La joven que vivía de la poesía

Sublime presencia del destino Damanti Sirus

Cruzamos miradas inevitablemente como dos piezas,

En busca de su par como un rompecabezas.

Mi querido caballero,

Puede que el paso de las horas sea efímero en nuestra compañía,

Pero será eterna en presencia de las memorias y corazón,

Como una perfecta melodía que mantiene vivaz aquel corazón agonizante de amor y alegría,

Mi querido caballero,

Permítame convertirme en cenizas,

Para resurgir cuál fénix entre las llamas de su sentir como un nostálgico recuerdo,

Mis labios mudos testigos de nuestras verdades y rarezas,

Cómo cuerdas de un piano en busca de un vals de mutua armonía sentimental,

Cómo el sol y la luna tan distantes pero cercanos a la vez como una estación otoñal,

Le recibiría gustosa en la conciencia de mis anhelos,

Permitiendo que conozca hasta lo más profundo de mis pensamientos y deseos.

Atte.M.L




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.