La jacaranda del diablo 3. La guerra.

La batalla de Citlap

Tres anomalocaris bajando a cinco mil metros frente a ti ―gritó Ivilec. Pathry observaba un extraño radar tridimensional y viendo de reojo el amonite de Ivilec desapareciendo en el cielo.

―Los tengo en la mira ―respondió Pathry―. Banco uno, ¿qué hay del trilobite alfa?

―Aniquilado ―respondió Fadén. Pathry los veía desde su comunicador, absortos en sus respectivas misiones―. El misil dio en el blanco.

―Vamos por el cangrejo alfa, misiles en posición ―dijo Pathry a la gente en su banco de guerra―. Artilleros, estén atentos a la entrada de tropas terrestres.

―Listos ―respondieron. Pathry se concentró en los anomalocaris que piloteaban las tropas rebeldes en su radar tridimensional.

―¡Fuego! ―Una decena de misiles salieron disparados de las patas de los anomalocaris. Ella seguía con la mirada los misiles, estirando su mano, como asegurando su trayectoria.

―¡En el blanco! ―gritó Ivilec. Pathry lo vio festejando desde su comunicador.

―Líder cangrejo enemigo, aniquilado ―se escuchó la voz de otro hombre―. Tenemos la… ¡Cuidado!

A lo lejos se vio un resplandor rojo. Pathry observó una pantalla frente a ella en la cual había puntos azules indicando la posición de sus naves aéreas y otros puntos blancos marcando la posición de los bancos de guerra. Uno de ellos se tornó borroso.

―¡Banco tres! ¡Banco tres! ―gritó Pathry―. ¡Respondan!

―Aquí banco seis. Hay diez trilobites, detectaron el banco tres, lanzaron un misil tras otro.

―¡Maldición! ―exclamó Pathry en lo bajo―. Líder halcón, ¿cuál es su posición?

―Tenemos otro trilobite en la mira. Nuestros anomalocaris se preparan para lanzar los misiles.

―Envía refuerzos a nuestra zona, se están acercando demasiado a los bancos de guerra ―ordenó Pathry―. Banco uno, dame visión panorámica por encima del banco seis. Águila líder, necesito que los cubras.

―Estoy encima de ellos ―respondió Ivilec.

―A mi orden…

Pathry se concentró en las imágenes que veía en una pantalla frente a ella. El conjunto de trilobites se movía en el aire, apuntando sus patas a diversos puntos de la ciudad, dejando caer decenas de bombas a la vez.

―¡Fuego!

Los misiles volaron hacia los trilobites. Pathry intentaba ignorar las voces de sus propios soldados quienes tenían problemas con dos anomalocaris que serpenteaban evadiendo su ataque. De las patas de los anomalocaris enemigos salieron al menos unos veinte misiles térmicos que destruían los misiles de los rebeldes.

Pathry se concentraba en cambiar el rumbo de sus misiles. Uno explotó en la cola de uno de los trilobites, haciéndolo perder el equilibrio por unos momentos. Pathry aprovechó para dirigir otros dos misiles, uno a la parte central y otro a la cabeza. Pero se vio en problemas cuando se dio cuenta de que los misiles enemigos perseguían a los suyos. Era una danza extraña entre las armas, evitándose una a la otra.

―Como lo imaginaba, hay magos en esas dos naves ―dijo Pathry en un susurro―. Águila líder, listo para disparar por encima.

―Amonites, cúbranme ―dijo Ivilec.

―¡Ahora!

El baile de misiles continuaba al momento que el amonite de Ivilec se hizo visible por unos segundos. Dejó caer una bomba encima de la nave destructora haciendo que estallara justo al centro. La nave cayó pesadamente en las afueras de la ciudad.

―¡Caíste! ―festejó Pathry― Banco seis, necesito cuatro misiles más.

―No te funcionará Igual ―dijo Ivilec―. Tengo que alejarme, estarán atentos a que no les caiga un nuevo ataque por encima.

―Eso es lo que quiero ―dijo Pathry concentrándose en los otros cuatro misiles amigos, uniéndose a los que aún evadían el fuego enemigo. Pathry los hizo juguetear en el aire hasta quedar por debajo del segundo trilobite. Concentró toda su energía en ellos. Todos los misiles, tanto de la resistencia como del imperio subieron encajándose en el vientre del trilobite.

―¡Sí! ―gritó Ivilec

―Sabía que se concentrarían en encontrarte y descuidarían sus propios misiles. Banco seis, no detecto magos en los otros dos trilobites, los dejo solos.

―Enterado.

―Banco uno ―añadió―, ¿hay señales de tropas terrestres?

―Vienen entrando por la zona sureste ―respondió Fadén.

―Esperen a que dé la orden.

Pathry se concentró en el radar tridimensional. La imagen de puntos moviéndose en el cubo comenzó a crecer ante sus ojos, podía ver un centenar de cangrejos herradura rodear la ciudad, estaban por surgir de entre la maleza cuando Pathry dio la orden.

―¡Comando terrestre, ahora! ―gritó―. Artilleros, listos para cubrirlos. Banco ocho, preparen los rehiletes.

De entre la tierra surgieron naves en forma de Arthropleuras y euryptéridos. Los Arthropleuras se levantaron en la mitad de sus patas traseras y se dejaron caer pesadamente en tres o cuatro cangrejos a la vez, apretando con sus decenas de patas metálicas, estrujando los tanques hasta aplastarlos.




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