La Joya

7 - Epílogo

Alara se sentó en la mesa de su madre a esperar por su familia junto a su prometido, Shin tenía un hermoso traje negro y parecía todo un imperial. La lluvia azotaba la ventana y podía ver los relámpagos en el horizonte. La mansión de su familia era exageradamente grande y sabía que su hermano la había construido. La ostentación era evidente y podía ver cuadros pintados a mano de los miembros de su familia. Su vestido era cómodo, pero estaba odiando sus zapatos y tenía muchas ganas de quitárselos.
“Te dije que no te iba a gustar, preciosa.” Dijo sonriente Shin.
“No sé si quiero llevarlos con tu mamá, Shin… No sé cómo reaccionarían.” Dijo apenada Alara.
“No lo sé, tu madre es muy educada. Tú decides, prometida.” Dijo sonriente Shin. “Supongo que ya eres amiga de las chicas si pusiste esto en Mando’a.” Terminó acariciando su anillo.
“Esa frase es hermosa.” Dijo sonriente Alara. “Me gusta ser tu prometida… Voy a hacer una esposa molesta, Shin. Espero que estés preparado…”
Shin acarició su pierna bajo la mesa.
“Me gusta ser tu tesoro…” Agregó apenada.
“Siempre lo has sido, una joya escondida dentro de mi corazón.” Dijo al aire Shin. “Vas a casarte conmigo en Bosan… Así que tienes tiempo para escaparte.”
“Ahí estaré…” Dijo sonriente Alara. “No sé si a ellos va a gustarle, pero… Quiero ser una Karadin como tú…”
“¿Tienes planes?” Preguntó divertido Shin.
“No sé… Quiero… quiero construir una casa, para nosotros… Me encanta vivir en el templo, pero…” Dijo apenada Alara. “Quiero… no sé, quiero muchas cosas, Shin. Quiero ser mamá en algún momento.”
“Vas a tener que convencerme, tesoro.” Dijo sonriente Shin. “No creo que te cueste demasiado.”
“Lo sé…” Dijo sonriente Alara. “¿Tú tienes planes?”
“Quiero hacerte feliz y ya quería construirnos una casa, hasta me reservé una pequeña isla cerca del templo. La oculté de tu amiga, así no me la robaba.” Dijo jocoso Shin.
“Buen trabajo.” Dijo sonriente Alara. “¿Dónde están?” Preguntó mirando al mayordomo que custodiaba la puerta en la distancia.
“Deben estar poniéndose su ropa de casa, preciosa.” Dijo pensante Shin. “Vamos a tener el romance otro día. Voy a cocinarte, vamos a cenar entre velas y después vamos a hacer el amor… Voy a terminar durmiendo arriba o abajo tuyo, como más te guste…”
“Es la cita perfecta.” Dijo sonriente Alara. “Yo… yo quiero hacer un picnic, tengo un lugar que siempre quise llevarte, de paso podemos visitar a Tori y Juna. Nada de sexo, es un lugar sagrado.”
“Prometo besarte con el máximo decoro posible.” Dijo jocoso Shin. “Llamé a los… primeros aprendices.” Agregó pensante.
“Hussan estaba entusiasmado.” Dijo pensante Alara. “Voy a ayudarte todo lo que pueda…” Agregó mirándolo con cariño. “¿Por qué todo te queda bien? A veces quiero… Tú sabes.”
“¿Atraparme contra la pared para amarme?” Dijo sonriente Shin.
“Las chicas estaban orgullosas…” Dijo apenada Alara.
“Esas tres son malas influencias…” Dijo sonriente Shin.
“Tú querías corromperme un poco…” Dijo divertida. “Estas tormentas… ¿Por qué puedo sentirlas?”
“El planeta está enojado, tesoro. Habrás notado que este lugar es como… Korriban. Está atado al lado oscuro. Por eso todos los animales son predadores, por eso el clima nunca está tranquilo.” Dijo sonriente Shin. “Xania siempre hablaba de las tormentas del Emperador, ella prohibió los rituales para que el planeta tenga un clima más estable.”
“Ah… asombroso.” Dijo pensante Alara. “Entonces… ¿Puedo sentir el… humor del planeta a través de las tormentas?”
“Algo así…” Dijo sonriente Shin. “Mi prometida está encantadora…”
“Vitti dice que me quedan bien los vestidos.” Dijo sonriente Alara. “No me gustan los tacos.”
Los Domo-Sareh entraron coquetamente por la entrada, Shin sabía que ya se habían acostumbrado a su presencia. Mikel apretó su mano cuando se pusieron de pie para recibirlos.
“Madre, padre… Gracias por recibirnos, fuimos a Kaas y su empleado nos envió a… este lugar.” Dijo sonriente Alara.
“Ali, estás preciosa…” Dijo sonriente Karol. “Shin es todo un imperial.” Agregó sonriente.
“Es nuestra obligación recibir a nuestra hija, me disculpo por la espera. Recién llegábamos de la oficina.”
“Pasamos por el planeta y quería verlos.” Dijo sonriente Alara. “Parece que Daneil no está en casa.”
“Debe estar paseando, querida. Le dejaremos tus saludos.” Dijo sonriente Mikel.
Ya sentados, Alara miró con cariño a Shin para dar las noticias.
“Madre, padre… Tengo noticias… Me voy a casar con Shin.” Dijo contenta con los ojos sobre su prometido.
Alara estaba sorprendida con las expresiones de sus padres, pero Shin era todo lo que necesitaba en su vida.



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Editado: 11.08.2023

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