La Joya Azul

Far Away, So Close

La chica repartió las tarjetas, configuradas de la forma en la que había dicho el plan.

—Entonces, todos debemos usar lentes oscuros —dijo Mike.

—Ya no tengo más.

—No importa, lo que cuenta es que ustedes no sean reconocidos —dijo Hansey—. Bien, tenemos que actuar. Si no logramos evitar que se alejen de la Joya Misteriosa, nuestra época sufrirá esas graves consecuencias.

—Esta es una misión de vida o muerte.

Los cuatro estuvieron de acuerdo y se prepararon.

—Ojalá yo también pudiera ver a mi papá de joven —dijo Hansey—. Mi mamá dice que era muy guapo.

—¡Olvídalo! —dijo Mike— Haremos esto rápido y nos iremos.

Se acercaron…

—¡Alto ahí! —gritó Andrea.

Todos quedaron perplejos al encontrarse con cuatro adolescentes a esa hora de la noche y en medio del parque solitario.

—¿No es hora de que ya estén dormidos, mocosos?

—¿Y si son fantasmas, Zack? —preguntó Oliver, escondiéndose detrás de Jeremy.

—No seas idiota —dijo Andrei.

—Si no se van en estos momentos, la van a pasar muy mal —Zack sacó una navaja.

—Somos agentes del gobierno, no nos puedes amenazar de esa manera —Andrea sacó la identificación falsa.

Mike estaba un poco asustado, Hansey y Erick hicieron lo mismo que su compañera, tenían que ser seguros de sí mismos para que se lo creyeran.

—Están desenterrando en una propiedad privada. No se acerquen a la Joya Misteriosa, le pertenece al gobierno.

—El gobierno no sabe de la joya. Cualquiera, aunque sea una niña que pretende saberlo todo, debería saberlo —respondió Andrei, cruzando los brazos.

La joven estaba molestándose por esa actitud, pero tenía que seguir con el juego.

—Una historiadora llamada Elysia Lemon ha estado investigando sobre esto. Ahora nosotros nos encargaremos, ¿Por qué creen que los investigadores e historiadores se han retirado del caso? —estaba muy bien informada antes de hacer ese viaje.

Todos se sorprendieron, era normal que el asunto de la Joya Misteriosa trascendiera. Además, era cierto, las investigaciones y búsquedas sobre la joya cesaron en esos días.

—¿Por qué el gobierno mandaría a cuatro adolescentes? —preguntó Zack.

—¿No sabes lo que significa ‘agentes en cubierto’?

Mike, Hansey y Erick ya se veían más seguros, Andy estaba logrando la misión.

—Además —dijo Hansey—, ¿No creen que es muy raro que nosotros pasáramos por aquí en este mismo momento? Los estaremos vigilando a partir de ahora.

—¿Sabes qué? Es mejor dejar esto en paz —sugirió Esteban—. No son adolescentes comunes y corrientes. No nos tienen miedo.

—Tiene razón. Vámonos, Zack —apoyó Oliver.

—Por lo que veo, esto es en serio —incluso Andrei se convenció.

Después de pensarlo por unos segundos, Zack por fin decidió.

—Vámonos de aquí.

—Antes de eso —intervino Andrei—. ¿Ustedes van a sacar la Joya Misteriosa? ¿Qué van a hacer con ella?

—¡No te preocupes! —respondió Hansey— Sabemos perfectamente que es el tesoro de la ciudad. No nos conviene que otros gobiernos se enteren de esto. Es mejor que su existencia quede como un cuento de hadas.

Los demás asintieron, era una respuesta muy brillante. Comenzaron a recoger las herramientas y sus cosas. Andrea, Hansey, Mike y Erick esperaron hasta que se retiraran por completo. Antes de irse, Jeremy los miró fijamente, los demás empezaron a caminar.

—¿Sucede algo? —preguntó la líder.

—Nada —contestó—. Solo me parece que ustedes no son de aquí —se despidió con una sonrisa y alcanzó a sus amigos.

Los adolescentes quedaron confundidos y una vez que la banda de Zack desapareció entre los árboles y la oscuridad…

—¿Qué quiso decir con eso? ¿Se dio cuenta? —preguntó Mike, un poco alterado.

—No importa —dijo Andrea, al quitarse los lentes oscuros—. Espero que no vuelvan por la joya. Por el bien de nuestro futuro.

—Regresemos a ver que pasó —dijo Hansey, sacando la Joya Azul y usándola como si fuera una máquina del tiempo.

Emilly estaba mirando por la ventana de su habitación…

—¡Qué raro! Sentí como si hubiera dos joyas azules —dijo, al sostener la suya—. Y si no me equivoco, ese pequeño resplandor vino del parque antiguo. ¿Habrá sido la Joya Misteriosa?

Regresó a su cama. No podía dormir pensando en eso, estaba preguntándose por qué no sentía miedo, era como si algo muy familiar hubiera estado ahí. «Tal vez solo es una señal de que la joya existe.»

Al día siguiente.

—Quería traerte a este lugar, crei que te gustaría probar uno de los helados que venden aquí —dijo Johann.

—Está delicioso.

—Emilly, tengo que decirte algo muy importante.




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