La Joya Azul

Conflictos y Peleas

Con tal de no soportar los regaños, Zack fue por Ellie, con el fin de mantener ‘ocupado’ a su amigo. Andrei se quedó esperando en la barra, sin duda, Zack no iba a cambiar, aunque lo sermoneara toda la noche. Ellie se acercó por atrás y le dio un golpecillo en la espalda.

—¿De verdad te duele? —preguntó.

Él hizo un gesto de dolor.

—Sí. Me lastimaron cuando todos se echaron encima para festejar lo del Concurso de Ciencias.

—¡Qué patético!

—Ellie, ¿Por qué aceptaste salir con Michael?

—Porque yo no voy a creer en nada de lo que diga Cupido, así que saldré con quien me dé la gana.

—¿Llevas tu bolso? —preguntó, a lo que ella asintió— Vámonos, te llevaré a casa. No me gusta este lugar.

—No me voy a ir sin despedirme.

—Vámonos —la rodeó con el brazo y caminaron hacia la salida.

Lucy estaba lanzando hechizos para atrapar a Cupido, pero él era mucho más rápido que ella, tenía la ventaja de poseer alas. Tomó una de sus flechas y la lanzó. Lucy alcanzó a esquivarla, pero la fecha se incrustó en una pared y desató una cortina de humo.

—Demonios… —maldijo ella.

Entre la cortina de humo, Cupido se acercó y sacó un lazo. Su intención era atraparla. Cuando la encontró, hizo que el lazo fuera hacia ella y la amarró.

—Por fin te tengo.

—¿Y ahora qué vas a hacer conmigo? —preguntó Lucy.

—Te encerraré para que dejes de complicar las cosas en el Mundo Real y también hablaré con tu madre, no sin antes pedirte que devuelvas ese corazón que robaste.

—Solo respóndeme una pregunta: ¿le dijiste a Andrei que su destino es estar con Ellie?

—Se lo dije porque merece saberlo. ¡Ahora regresa el amor de esa chica!

—Es una pérdida de tiempo que él lo sepa.

—¡Dámelo! Yo mismo se lo regresaré. Después de eso arreglaré las cosas con Emilly y Johann.

—No puedo darte algo que ya no existe.

—¿Qué? —Cupido se sorprendió al notar que Lucy estaba muy confiada.

Sin que lo esperara, el hada se desvaneció. Detrás de él estaba la verdadera Lucy y puso un hechizo muy fuerte sobre él. Ahora estaba atrapado en un cubo de cristal. En una barrera indetectable.

—¡Eres una tramposa! —Cupido trató de golpear el cristal, pero era imposible romperlo.

—Ese cristal no se romperá, está hecho con la magia que mi padre me enseñó. Por eso puedo hacer lo que yo quiera en el Mundo Real, sé de algunos hechizos ocultos.

—¡No puede ser!

—Ahora te hundirás y desaparecerás para que no vuelvas a molestar, pero antes de eso, te voy a decir un secreto.

Un conjunto de nubes se iba formando cerca de ellos, Lucy hizo que el cubo de cristal flotara hacia esas nubes.

—¡No tienes idea de lo que estás haciendo! Vas a desequilibrar la vida de estas personas.

—El secreto es: el corazón de Ellie fue destruido.

Cupido hizo una expresión de horror mientras el cubo se hundía en las nubes al ir desapareciendo poco a poco. Él sabía que, si un corazón era destruido, todo estaba perdido para esa persona.

Esto pasaba mientras que en el Mundo Real era un nuevo día en la escuela. En el salón no había clase, pero cada uno tenía sus propios problemas que resolver. Zack estaba con un dolor de cabeza y tenía que soportar el sermón de su amigo.

—Tranquilo, ya te dije que no pasó nada.

—Te conozco, Zack, ¿Qué hiciste? —decía Andrei— Hiciste que Marcy tomara vino y…

—Era cerveza —interrumpió—. Y ya te dije que no pasó nada. Me duele la cabeza, no fastidies.

—No te creo.

—Mejor dime, ¿Qué hiciste tú con Ellie? ¿A dónde te la llevaste?

—A su casa.

—¿Solo eso? Con razón ya no te quiere ver.

Por otro lado, antes de entrar al salón…

—Estoy muy molesto contigo, ¡me dejaste solo ayer! ¿Sabes cuántas chicas morirían por estar en una fiesta VIP conmigo? —reclamaba Michael, que estaba de visita en la escuela.

—Y tú, ¿sabes cuántos chicos morirían por salir conmigo? —respondió Ellie.

Michael tenía un plan que cumplir, así que ya no dijo nada al respecto.

—Perdóname, Ellie, es que me sentí mal cuando vi que ya no estabas.

—No importa. Te perdono.

—Y no sabes lo que pasó ayer. Tu amigo Zack estaba besándose con esa chica que llevó.

—¿Qué? —no podía creerlo.

—Me dirás ‘mentiroso’, pero aquí está la prueba —le mostró una fotografía donde se vería claramente el beso, y no solo eso, sino que estaban muy abrazados.

—No puedo creerlo… si Amanda se entera…

—Por favor, Ellie. No le vayas a decir.

La chica no prometió nada, sin embargo, Michael le dio la fotografía, sabía que ella no se quedaría callada. Se despidió.




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