo, y acabó vomitando dentro. Expulsó de su interior la mayoría del vino que había ingerido y el suelo se tiñó de un colorido rojo carmesí. 
Stacy tuvo que tomar un descanso, estaba tan extenuada que casi no podía despegar los brazos del cuerpo. Se sentó junto a la cancela y apoyó la cabeza contra la pared. 
Desmon se levantó del suelo con gran dificultad y fue dando tumbos hasta la salida. Una vez había dejado atrás la alacena, recorrió con dificultad el camino de piedras que conducía hasta la playa. Cuando ya estaba en la arena tropezó y cayó al suelo. El ruido de las olas retumbaba en sus oídos como el eco en una estancia vacía. 
Ya llevaba más de una hora golpeando la puerta con el hacha y apenas había progresado. Seguía haciendo pausas cada cinco minutos, pues su vigor desaparecía tras ejecutar un número limitado de estocadas. 
Desmon se arrastró torpemente hasta la orilla. Una vez la había alcanzado sumergió la cabeza en el agua. El agua fría le ayudó a despejar la mente y a menguar el intenso mareo que padecía. Durante los siguientes quince minutos permaneció tumbado en la zona limítrofe, mientras las olas mecían su cuerpo. Cuando las molestias que experimentaba aminoraron se incorporó. 
Stacy estaba tan fatigada que desistió, dejó el hacha en el suelo y se dio media vuelta con la intención de marcharse, pero entonces lo vio y se detuvo. Desmon acababa de llegar.  
-Des… Estás hecho un desastre… —Stacy lo miró de arriba abajo, Desmon estaba muy sucio, con la ropa empapada y arena por todos lados.  
-Quería disculparme contigo por lo de antes. Me he comportado como un capullo. 
-Tranquilo. Sé que estamos así de susceptibles por la falta de sueño. —Stacy restó importancia a lo acaecido.  
- ¿Puedo ayudarte con eso? —Desmon inclinó la cabeza en dirección a la puerta.  
-Sería genial, porque ya no puedo más.  
-Has avanzado mucho. 
-Todo lo que he podido.  
Ambos dedicaron una sonrisa al otro. 
Desmon agarró el hacha y comenzó a atizar la puerta con todas sus fuerzas. Un golpe tras otro, fue resquebrajando la madera.  
Alcanzar su objetivo le llevó en total  tres cuartos de hora y cinco descansos.  
-Gracias Desmon… —Stacy estaba ilusionada al ver la puerta abrirse. 
- ¿Escaleras…? —Desmon se sorprendió al ver que al otro lado había escalones que descendían hasta una intersección. 
Sin añadir nada más, ambos comenzaron a bajar los peldaños. 
Todo estaba oscuro asique tuvieron que ir de forma pausada. 
-Dame la mano Stacy. 
-Sí. 
Prosiguieron agarrados hasta llegar al final de las escaleras. 
-Que oscuro, no veo nada… 
-Des, toca las paredes, igual hay un interruptor. 
Desmon siguió el consejo y por mera suerte dio con un botón. Al pulsarlo una potente luz blanca les cegó. Tras unos intensos segundos en los que sus pupilas se ajustaban al cambio, consiguieron ver el interior de la habitación. 
-No puede ser… —Stacy no daba crédito.  
 



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En el texto hay: paranormal, suspense, isla

Editado: 23.10.2022

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