La Isla — N°1 saga "Rebelión"

2-SALDREMOS DE ESTO JUNTOS

Mateo:

Mateo estaba siendo llevado al hospital y su madre no dejaba de sostener su mano en la ambulancia.

—Le inyectare esto en el hombro para que se calme y se estabilice okey.—El enfermero técnico le hablaba a la madre mientras le mostraba una inyección que tenia en manos.

—Hagalo por favor.—La madre de Mateo estaba alterada y solo quería que su hijo estuviera mejor.—Estara mejor verdad.

Antes de que el enfermero le conteste, Mateo se despertó y las cosa que lo redeaban empezaron a deshacerce, causando miedo en la madre y el enfermero, quien de inmediato ordeno que pararan el coche de la ambulancia y al hacerlo se bajaron de inmediato todos menos Mateo. Él se quedo dentro, sentado en la camilla mientras la ambulancia se deshacía. Esto causo tanto miedo a las personas de los alrededores que llamaron a la policía y esta llego casi de inmediato al recibir tantas llamadas en las que decían que una ambulancia completa se deshizo de la nada.

Al llegar la policía acorralaron a Mateo mientras las cosas a su alrededor seguían deshaciéndose.

—Escucha muchacho, no sabemos como lo estas haciendo, pero tienes que detenerte o tendremos que tomar medidas drásticas.—El jefe de la policía trataba de acercarce pero Mateo se ponía aun mas nervioso.

—No puedo, no se como lo hago pero no puedo pararlo. Ayudenme por favor.—Mateo trataba de tranquilizarse pero al ver que le apuntaban se puso aun mas nervioso.

—Eso es lo que queremos, ayudarte, pero para eso tienes que calmarte ¿si?.—El oficial trato de acercarce pero el arma que traía en manos se deshizo. Ante esto hizo una señal y un arma disparo al cuello de Mateo un dardo tranquilizante que hizo que callera de espaldas a la camilla que era lo único que no había destrozado. 

Los oficiales lo subieron a un coche blindado y se marcharon antes de que vinieran las cámaras de televisión.

—¿Que harán con mi hijo?, ¿A donde lo llevan? —La madre de Mateo le gritaba al auto que lo llevaba mientras lloraba de la impotencia al no poder hacer nada.

—Señora, por favor calmese. Acompañenos la llevaremos con él.—Después de que el oficial dijera estas palabras Marcela se subió al coche de policías y se pusieron en marcha detrás de el coche que llevaba a Mateo.

Detrás de ellos los coches de los medios de comunicación les seguían el paso para enterarce mejor de que era lo que pasaba.

Los policías trataban de detenerlos y los coches de estos intentaban perderlos de vista, pero los medios de comunicación ya estaban transmitiendo desde sus hogares lo que estaba pasando debido a la pandemia, los periodistas daban opiniones y creaban distintas situaciones en las que estaba involucrado el misterioso joven que llevo la policía y no dejaban que los medios los interroguen.

En la escena en la que paso todo, los testigos ya estaban dando sus declaraciones y se podían observar trozos de la ambulancia que no habían sido destrozados del todo y los agujeros y hoyos en las paredes y la pista que había hecho el misterioso chico.

Pero pronto sabían que no era el único ya que se registraron otros dos casos en Estados Unidos y Korea del Sur.

Dentro de veinticuatro horas todo el mundo estaba hablando de estos tres casos aunque no se registraron todos los hechos los testigos y las pruebas eran contundentes de que algo raro estaba pasando y tenia que ver con el virus que estaba afectando a la población y no se descartaba de que habrían otros casos.

Una ves que los coches de la policía llegaron a una área restringida cerca de un campamento de entrenamiento militar. Se le prohibió el acceso a los coches de los medios de comunicación.

Al entrar en la base militar le pidieron a la madre de Mateo que esperara aquí hasta que sea seguro ya que los medios estarían molestándolos por lo sucedido.

Ella no se negó siempre y cuando Mateo se quede con ella. Además podían hacerle algo si se resistía ya que nadie sabia que ella había entrado con la policía.

 

Tres oficiales se metieron a una sala cerrada con Mateo para interrogarlo. Sabían que era ilegal que lo hacieran pero era necesario para entender que era lo que estaba pasando y como es que pasaba.

Para cuando Mateo despertó el interrogatorio había iniciado.

—¿Que paso en la ambulancia?—El oficial fue directo a lo que quería saber.

—No lo se, enserio. Quiero hablar con mi madre por favor.—Mateo estaba asustado y se empezaba a descontrolar nuevamente.

—Si no te calmas tendremos que dispararte nuevamente para que te tranquilices.

—No es necesario, por favor, solo quiero hablar con ella.

—Okey, traigan a la madre.—Hizo una señal y de inmediato entro la madre de Mateo para habrazarlo apenas lo vio.

—Hijo mio, tranquilo, saldremos de esto.—Marcela no dejaba de abrazar a su hijo.

—Ahora si hablarás.—El oficial se paro a su lado mientras le agarraba el hombro a Mateo.

Su madre dejo de abrazarlo para que le respondiera al oficial.

—Sinceramente no se que decir, nunca antes había hecho algo así.—Mateo se mostraba confundido y con miedo.

De pronto entro un soldado informando que las grandes potencias incluyendo a España estaban de acuerdo en enviar a los jóvenes que presentaban dichas habilidades a una isla en la que serian tratados y para que así se mantenga segura a la población de los peligros que puedan causar.

Se pusieron de acuerdo por medio de una videoconferencia, que construirían un lugar óptimo para que estos jóvenes crescan seguros y con los derechos que se merecen.

—Jajaja, esos incompetentes quieren llevarlos a una isla en la que puedan examinarlos y experimentar con ustedes sin que el mundo se entere.

—¿A que se refiere General?—La madre de Mateo estaba preocupada ante tales palabras del hombre que acababa de entrar.—¿Como que experimentaran con ellos?

—Como escucho señora Marcela, despidace de su hijo, tenemos ordenes de llevarlo al aeropuerto de Madrid. Con destino a la isla en la que estara por el resto de su vida.—El General dentro de la sala y con ayuda de dos soldados mas escolto a Mateo.




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