La jacaranda del diablo 1. La nueva dirigencia.

La cama vacía

Al regresar a la ciudad. Los hermanos Morero se adelantaron a casa de su padre, no le habían dado la noticia sobre Algea, creían que deberían esperar a decírselo frente a frente. Yal se quedó en la casa de cultura para dar su informe a la dirigencia, presentó a Doherkey con su verdadero nombre, Lynxe, y mintió diciendo que era nieta de Doherkey y nadie hizo más preguntas.

―Lynxe me acompañará en un viaje al norte ―les dijo―. No puedo decirles a dónde, sospechamos que alguien avisó a la guardia de que hay un pueblo tras frontera, así que comprenderán que no puedo arriesgarme.

―Yo sigo pensando en los Morero ―dijo Sarved―. Es muy sospechoso que en cuanto vieran aquel pueblo…

―El imperio no supo el sitio exacto de ese pueblo ―interrumpió Reilia―. Sea quien sea el que dio el aviso, no pudo asegurar dónde estaba la comunidad de Doherkey, por lo que debe haber sido alguien que no estuvo con nosotros o les hubieran dado el paradero exacto.

―Estoy de acuerdo con Reilia ―asintió Pathry―, mandaron escudriñadores.

―Pero también mandaron destructores ―refunfuñó Cerzo―. Cuando los destructores levantan vuelo es para destruir.

―Sí ―afirmó Div―, pero de estar cien por ciento seguros habrían mandado tropas por tierra, sólo buscaban por aire. El que dio aviso no tenía conocimiento del sitio exacto donde está ese pueblo.

―Bueno, retomemos el tema. Yal irá al norte ―dijo Reilia―. ¿Qué haremos los demás?

―Entre otras cosas ―intervino Lynxe―, se deben a la tarea de buscar el armamento oculto de la antigua dirigencia.

―¿Armamento oculto? ―preguntó Pathry frunciendo el entrecejo―, ¿qué armamento oculto?

―Nunca escuché de ello. ―Yal frunció el entrecejo mirando a los demás.

―Lo hay ―dijo Merlén―. Mi padre me habló de eso, junto con Grila Tenko tenían la misión de ocultar armas y misiles. Sé dónde están, pero creo que no debo mencionarlo ahora ¿cierto?

―Cierto ―Yal asintió―. Yo ya elegí a mi comitiva. Aparte de Lyn, los Morero prometieron acompañarme. Me vendría bien la compañía de al menos dos magos más. Pathry, Div ―dijo Señalando a los dos magos a su lado―, ¿me harían ese favor?

―Por supuesto ―dijo Pathry sonriendo.

―Entonces los Pygnoi junto con Moráz verán lo del armamento ―dijo Yal. Los guerreros asintieron― Necesitarán el apoyo de un par de magos. Ghanva y Mohén, irán con ellos. Datién, ocúpate de cubrir nuestra partida.

―De acuerdo.

―Para los guerreros, es todo por el momento ―continuó―, quisiera tener una charla únicamente con los magos

Los altos y fornidos guerreros salieron de la sala dejando únicamente a los magos. Yal los observó con detenimiento.

―Hemos hecho nuestra revisión del futuro, como lo pediste ―comentó Datién―, y todos hemos llegado a la misma conclusión. Esta generación será la que declare la guerra al imperio.

―No fueron visiones muy claras, pero sí fueron consistentes ―dijo Pathry―, en diferentes formas todos nos vimos comandando ejércitos civiles.

―Combatiendo contra todos los ejércitos del imperio ―intervino Mohén.

―¿Tuviste alguna visión en nuestros días tras frontera, Div? ―preguntó Yal.

―Una un poco intimidante ―Div bufó―, me vi amenazado, como si quisieran decapitarme ―Pathry ahogó un grito, pero su esposo le dedicó una sonrisa―. No creo que sea algo de qué preocuparse. Te aseguro que te vi protegiéndome.

―¿Y tú, Yal? ―preguntó Reilia

―No vi nada respecto a una guerra, pero mi visión es lo que me lleva a viajar al norte

―Entonces es imperativo conseguir el armamento ―dijo Osor―. Otra cosa. Tanto Ghanva como Reilia tuvieron una visión de Tuol reclutando soldados. Aún no lo eliminamos como sospechoso, pero tú tomas las decisiones aquí, Yal.

―La sociedad tiene seguidores en todo el mundo. Los tengo identificados a todos ellos, mi abuelo me dio la lista de personas que nos pueden ayudar. Se la daré a Tuol para que se apoye en algunos de ellos. Entonces, iré con mi comitiva al norte. Pathry, Div, estén pendientes, les haré saber la fecha de mi partida.

Los miembros restantes se fueron retirando. Pathry pidió a Yal hablar por separado.

―Tenemos cubierta la desaparición de Conrad, sabes que hubo algunos muertos en la última redada. Esperamos a que la gente dejara de buscar a sus familiares entre los cadáveres. Moráz escogió un desconocido con el rostro desfigurado y lo hicimos pasar por él.

―Entonces mi abuelo está muerto oficialmente ―suspiró Yal―. Busquen otro cadáver para cubrir la muerte de Algea. Voy a ver a Tuol… realmente no tengo idea de cómo habrá tomado la noticia.

Yal regresó a paso lento hasta la casa de los Morero acompañado de Lynxe. El ambiente ahí era tan denso que asfixiaba, la casa estaba oscura y en un silencio sepulcral, no se veía por ningún lado a Tulipa ni a Iñak. Tuol estaba sentado en una silla, con dos enormes botellas de cerveza vacías y una en la mano, vertiendo la mitad de su contenido en un tarro. Silia estaba sentada a su lado, en silencio y con la cabeza gacha. A Yal le pareció que emanaba una tenue luz al verla de reojo, pero cuando la observó de frente notó que era sólo el reflejo del sol poniente en sus alas.




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