Emilly subió al autobús y se sentó a lado de Lucy.
—¿Cómo va todo?
—¿Sabes? Creo que Johann está tratando de averiguar algo —respondió Emilly—. Sale conmigo y parece como si esperara alguna reacción de mi parte.
—Ya veo…
—¿Alguien le habrá dicho que me gusta? —preguntó, mirando fijamente a Lucy.
—¡Claro que no! Eres la única persona a la que le hablo de estas cosas —se defendió—. Deberías declararte hoy en la noche, si sale contigo sospechando que te gusta, es buena señal ¿no?
—Tal vez… —Emilly no estaba muy convencida.
—¿Y tu grupo de amigas va bien? —Lucy cambió el tema.
—No tanto, Ellie se junta mucho con Sabrina.
—¡Ah! —Lucy fingió sorpresa— La verdad es que creí que ustedes serían muy unidas, pero veo que Ellie prefiere a Sabrina.
—Ella estaba entusiasmada con pertenecer a nuestro grupo, no entiendo.
—Tal vez está siendo hipócrita, ¿no crees?
—No la conozco muy bien, no sé.
—Incluso dejó de lado a su mejor amiga Joan.
—Tienes razón. Es una falsa. Solo trata de hacerse la linda e inocente.
Lucy sonrió…
—Pero no deberías tomarle tanta importancia.
—Además, se supone que estaba saliendo con Andrei y ya no los he visto juntos.
—Pobre de tu amigo, deberías advertirle sobre ella.
—Él ya debió darse cuenta.
—Tal vez por eso ya no salen. Lo bueno es que estás tú, como su amiga, para ayudarle y aconsejarle.
Lucy estaba convenciendo a Emilly para que interviniera en la ‘relación’ de Ellie y Andrei. Esta sería una brillante estrategia mientras ella trataba de conseguir los poderes de la Joya Misteriosa.
—¿Saben quién pagará las cervezas esta noche? —preguntó Zack en voz alta al subir al autobús con sus amigos.
Johann y los demás ya estaban en sus asientos.
—Tranquilo, Zack. Es un viaje escolar —respondió Johann, a lo que Brad rió, como si realmente fueran a respetar las reglas.
—No importa, estoy seguro de que encontraremos una oportunidad —dijo Zack, al sentarse al lado de Andrei—. ¿Listo para ver a tu madre? —le preguntó, dejando el otro tema aparte.
—No es gran cosa.
—Deberías estar emocionado. Después de tanto tiempo la vas a ver.
—Ni siquiera Imelda está emocionada, no esperes eso de mí —contestó.
Y era verdad, Imelda se sentó junto con Madyson y no se veía tan contenta.
—¿Te preocupa algo? —preguntó Madyson.
—No sé cómo vaya a reaccionar mamá cuando vea el invento de Andrei. Está dispuesto a destruir sus teorías.
—Va a ser muy difícil. Tranquila, amiga. No siempre los inventos funcionan.
—Esperemos que sea así.
—Oigan, si vamos a invitar las cervezas, tenemos que organizar algo genial —dijo Johann, sentándose de lado en el asiento para ver a Joey y Brad que estaban atrás.
—Tienes razón. ¿Cómo es el lugar donde nos vamos a quedar? —preguntó Joey.
—Son cabañas a lado de un lago, típico para ir a una fiesta de verano —contestó George, poniéndose en la misma posición que Johann.
—Entonces, vamos a ver en qué cabaña nos quedaremos y ahí se hará la fiesta.
—Pero ¿Dónde vamos a comprar todo? —preguntó Johann.
—Tranquilos, hay un minisúper cerca. Ya saben, por los turistas que pasan las vacaciones ahí —contestó Brad.
—Bien, cuando lleguemos organizamos todo.
El autobús partió. Serían 2 horas de camino, las ruinas de Foreverfree City se encontraban al otro lado de la ciudad, ahí existió el Colegio Área 22 hace muchos años. Ahora se había convertido en un lugar turístico gracias a las teorías publicadas por Elysia, donde las familias y amigos pasaban las vacaciones rodeadas de ‘magia’.
—Ya veo, así que mis hijos vienen —dijo Elysia.
—¿Estudian en el Colegio de Estudios FC?
—Sí, en el último año. Ya se van a graduar. El tiempo ha pasado muy rápido…
La colega de Elysia le informó sobre la situación.
—Dicen que Andrei Warton ganó el Concurso de Ciencias y fue por lo que el gobierno patrocinó este viaje.
—¿En serio? ¡Qué alegría!
—No creo que le dé tanto gusto después de saber esto.
Elysia cambió su expresión.
—Viene a demostrar que todas sus teorías sobre la magia… son falsas.
La mujer no podía creer que su propio hijo estaba dispuesto a destruir su carrera. Para ella, seguía siendo el niño alegre que molestaba a los demás, eso hasta el día en que lo mandó a la escuela privada. Por unos momentos se arrepintió.
—Creí que se olvidaría de eso si lo cambiaba a un colegio público.