La joven que vivía de la poesía

El anhelo tras los sueños

El anhelo es más haya que un deseo egoísta o altruista, los sueños son una clara representación de ello como lo es de la verdad y la mentira.

La consciencia de nuestra razón nos mantiene firmes y sensatos ante cualquier provocación de nuestros más profundos deseos, más la inconciencia de nuestros sueños se convierten en algo revelador respecto a nuestros pensamientos.

Consciencias de sueños anhelos recuerdos o tormentos que nos mantienen cautivos tan solo un instante que perdura en la mente y sensación.

Ante el miedo de lo que piensa la sociedad infinidades de sueños se apagan como velas y se esfuman como como niebla, dejando en el olvido todo aquel que nos provocó razón y motivo.

Ante el anonimato de identidad, quiero ofrecerles un escrito de una joven que apreciaba amar y ser amada.

Entre la adolescencia y la pubertad descubrí el amar,la ilusión y la decepción. Eran igual no sabían amar con el corazón tan solo sabían con su calentura, una tristeza se apoderaba de mi razón y el dolor me estaba dominando.

Y fue así como descubrí la cura de mi soledad, la literatura y la poesía fueron mis mejores aliadas en la mayor parte de mi vida actual. Por primera vez en muchos años volví a sonreír y sentir aquella descarga de emoción, me sentía viva.

Descarte el amor de la sociedad en estos tiempos de actualidad ya que carecian de total honestidad y lealtad, donde la infidelidad es considerado un error y no una acción, lo cual me provoca decepción.

Dónde los celos y el drama dominan la relación, las traiciones se convierten en algo común entre amistades y familia a base de un egocéntrico y falso amor de un extraño.

Entre mi falta de interés en relacionarme, en temas obscenos o sexuales, en no vestirme de firma vulgar o reveladora parecía que atraía el interés de varias personas.

Más una vez que les conocía podía ver a través de su mirar, que en mi solo veían la apariencia y no mi capacidad e inteligencia.

Me acostumbré a mi soledad y mi falta de interés en el amor, que solo me bastaba con la lealtad y cariño de mi amistad de la infancia. Una amiga que enfrento problemas familiares similares a los míos por no decir iguales.

Pero una parte de mi sentía que faltaba algo, como si lo hubiese olvidado por completo.

La física y la ciencia se convirtieron en mi mayor admiración, y con ello mi ingenio e intelecto destacó. Me sentía querida había demostrado más de lo que mi apariencia decía.

Me convertí en su consejera, su tutora y su inspiración, por esos pequeños instantes que pedían de mi ayuda me sentí querida ya que venían a mi por qué confiaban. Había logrado dejar aún lado mi soledad no necesitaba amor. Con tan sola la sensación que me provocaba ayudar me sentía feliz que no necesitaba amar.

A mí joven edad me convertí en una persona independiente,sabía y sensible. Disfrutaba de la sencillez y sabía apreciar la vida de una forma que pocos se tomaban la molestía de entender mis perspectiva.

Viví durante estos años ayudando y cuidando de los demás pero jamás intente pensar en mí en lo que quería y deseaba.

Con temor compartí mi poesía y fue bien recibida me sentí feliz pero una felicidad extraña que podría jurar que era mejor que una taza de café o mis dulce preferidos.

Leí poesías que me atraparon y cautivaron que apoye y seguiré apoyando pero jamás pensé ser tan osada para expresar mis sinceros sentimientos respecto a sus poesías.

Había aprendido a acostumbrarme mi soledad pero existen cosas que no podemos evitar o explicar pero sea lo que el destino nos tenga preparado todo tiene una razón.

Fue así como volví a conocer el amor,un amor sincero puro y cálido como lo fue una vez en la antigüedad.

Ese amor que hacía vibrar tu corazón con un simple roce al tocar nuestras manos, donde los te quiero y te amo era honestos desde el corazón y no una simple moda o dicho sin sentimiento.
Dónde los regalos eran los pequeños detalles y gestos de amor, no regalos caros y cenas lujosas.

Dónde el amor era puro simple y sincero, donde una infidelidad era una acción y no un error. Cuando se sabía valorar la belleza interior antes que la exterior.

Un amor sincero como viento, cálido como el verano, atento y bondadoso cuál caballero, fiel y leal cuál enamorado, donde no hay espacio para el drama celos sin sentido o engaños.

En el momento en que nuestras vidas se cruzaron conectamos al instante como si nos hubiésemos buscado toda la vida, un amor que existió en la antigüedad y trascendió generación tras generación como dos almas que están destinadas a amarse.

Un amor que nació desde lo más lejano de la creación, donde inicio como constelaciones y después la luna y dio hasta convertimos en humanos.

Fuí su estrella Vega de la constelación lyra y el mi estrella Altair de la constelación Aquila más nuestro amor era fuerte que la distancia, así que el universo nos otorgó nueva vida.

El se convirtió en el sol que iluminaba mis estrellas y yo su luna que aún en la oscuridad brillaba cuál perla, entre la soledad de nuestra distancia me enviaba cartas que recordaban su amor que lograban llegar al anochecer siendo más frágil y sensible a su querer.

Las estrellas cautivadas por nuestra unión crearon un día donde podría unirme a mi sol, un eclipse, un beso eterno.

Las constelaciones la galaxia el espacio más haya de la vida no podían estar más enternecidos con nuestro sincero y devoto amor uno hacia el otro sin importar distancia o forma y fue así como unieron más nuestros caminos.

Nos volvimos estaciones el verano yo invierno, así trascendió nuestro amor milenios pasaron y la prueba nos acercó creando la unión de nuestras presencias en otoño. Ansiosos esperábamos cada otoño para reencontrarnos y la madre vida no podía de dejar de ver a esta peculiar pareja que no había barrera que les separase y decidió que era hora de que aquellas dos almas enamoradas por fin su destino forjacen.




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