La isla errante

La isla errante

Son cientos las leyendas que circulan sobre lugares que desaparecieron o que se materializan de la nada. Sitios que se esfuman de la faz de la Tierra sin dejar ni una sola huella más que recuerdos difusos y rumores que se distorsionan de boca en boca. Un ejemplo de ellas es la leyenda de la isla fantasma. Una que se deja ver entre olas y espuma en los momentos más insospechados. Como si de una ilusión prohibida se tratase, la isla aparece y desaparece pero nunca está en el mismo sitio. Hay quien dice haberla visto mientras caminaba por la orilla del mar antes de que volviera a marcharse. Otros, incluso, dicen haber estado allí y haber caminado por sus parajes. Hay testimonios, evidencias e incluso antiguas cartografías que afirman su existencia. Mas aquella isla no ha podido ser encontrada.

Es esta la isla de San Borondón, la novena isla canaria. La isla errante protagonista de cientos de historias. Se cuenta que en las orillas de las demás a veces aparecen restos de flora ajena, procedente del interior del mar. La isla fantasma parece dejar sutiles huellas de su paso y existencia, no demasiado evidente pues desea seguir siendo solo una leyenda.

A pesar de todas las habladurías, nadie conoce la verdadera historia. Una historia olvidada que jamás salió a la luz pues era demasiado peligrosa. Habla sobre una hermosa ninfa y una formidable pirata deseosa de aventuras. Habla de un amor inmenso capaz de resistir a la peor tempestad y al insistente pasar del tiempo.

Hace mucho, mucho tiempo, más de lo que podamos imaginar, nuestro mundo era más mágico de lo que es hoy en día. Abundaban criaturas de las que hoy solo quedan mitos y cuentos. Sirenas, elfos, ninfas, centauros, gigantes, entre muchos otros… Era un mundo frágil y parecía estar sacado de un sueño. Nadie ya los recuerda, pues tampoco queda nadie de los que alguna vez los vieron. Las criaturas convivían en sus hogares, en bosques, mares, selvas y montañas… Mas aquel no era el mundo al que tenían que pertenecer. Los humanos, asustados de ellos, empezaron a perseguirlos hasta que tuvieron que mantenerse escondidos. Eran demasiado diferentes. Algunos, incluso, demasiado mágicos… El mundo no estaba preparado para ellos. Al menos no en esa época.

Quizás fueron los dioses, la energía del universo o la propia magia de aquellos seres, pero el caso es que emergió una isla desde la profundidad del océano. Un lugar que el ser humano jamás había pisado y al que se exiliaron para ser libres. No le pusieron nombre, pues tampoco hacía falta. Tan solo la llamaron hogar, y allí pudieron escapar muchos de ellos para vivir en paz. Algunos todavía siguen escondidos entre nuestras tierras, pero no se dejan ver más que por ciertas personas a las que nadie cree.

Pero ese es otro tema. El que hoy vengo a contaros es sobre esta mágica isla. Fueron bastantes los navegantes humanos que la encontraron de casualidad y se adentraron en ella, pero siempre acababan huyendo. Las criaturas, aunque escondidas, hacían todo lo posible por espantar a los intrusos pues no querían volver a ser perseguidas. Se decía entre los humanos que, incluso, algunos quedaron atrapados para siempre en la isla.

Pero eso no intimidó a Naira Lena, una pirata cuyo único sueño era viajar por los siete mares en busca de aventuras y libertad. Era una chica rebelde que siempre se salía con la suya. Los hombres siempre la miraban mal por ser una mujer navegante, pero ella no escuchaba sus burlas ni menosprecios. Era otra época, eran otras costumbres y otra mentalidad, pero Naira parecía estar adelantada a su tiempo. Preparó toda una tripulación de mujeres que tampoco querían hacer el papel que la sociedad había escrito para ellas, y zarparon al mar durante largos meses.

Cruzaron tormentas, esquivaron peligrosas rocas que brotaban del mar, y atravesaron amenazantes lugares. A medida que se acercaba a un destino que no sabían que encontrarían, el ambiente empezó a cambiar. Les pareció, de vez en cuando, oír voces de sirenas o ver extrañas manchas oscuras bajo el agua. El cielo se volvió violáceo, como si estuvieran entrando en un universo perdido.

—¡Capitana! —gritó May, una de las mujeres tripulantes—. ¡Una misteriosa isla en el norte!

Naira se sobresaltó al escuchar la voz de su compañera, y estiró el cuello frente al timón deseosa de encontrar una nueva aventura en algún paraje extraño. Poco a poco pudo ver los picos de una isla que solo salía en algunas cartografías antiguas. Por su forma, y por el halo misterioso que parecía cubrirla, podría ser aquella misteriosa isla de la que algunos hablaban. Aquella que nadie se atrevía a volver a pisar pues pasaban cosas extrañas.

La pirata se relamió los labios como si pudiese saborear las aventuras que podrían estar esperándolas allí. No hizo caso a la voz de su cabeza que le decía que no lo hiciera. Que podían quedarse atrapadas allí para siempre. Simplemente le cerró la puerta a aquellas palabras y escuchó lo que el corazón le decía. Allí entre las lindes de la isla le aguardaba algo, podía sentirlo. Sus ojos castaños brillaban ilusionados al eterno horizonte.

—¡No os detengáis, iremos a esa isla! —gritó a su tripulación con una sonrisa desbordante de valentía—. Olvidad los rumores que se cuentan sobre ella. ¡En marcha, mis chicas!

Las mujeres obedecieron a su líder y empezaron a dirigir el barco hasta aquel peculiar destino. Algunas estaban asustadas, pero confiaban ciegamente en su capitana quien nunca les había fallado.

Cuando iban acercándose, en la isla empezó a dibujarse una extraña niebla que empezó a cubrirla y a deshacer su silueta. Parecía estar queriendo ocultar su interior para encubrir cada uno de sus secretos, pero Naira los iba a descubrir igualmente.

Dejaron el barco a metros de la orilla y remaron en pequeñas barcas hasta la orilla. El corazón de la capitana parecía querer salírsele del pecho. Las ansias de secretos bullían en ella, así que apenas les dejó tiempo a sus compañeras de llegar a tierra. Se bajó de su barca y empezó a adentrarse en la extraña isla. El resto de las chicas se apresuraron en seguirle en paso, llamándola por su nombre para que no se perdiera.



#12473 en Otros
#3724 en Relatos cortos
#9537 en Fantasía

En el texto hay: lgbt, amor, magia

Editado: 02.01.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.