—¡Como siempre! Teniendo esa actitud egoísta… Tienes un grave problema, esa actitud no te llevará a ningún lado por muy inteligente que seas.
—¿Qué?
Andrei reaccionó, se supondría que Ellie se había ido, pero regresó.
—Ni siquiera te importa lo que piensen las personas que te quieren, sus sentimientos, ¡nada de eso! Tu madre ha estado trabajando duro para poder sacar a su familia adelante y todo lo que haces es tratar de destruirla.
—Escucha… no tienes por qué decirme estas cosas ahora.
—Si no te las digo yo nadie más lo hará.
—¿Y por qué tú?
Las lágrimas comenzaron a salir…
—Porque… soy la única chica que ha sentido algo verdadero por ti… la que se ha preocupado por ti en todo este tiempo y no te ha dicho nada por tu indiferencia… tal vez por eso soy una tonta… Tal vez esperé a que me correspondieras, pero ni siquiera estaba cerca de ti para hacerlo realidad… podría ser mi culpa que no pasara —seguía llorando.
—No es necesario…
—¡Y una cosa más! —interrumpió— Estoy enamorada de ti ahora, pero algún día aparecerá alguien que de verdad valore los sentimientos de las personas, y ese alguien me hará cambiar de opinión respecto a ti.
Él no sabía qué decir.
—Ya no quiero ser tu novia. Adiós.
La chica comenzó a caminar, limpiando sus lágrimas y dejando todo detrás de ella. Andrei se quedó ahí parado, sin la mínima intención de seguirla, estaba impactado por todo lo que había escuchado. Sabrina, que estaba cerca, se dio la vuelta y se mostró muy preocupada. «Ya perdí el juego…»
Ellie siguió caminando, estaba lo suficientemente lejos de ese lugar, así que era la oportunidad para Lucy.
—Hola, Ellie.
—¿Lucy? —se detuvo, ya tenía la cara libre de lágrimas.
—Lo que acabas de hacer fue un acto de amor, pero… no funcionó.
—¿Eh…?
—Aún así, todavía puede servirme tu corazón —Lucy apuntó al pecho de Ellie para hacer que una luz la atravesara.
La chica cayó de rodillas y la luz atrajo a un corazón rojo, una esencia del corazón respecto al amor. Tenía esa forma con la que lo dibujan en las tarjetas de San Valentín. Lucy lo tomó entre sus manos.
—Todavía es brillante, ¡qué bueno que llegué a tiempo!
Ellie se levantó. Estaba como si nada le hubiera sucedido. Esa cara de tristeza que tenía hace unos momentos, cambió a una cara de total indiferencia.
—Disculpa, me tengo que ir —se despidió el hada.
Emilly estaba tratando de hacer que Johann reaccionara. Luego de unos minutos, despertó…
—¿Qué sucedió?
—¿Estás bien? —preguntó la chica.
—Sí… muy bien —Johann se reincorporó y vio a Sherly—. ¿Por qué ella está congelada?
—Son cosas muy extrañas las que están pasando —respondió Emilly—. Y bueno… tendremos que encontrar las respuestas. «Dijo ‘ella’ en lugar de decir ‘mamá’… de verdad bloquearon su mente.» Pensó.
—Bien. ¿Y qué tenemos que hacer? —preguntó, dispuesto a ayudar.
—Por lo pronto tenemos que actuar como si nada pasara. Esto no lo pueden saber los demás.
Emilly le explicó a Johann lo que pasaba, omitiendo lo que le había pasado a Sherly para evitar confusiones, y ambos se pusieron de acuerdo para trabajar juntos. Los dos se vengarían de Lucy, ya que ella se estaba saliendo de control.
Fueron a la escuela al siguiente día. Todo parecía normal, incluso la intervención de Jessica para ‘ver lo del concierto’…
—Entonces, ¿nos quedamos de ver al rato? —preguntó a Johann.
—Claro, te la debo por el día de ayer.
—¡Qué bien! Oye, conozco un buen café para ir a ver lo del contrato. Estaría bien vernos allá.
—Sería buena idea, pero no sé si los chicos puedan ir.
—¡Con que vayas tú es suficiente! —Jessica estaba más que contenta por esa parte— No hay ningún problema.
—Entonces, nos vemos al rato.
Ellie entró al salón. Llegó y se sentó a lado de Joan.
—¿Por qué esa chica está en el salón? Ni siquiera va aquí —preguntó.
—No lo sé, creo que es la mánager del grupo de Johann —respondió Joan mientras se acomodaba el delineador en los ojos.
—No debería invadir aquí.
—Tranquila, suenas como Emilly —dijo Joan al dejar el espejo un rato—. Ahora no vayas a salir con que te enamoraste de Johann.
—¡Para nada!
—Oye, esa voz me gusta. Ahora te ves diferente —observó—. Es como si ya no te interesara el romance. ¡Por fin aprendiste!
—¿Tú crees?
—Y entonces, me dijo todo eso…
Jeremy estaba escuchando a Andrei, le había contado todo lo que pasó el día anterior.
—Por fin se atrevió a decir lo que todos queríamos decirte —dijo—. Esa chica realmente se decidió.