La Joya Azul

Traición o No Traición

La escuela lucía un poco diferente ese día. Zack, Andrei, Jeremy, Oliver y Esteban caminaban por los pasillos mientras los demás alumnos trataban de no cruzarse por su camino. Solo unas valientes se encargaron de reclamar.

—¡Alto ahí, chicos! Ustedes son unos cobardes —Debbie se puso en frente de ellos.

—¡Así es! Se les hizo fácil atacar a una chica inocente. A ver si se meten con nosotras tres —reclamó Roxy.

—Oigan, chicas… nosotros lamentamos haber hecho eso —dijo Zack, de forma relajada.

—¿Lamentarlo? Ahora porque somos tres se hacen los inocentes —dijo Ruby.

George y Brad querían hablar con Amanda, pero al llegar al salón, descubrieron que había faltado a clases.

—Tenemos que ir a su casa.

—George, baja la voz; aquí viene Johann —advirtió Brad.

—Oigan, ustedes, ¿Cómo se atreven? Si ya sabían que esto pasaría, ¿Por qué no lo dijeron?

—Bueno, es que…

—¡Es que nada! —interrumpió Brad— Nosotros no sabíamos qué hacer, estábamos investigando más, ¿o acaso querías que te diéramos información incompleta?

—¿Y desde cuando piensas las cosas? ¡Olvídense de todo! No volveré a confiar en ustedes.

—¡Espera, Johann! Vamos a ir a casa de Amanda para ayudarla.

—No tiene caso, George —dijo Brad, al ver que ya ni siquiera los escuchaba—. Creo que me siento…

—¡Anda! ¡Dilo! Brad, eres demasiado orgulloso como para decir que te sientes culpable.

—¡Basta, George! Iremos a la casa de Amanda y arreglaremos esto.

En otra parte del salón, Emilly no sabía si Evelyn le hablaría.

Después de las clases, los jóvenes fueron a la casa de Amanda.

—Disculpe, ¿se encuentra Amanda? —preguntó George, mirando un papelito.

—Sí, pero no quiere ver a nadie —respondió Keren.

—Lo entiendo, bien —dijo Brad—. Hasta luego.

Keren, la madre de Amanda, cerró la puerta. George miró a Brad…

—¿Qué? No podemos estar rogando para verla, ¿o sí?

—Brad tiene razón, debemos hallar una forma —dijo Joey, quien había aceptado acompañarlos.

En un lugar apartado de la ciudad…

—¡Maldición! Esas chicas sí que están locas —Zack pateó un bote de basura.

—Era normal que alguien nos reclamara, después de todo —dijo Andrei.

—Lo raro fue que Johann no nos dijo nada —comentó Esteban—. Aunque sí se notaba molesto.

—Oye, Zack, que yo recuerde, Imelda te prometió dinero a cambio de molestar a Amanda.

Todos miraron a Oliver. El líder habló…

—Lo que debemos hacer es disculparnos con Amanda y culpar a Imelda, Madyson y Emilly; además de que Oliver tiene una pelea pendiente con Johann.

—¡Vaya! Zack, tenemos muchas cosas que hacer, deberíamos tener una agenda —comentó Jeremy.

—Vayamos a casa de Amanda.

En casa de Amanda, la chica solo se la pasaba encerrada en su habitación…

—¿Por qué me pasa esto a mí? —se lamentaba.

De repente, escuchó unos ruidos por fuera de su ventana, que estaba en el segundo piso. La joven dudó en asomarse, pero sentía mucha curiosidad por saber quién era. Se levantó lentamente y recorriendo poco a poco la cortina pudo ver a las personas que la buscaban.

—¿Qué hacen aquí? —preguntó, al abrir la ventana.

—Mira, es Amanda —señaló Esteban.

—¡Hola, Amanda! Hemos venido a que nos disculparas por lo que hicimos ayer —Zack se adelantó.

—No importa, de todas formas, a todos les gustó verme así.

—No deberías pensar de ese modo, todo fue nuestra culpa.

—Amanda, si quieres puedes ponernos en ridículo o vengarte…

—Zack, ¿Por qué tu actitud es diferente ahora? —preguntó la chica— ¿O estás bromeando con eso?

—Claro que no. Lo hacemos de verdad.

—Oliver tiene razón, quizá suene extraño, pero no éramos nosotros en ese momento.

—Exacto, de hecho, podemos llevarte con las verdaderas culpables —comentó Andrei.

—No sé si creerles…

—¡Vamos, Amanda! Como líder de mi banda, haré todo lo que tú me digas, solo para que veas que esto es en serio.

—Eso sí sonó bien —Jeremy aplaudió.

—Está bien, chicos —por fin Amanda se decidió—. Voy a dejar que me presenten a las culpables, pero no quiero salir de mi casa.

—¡Tienes que salir! Si te quedas en casa le vas a dar gusto a esas mujeres —sugirió Esteban.

—Por favor, Amanda, no faltes a la escuela.

—¿Zack diciendo eso? —se sorprendieron todos.

—Está bien, confiaré en ustedes.

George, Brad y Joey se encontraron a Evelyn en el Cyber Café.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.