La Leona En La Cantera Del Pandicornio

CAPITULO 3

-¡No manches! ¡Te estás clavando con él!

-¡Claro que no!

-¡Claro que sí!

-¡No es cierto…! Sí, es guapo, ¡pero de ahí a estarme clavando hay un mundo de distancia!

-¡No inventes, Narah! ¡Ni te acordaste de que ibas a ir al cine con Andreas el sábado! Además, tú jamás dices mentiras y a este niño le estás mintiendo, mi chava.

Se cubrió la frente y los ojos con las manos. -¡Lo sé y no entiendo por qué…!

-¡Pues porque te gusta, babosa!

-¡Entonces dispárame de una vez, antes de que comience a usar chiquifaldas y tops para él!

-¡Ay, no te azotes! Si tanto miedo te causa solo recuérdate que es mujeriego y reventado. Las dos características que tienen todos los chavos de los que siempre hemos corrido, chulis.

-Y anéxale que vive en Veracruz.

-Andas. Y evitarás, por sobre todas las cosas, recordar lo que hizo ayer porque eso lo encumbró en tu corazón.

Suspiró: -Totalmente… Pame, ¿estoy perdida?

Andreas apareció:

Morenita, qué carita! Lo sé, lo sé. Estás triste y molesta porque te planté y ya no nos vimos el fin. ¡Discúlpame, nena! Ya no te llamé porque después del entrenamiento me fui con los chavos a festejar y el sábado me salieron otros planes.

-Está bien, Andreas. No estoy enojada.

-Sí, primo. No te preocupes. Mi amiga pasó un fin de semana muy interesante.

-¡Ah! ¿Sí? ¿Qué hiciste?

Pamela le estaba dando la pauta para arreglar sus asuntos pero no se atrevió: -Pues verás: Fui a Cholula con mi mamá y Daniel.

-¿Qué me trajiste?

-Nada. Lo siento.

-¿Ni un besito?

  1. beso sí.

Cuando se quedaron solas su amiga sacudió la cabeza, señalándola de arriba abajo con desaprobación:

-¡Medita en tu actitud, señorita “Anti-Narah”! Voy a mi clase. Al rato nos vemos.

 

Salían de la escuela. Lo vio recargado en la moto. Se detuvo sorprendida y tomó a su amiga discretamente del brazo:

-¡Está aquí!

-¿Quién?

-¡Jaziel! ¡Es el chavo que está en la moto!

-¡Ay, ay, ay! ¿Sí, diga? ¡A sus órdenes! ¡Es un forrazo! ¡No, pues con razón andas como andas! ¡Hasta yo mentiría por un cuero así!

-¡Ssssht! ¡Ahí viene!

-¡Hola, bonita!

-¡Hola! ¿Qué haces aquí?

-Vine por ti.

Sintió que el cielo se le venía encima. Pidió a Dios que Andreas no saliera.

-…Ella es mi amiga Pame.

-Hola, amiga Pame. Jaziel Gabaldi.

-Hola, Jaziel. Mucho gusto.

-¿Nos vamos?

-Sí. Bye, Pame. -Unió su mejilla a la de su amiga.

-¡Quiero detalles! –Susurró. Se sonrieron. Pame le guiñó un ojo y se fue al estacionamiento. Platicaban alegremente mientras le ponía el casco. Andreas salía y los miró. Intrigado por la familiaridad con que ese desconocido acariciaba la cara de su novia se acercó y le pasó un brazo por el hombro:

-¿Te vas sin despedirte, morenita? –Sintió la sangre helársele. Abrió los ojos cual platos y se llevó las manos a la boca sin atreverse a mirar a Jaziel que era visto despectivamente por el novio: -No te conozco, ¿verdad? ¿Quién eres y a dónde crees que vas a llevar a mi novia en moto? ¡Ella odia las motos!

-¿Tu novia?

-Sí. Mi novia. ¿Qué onda, Narah? ¿Quién es este wey?

-Me dijiste que no tenías novio.

-¡¿Entonces yo estoy pintado o qué chingados?! ¿Sabes qué, cabrón? –Tronó los dedos. -¡Llégale con tu motito a otra parte pero ya! –Jaziel se rió y recibió un puñetazo que lo hizo irse de espaldas. Haciendo gala de magníficos reflejos, alcanzó a asirse del tubo del señalamiento vial en la banqueta y evitó la caída al flujo. Al acercarse fue devuelto por otro puñetazo:




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