Sed De Venganza
Camilk
E
staba segura que no olvidaría jamás ese día con Jaime había estado esperando vomitar después de la pasta con queso palmesano y carne, la sopa de res y después pasaron por el centro comercial por un helado quizás era demasiado pero ella jamás se negaría a un helado de fresa, jamás, ni aunque hiciera una de las dietas locas de su madre, de un momento a otro vio la tienda de vestidos de novia por la cual siempre comentaba con sus amigas que iba usa, habían muy bonitos vestidos pero de lo que no estaba segura era si algún día se casaría, cuando era pequeña pensaba que el matrimonio era lo más hermoso pero cuando creces no sabes si es mejor aceptar que el matrimonio apesta, después del divorcio de tus padres, prefieres adoptar10 gatos con nombres de tus ex en alguna mansión porque si, jamás abandonaría la idea de hacerse millonaria por sus propios medios, pero lo que ocurrió la dejo helada de la nada sintió ganas de vomitar y el la miro, obviamente no vomitaría en sus zapatos y menos en una cita con él.
- ¿Ocurre algo? — Le pregunto el algo interesado y preocupado. Pero Camilk negó y sonríe negándose a vomitar. Y de la nada el agarro su mano fuerte con sus manos grandes y fuertes, ella tenía manos de barbie delante de las del, era como cuando era bebe y agarraba la mano de su muñeca o las de sus hermanas. Se puso tan colorada que pensó que brincaría de la alegría Jaime había hecho que ella pensara diferente del, no se comportaba como un patán o un creído solo la hacia reír con sus chistes de la infancia y la universidad la verdad a ella no le parecía nada graciosos pero que él tuviera esa entrega por contarle de su vida y verlo sonreír, para ella era muy importante y le seguía la línea cómica. La noche llego mucho más rápido de lo que habían esperado, ninguno de los dos quería que terminara el día, Camilk esperaba que él le dijera que pasara la noche con el, pero fue algo que no sucedió, eso hiso que lo amara más aun.
- Nos tenemos que ir— Decía el viendo su reloj quizás un poco triste.
- Lo sé— Ella tampoco sonaba nada animada de irse. Con el vehículo en marcha para llevar a Camilk a la mansión rosa, permaneció el silencio por algunos segundos.
- Quiero decirte que me has hecho pasar uno de los días más felices de mi vida— Camilk empezó a llorar— Desde que era niña y papa estaba aun con vida no me había sentido así, gracias.
- Sabes que cuentas conmigo, pero no llores una pequeña y linda chica no debe llorar el mejor día de su vida — Camilk empieza a sonreír un poco mientras se seca las lágrimas con el pañuelo que le había dado Jaime en el restaurante.
- ¡Te quiero!— Dijo Camilk — ¡Extraño!. — La miro y empezó a gritar.
- ¡Yo te amo!— A todo pulmón mientras bajaba los vidrios del vehículo.
Kai
K
ai se despertó de nuevo en el mismo infierno donde la habían mantenido durante los últimos días, quizás nadie pudiera decirle que hora era o que día pero sabía que aun no se celebraba la met gala y estaba invitadísima, no quería perderse el evento, sus amigas estarían ahí, el sol no tocaba la habitación solo un ángulo y era muy poca luz, y supo que era de noche.
- ¡Quiero salir! — Empezó a gritar— ¡Déjame salir maldita cucaracha! — Decía a gritos aunque sabía que Lucy no la escuchaba pero sentía que debía decirle, no había comido en los últimos días le ardía el estomago, estaba algo débil quizás no sobreviviría los últimos días sin ni siquiera probar algo de agua, sus labios estaban resecos, respiro profundo y de la nada escucho el sonido de unos tacones sin duda era ella, sabía que era el sonido de un tacón porque era mujer, las mujeres reconocen ese sonido donde sea que estén. — ¡Auxilio! — Grito por si se trataba de otra persona, pero al ver aquella mujer, supo que no era Lucy, se trataba de alguien que jamás imagino que pudiera hacerle algo así.
- ¿Skay? — Dijo Kai algo incrédula.
- Pues claro mama, ¿Quién mas va hacer? — Puso los ojos en blanco Skay.
- Ven, suéltame, antes de que vengas esos hombres y te dejen aquí también— En eso Skay empezó a reírse fuertemente que sonaba su eco en la solitaria, bueno ni ella sabia donde estaba exactamente. — ¿Cómo me encontraste? — Le pregunto Kai algo molesta.
- Vamos mama no seas tonta— Se acerco un poco a su madre— ¿Me ves cara de detective o algo así? — Se empezó a reír. — Y si obvio que estoy del lado de Lucy por eso estoy aquí.
- Por Dios soy tu madre— Empezó a llorar Kai— ¿Cómo pudiste estar de acuerdo con que me hiciera esto? — Le pregunto Kai.
- La Karda también era tu hija y oop! La traicionaste sin ni siquiera pensarlo, pero no, no te alegres Lucy hiso esto sola yo solo vengo a sacarte de aquí ¿Contenta? — Saco un cuchillo y se acerco para romper la cinta adhesiva industrial que mantenía a su madre a la silla. — Hueles terrible madre— Se quejo Skay mientras intentaba contar el cinta adhesiva sin cortar a su madre.
- Pues limpie tus…— Pensó en que ella nunca lo hiso porque le limpiaban los pañales las sirvientas — Pero técnicamente olí también tu caca cuando eras pequeña.
- Ajam— Decía Skay en señal de que no quería pelear con su madre. Caminaron al vehículo y se fueron a la mansión rosa.