Jaime
J
aime respiro profundo ante el espejo mientras se abrochaba los botones de su abrigo y se ponía su reloj, quizás era muy formal para conquistar a una chica, se quito el abrigo, a la mierda su vida de ejecutivo, de formalidades como un banco que le rinde cuentas al gobiernos, a todos los que invierten y más aun a los usuarios que necesitan que todo sea formalmente responsable como se acordaba en el contrato de solicitud para apertura una cuenta, quizás creer que necesitaba un amor lo llevo a encontrarse con Lucy; una chica con muchas aspiraciones, que no podía hacer realidad por la falta del tiempo, ambos necesitaban escaparse de us problemas y el ya no quería ser la marioneta de una avariciosa chica que se volvió mala, miro un retrato de Lucy con él en su recamara la coloco boca abajo, <<que Lucy y sus trampas se vallan a la mierda>> -pensó- y si eso significaba ir a la cárcel y manchar el apellido de su familia lo haría, ya no quería ser lo que Lucy no podía hacer por ella misma, agarro las llaves de su deportivo e iba buscar a esa chica que lo hacía sentir amor de nuevo, sin importarle Lucy o lo malo que pudiera ocurrirle. Al estacionarse en las afueras de la casa toco lo bocina de su vehículo negro y salió Camilk con su peluca rubia de corte alto en la parte lateral y flecos que llegaban a la quijada y pollina, con los labios rojos, un vestido corto de color dorado y un abrigo de plumas color cachi, Lucy reconoció el sonido de ese vehículo era inconfundible, desde su habitación acostada se levanto y espio por la ventana, Camilk se montaba en un deportivo negro que se parecía a el de Jaime, no, era imposible pensaba ella, el estaba jodidamente enamorado de ella, <<¿Pero que estas pensando estúpida?>> -se dijo a sus adentros Lucy. Claro que era él, era su vehículo, la misma matricula el vehículo se fue.
La Karda
L
legaron a una mansión donde posiblemente nadie los encontraría tres veces más grande que la Mansión Rosa y tres veces más lujosa y sin ningún color rosa en sus instalaciones, todas las señoras de limpieza están de un lado a otro moviéndose, limpiando como si acabaran de recoger un vaso de vidrio que se cayó e intentaban dejar todo impecable, la Karda se dio cuenta, pero ya era suficiente con que Yajaira no se encontraba nada bien, estaban en peligro, lo iba a dejar pasar por alto pero no por tanto tiempo, solo estaba muy impresionada, pensaba que el “Niño” siendo un inservible para nada y un maleante de lo peor llevaba una vida mejor que la de ella en Hollywood, se suponía que todo ahora le pertenecía a Yajaira, la miraba y la pobre lloraba y lloraba mandaron hacerle un calmante para que descansara un poco ya que era muy peligroso para su embarazo que estuviese agitada después de la lluvia de balas en la casa de la playa como un montón de abejas asesinas en sus cabeza, era lo mejor, Yajaira se hacia la dura e intentaba hacerse la ruda pero solo era una chica más que no supo manejar su vida, no escuchar en la adolescencía a nuestros padres nos hace ver el mundo de otra manera quizás divertida pero cuando pasas la pubertad y te lanzas para tocar con las manos el cielo te das cuenta que no hay nada ahí, donde sostenerse y caes de culo en el suelo, solo ahi en ese momento recuerdas que gran parte de tu vida estuviste perdiendo el tiempo, dejando la escuela, escuchando amistades que no hacen más que dañarte, enamorarte del chico equivocado y no es parte de una maldición ni parte del destino, esas boberías inventadas por la humidad o por un montón de abuelitas luciendo sabias con sus nietas, no es mas que falso, la vida es lo que queremos que sea, y ahora ella no sabría que hacer el “Niño” no tenía la culpa de que sus padres no hubiesen sido mejores, porque no sería nada normal darle una vida de narco a un bebe, a su hijo, ahora en su vientre, no queria eso para el, el “Niño” tampoco lo hubiese queriado. Yajaira se fue acompañada de Dubraska a una de las habitaciones que las guiaba un ama de llaves, Cameron se quedo con la Karda ambas odiaban a los guaruras y estaban rodeadas de muchos de ellos armados y viendo de un lado a otro con sus caras de perros domésticos esperando que sus amos les den la orden de matar a quien sea, ambas sabían que esos hombres, podrían venderle sus secretos, sus vidas, incluso sus palabras a cualquiera, no les gustaba lo mas minimo. Chirstian estaban haciendo una llamada en la sala de estar en la mansión desde un radio, la miro y le hiso una seña que esperara un segundo, la Karda se cruzo de brazos y Cameron entendió que debía irse, subió al piso donde estaban Dubraska con Yajaira, para no incomodarlos.