La Karda (home Come)

El Juicio Perdido

Carmelita

C

armelita no podía creer lo peligrosos que se podían poner los paparazzi para entrar a la mansión rosa, querían ver a la verdadera Karda y hacerle preguntas sobre su vinculación con el cartel del sur, no paraban de llegar carros llenos de cámaras, periodistas por todos lados, algunos intentaron llegar por la piscina lanzándose de helicópteros para infiltrase en la mansión con sus cámaras, poner todas las imágenes de los mejores ángulos posibles sobre una Karda que se escondía de la prensa y sobre todo de la ley, entre Carmelita y las mujeres de servicio de la mansión se encargaron de vigilar la piscina, la entrada principal, mientras la otras vigilaban dentro de la casa, ninguna podía quedarse ni siquiera a pensar en probabilidades porque si no era que un periodista se trepaba por los muros, otro que miraba por las ventanas, cerraban las ventanas con seguro, ponían toda la casa a salvo de entrometidos del entretenimiento como los llamaba Carmelita. Ella no podía entender desde cuando tanta gente se podía interesar de repente en la vida de la Karda, y mucho menos por si estaba ligada con un cartel de droga, no lo entendía. Trato de poner a la mansión a salvo de todos esos locos paparazis, mientras Maya una de las sirvientas cantaba a susurros la canción “Paparazzi” de Lady Gaga, Carmelita la miro raro porque no entendía nada lo que decía la canción porque pensaba que era del demonio. Pero tanta seguridad no fue suficiente para evitar que uno de los paparazis entrara por la puerta de servicio de atrás de la mansión por donde sacaban la basura y salían las señoras de servicios sus días libres, salió corriendo por las escaleras a el pasillo de las habitaciones mientras Carmelita salió corriendo de tras de él pero se llevo la Biblia en sus manos como armamento, el se encerró en la habitación de la Karda, que ahora ocupaba la usurpadora de Lucy, Carmelita intento golpear, llamar pero no abría nada, fue a buscar la llaves se había acordado que era la señora de servicio de la mansión con acceso a todas las llaves y entro, Maya intento esperar afuera asustada porque no sabían de lo que eran capaces esos hombres del entretenimiento para encontrar información para sus revistas y programas de chismes.

  • ¿Está segura que va entrar? — Pregunta Maya con miedo.
  • Yo no le tengo miedo a esos tipos— dice Carmelita valiente— estoy con mi espada— señala la Biblia entra en la habitación y ni rastro del periodistas terrorista que entro en la casa, todo estaba hecho un desastre quizás no había sido él pensó Carmelita, Lucy no las había dejado limpiar ni siquiera salía a comer después de su atroz asesinato, la luz estaba apagada, la enciende pero él no estaba en la habitación pero la puerta del baño estaba cerrada, se acerco y la abrió con cuidado pero no había nadie ahí tampoco, pensaba en donde se había metido el intruso, luego miro al closet y a la puerta encontrando su mirada con la de Maya desde la puerta de la habitación haciéndole señas que saliera pero Carmelita no tenía miedo. Se acerco al closet con la Biblia en la mano.
  • ¡Sal de ahí bandido!— dice ella.
  • ¡No!— dijo el tipo, quizás 19 años, un pasante en alguna revista de chisme que diera su vida por tener la exclusiva por la foto de la Karda destruida— porque usted me va a pegar con la Biblia.
  • ¿Cómo puedes estar seguro de eso? — dice Carmelita sonando como si eso no fuera así.
  • Entonces ¿Por qué tiene la Biblia en las manos? — pregunta el— tengo algo mejor para usted y le aseguro que más fácil para los dos, le doy mucho dinero ponga un numero y me deja tomar una que alguna foto de este lugar y sobre todo de…— Carmelita no lo dejo terminar y abrió el closet y le dio un par de bibliasos desde la habitación hasta la puerta tirándolo al suelo, luego le tiro la cámara que se rompió al chocar con el suelo, el periodista salió corriendo.
  • ¡ESTA LOCA, ESTA LOCA!—Decía corriendo entre sus otros colegas que se aterraban por la seguridad de la mansión,
  • Y que sea de reflexión para todos, que no lograran más que una paliza quien entre a esta casa decente sin permiso— decía Carmelita quien cerró la puerta de golpe.

