La Legión de los Malditos

Unión de alianza

La estadía de Nyliare y Zharek en Dehike era plena, cuando habían regresado al castillo decidieron descansar juntos en la misma habitación y al despertar pudieron encontrarse con el rostro somnoliento del otro. Era uno de las primeras veces en las que dormirían juntos, y ambos lo apreciaban sin limitarse ni un poco en los actos. 

La calma que sentían incluso aun expectantes por una respuesta por parte de los reyes se debía a la presencia del otro. Nyliare hubiera perdido los nervios de no ser por la presencia de Zharek a su lado, y para el príncipe una noche en Dehike nunca había sido tan revitalizante.  

Aun así, Nyliare tuvo que ir a su habitación en busca de otras ropas. Se decantó por un vestido vaporoso que la hizo sentirse fresca sin la necesidad de mostrar tanta piel. Zharek y ella se encontraron en el desayuno, sentándose sobre almohadones alrededor de una base de madera que funcionaba como mesa donde desayunaban los reyes y su hija Nura. El príncipe y la elegida se sintieron incómodos, más que todo por la mirada exhaustiva que la princesa Nura les daba, como si supiera que venían del mismo lecho. 

Mientras trando, los reyes siguieron disfrutando de su desayuno. En la base había frutas, cereales y hortalizas, así como delgadas rebanadas de pan para acompañar los vegetales. Lo más entretenido de todo, es que todos comían con sus manos sin preocupaciones, utilizando el pan como si fueran los cubiertos. En Calluhn la etiqueta en la mesa era bastante rígida, primero los alimentos debían ser bendecido de los dioses antes de ser llevados a la boca, y debían ser comidos de una forma específica utilizando cubiertos de distintos tamaños y formas, por lo tanto,  Nyliare estaba lo suficientemente entretenida con su comida como para esperar alguna presentación por parte la princesa. 

—Espero que haya pasado una buena noche, Valgt. Permítame presentarme, soy la princesa Nura de Dehike, es un honor conocerla y compartir con usted nuestras delicias —Nyliare asintió en dirección a la princesa con celeridad, mientras se esforzaba en masticar para responder. 

Zharek no pudo evitar sonreír, tendiendole una servilleta de tela a Nyliare para ayudarla; las manos de ambos se tocaron por unos segundos y los ojos del príncipe se estrecharon con ternura mientras observaba a la elegida limpiarse la comisura de sus labios. Cosas tan sencillas que los hacían cada vez más cercanos y que no podían evitar disfrutar por la cierta complicidad. La princesa Nura notó la intimidad, y no le gustó para nada notar como ambos estaban sentados tan cercanos mientras ella estaba a metros de su prometido. 

—Es un gusto conocerla, princesa Nura. Dehike ha sido tan maravilloso con nosotros… Pero verán que no tenemos el tiempo suficiente como para hablar de banalidades —comentó Nyliare con un gesto educado. 

Los reyes asintieron en dirección a la elegida. La noche anterior ambos se habían dedicado a meditar y platicar con los dioses, la decisión que tomarían a partir de eso no era sencilla. Podrían enviar a sus soldados y perder, eso no solo mataría a cientos de habitantes de Dehike, sino que reduciría los números en sus filas, lo cual los dejaría indefensos contra una invasión de Shullak, aun así, los soldados de Dehike eran conocidos por sus grandes habilidades de batalla, no por algo la mayoría de los Nikes nacían en Dehike. 

—Lo hemos pensando seriamente, Valgt, y hemos tomado la decisión que los apoyaremos con un pequeño grupo de nuestros mejores soldados. Verá, no podemos dejar indefenso a Dehike, las tropas de Shullak son fuertes y si hay una pequeña posibilidad de que seamos vencidos entonces lo mejor es que nuestro reino esté capacitado para defenderse —Zharek escuchó con atención y entendió la preocupación del rey. Calldesh tenía las puertas del alma, nadie de Shullak podría atravesar sus puertas para atacar su reino, pero Dehike no tenía más defensa que sus propias espadas. 

Nyliare asintió, agradeciendo la ayuda de Dehike. Sabía que tenían miedo de oponerse al régimen de Shullak, pero estaban dispuestos a ayudarlos y eso era lo único que podía ver en esos momentos. Con el apoyo de los soldados que los reyes les proporcionarían sería más que suficiente. Pero Nyliare tenía algo que la preocupaba incluso más que la guerra, había algo más que debía discutir con los reyes. 

Los ojos de Nyliare impactaron en los de Zharek y ambos suspiraron sabiendo que el tema podría ser un poco más delicado que la misma petición de luchar junto a ellos. Los reyes de Dehike amaban a su hija, si en algún momento la ofendían podría ser perjudicial. 

—Tenemos otro asunto el cual discutir… —Nyliare miró a la princesa Nura y de inmediato la reina Raissa le ordenó que abandonara la sala para que les diera privacidad, pero Nyliare negó —Esto también incluye a la princesa Nura. 




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