 

 

Karda

 

 

L

a Karda iba de regreso a la mansión rosa con su hermana mayor Skay riéndose de cómo Skay y ella siempre habían estado enemistadas por diferencias que ninguna de las dos es capaz de aceptar, de lo que había estado haciendo la Karda para resurgir la empresa familiar y su carrera antes de que Lucy la enviara a Venezuela, desconectándola de su vida y su familia, del matrimonio y el divorció de Skay durante todo ese tiempo distanciada de toda su familia y su madre, y Skay hablando de lo duro que según ella dice que fue elegir entre ir a Francia o Viajar a ver a su familia, luego de tanto hablar venia carros que las seguían y las sirenas empezaron a sonar por toda Miami.

 

  • Señora es la policía— dice el chofer.
  • ¿Qué querrán? — dice la Karda un poco desconcertada de lo que sucedía, pero Skay no decía nada, se bajaron del vehículo los policías las apuntaban con sus armas como si fuesen el terrorismo, la Karda no lo entendía.
  • ¡Ponga las manos en alto y no se resista señora Karda!, esta arrestada por estar presuntamente involucrada en actos de contrabando y lavado de dinero — gritaron los policías sin dejar de apuntar, Skay puso de inmediato las manos en alto.
  • ¿De qué hablan? Esto es una broma, no— la Karda dice sonriendo pero se queda petrificada cuando Skay que levanta las manos y luego a los policías que la apuntan con la tensión de que pudieran disparar.
  • ¡Entrégate!— dice Skay gritando, la Karda la mira molesta, era una trampa.
  • Me la vas a pagar— dijo la Karda a su hermana quien se empezó a reír en su cara, por lo tonta que había sido al creer en ella.
  • Háganle a su hermana el favor y entréguese, no se resista— Fue lo último que recordó, solo que lo siguiente fue un golpe en la cabeza que la dejo inconsciente por lo menos lo necesario para que la llevaran a las cerdas de la comisaria del condado de Miami, estaba con un atuendo anaranjado fluorescente que no tenía nada de estilo, y le quedaba holgado,  odiaba ese lugar cuadrado con barrotes de hierro a los lados, una litera con una especie de colchoneta de yoga realmente incomoda una almohada húmeda que olía a moho, no había baño, ni lavado, quizás era el peor lugar donde se podía estar, pero de lo que no estaba segura era de que saldría de ahí, por esos horrendos delitos que la incriminaban hasta los huesos por su hermana. Luego llegaron dos mujeres riéndose de ella, una era la desgraciada hermana de la Karda; Skay y la otra era… no podía ser posible, o solo que los muertos estuvieran volviendo a la vida como los caminantes de Game Of Thorne, pero ,no, era peor, la maldita Lucy, la responsable de todo esto.
  • Al parecer nuestros encuentros son muy claros tu en la cárcel y yo libre — empezó a reírse con una peluca ridícula color violeta con gafas vino tinto y chaqueta negra sobre un bracier negro dejando su ombligo al descubierto— ¿La pregunta aquí es te darás por vencida? — pregunto.
  • ¡Nunca!— la Karda intento agarrarla de la chaqueta pero esta se alejo rápido.
  • De esta no saldrás, como la ultima vez, acabo de dar claras declaraciones sobre tus movimientos de dinero a cuentas fuera del país y dinero que no puedes explicar al banco, y eso te mantendrá aquí sin que tenga que hacer nada más— dijo secamente como venganza y palabras llenas serenidad Skay.
  • ¿Por qué me haces esto? — le grito la Karda que no comprendía cómo podía hacerle esto.
  • No lo sé, será porque mi madre influyo o porque te odio desde que naciste maldita, todo lo que era mío lo tienes y ahora lo que tienes es mío, es como el karma  — empezó a reírse.
  • Adios, que disfrutes tú nueva casa— dijo Lucy riéndose, no, ambas se reian de ella, la Karda empezó a golpear la almohada y miro por la puerta por donde salieron esas dos llorando. Paso segundos llorando o quizás algunas horas llorando pero cuando termino de sollozar y vio que sus ojos se desgastaban de la inundación de su corazón por la rabia y la frustración de que esas dos se salieron con la suya.



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En el texto hay: humor negro

Editado: 24.07.2020

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