AMARA CORTÉS.
Vine hace tres años pero no me lo contaron todo. Sabía y sé que no me permitirían enamorarme de alguien que no es de nuestra raza, pero no me contaron que maltratan a toda aquella mujer de nuestra familia que se atreva a desafiarlos.
Ya sé que mi abuelo no hace bromas, que no sé anda con tonterías ¿Pero golpear a una persona solo por enamorarse? No puedo creerlo.
Observo como la golpea y le grita que nunca más volverá a ver a la persona que quiere. Es como si me estuviera viendo a mi, como si esto significara que en un futuro no muy lejano yo seré Cora.
— ¿Qué pasará con el chico? —Pregunto cabizbaja.
— Hablarán con sus padres. Supongo que él tendrá que marcharse o jurar que nunca más se acercará a Cora. Es mejor eso que iniciar una guerra entre familias.
Doy media vuelta y subo a mi habitación. Me encierro y lloro apoyada de espaldas en la pared.
— ¿Hija? —Toca la puerta e intenta abrirla.
— Mamá, necesito estar sola.
— Ábreme. —Insiste— Si tu tío, tu abuelo o alguna de las cotorras de tus tías ven que estás así, empezarán a inventar cosas y no quiero que la siguiente seas tú.
Tiene razón. Odio admitirlo pero la tiene. Mis tías están pendientes de mi desde que llegué, el hecho de que mi padre jamás inculcase en mi la ley de su familia, las trae preocupadas por mi.
Abro la puerta, me alejo en cuanto entra y ella cierra la puerta.
— Ven aquí. —Me cubre con sus brazos. Esto me hace recordar las noches en las que papá y ella me abrazaban.
— ¿Por qué tengo qué ser obligada a vivir una vida qué no me pertenece? Quiero salir de aquí. Quiero volver a nuestra vieja vida, quiero ser libre y enamorarme de quien yo elija. —Pasa los dedos por mis mejillas. Asiente con la cabeza y hace una mueca triste.
— Papá ya no está, él era el único que podía con tu abuelo. Consiguió criarte catorce años fuera de la ley troglodita de tu abuelo. —Hundo la cabeza en su pecho— Estoy segura de que si estuviera aquí tú seguirás en tu antiguo instituto, con tus viejos amigos, conociendo chicos interesantes, equivocándote e incluso té habría dejado tener novio y enamorarte como una loca.
— ¿Por qué tuvo qué morir? Él nunca me habría hecho esto.
— Nunca ¿Y sabes por qué? Porque él fue como tú. Él odiaba las leyes y una vez las rompió todas. Eso provocó la furia de tu abuelo y le dio una brutal paliza. —Alzo la ceja— Él también se enamoró perdidamente de alguien que.. no era como él.
— ¿Se enamoró? ¿De quién?
— De mi. —Confiesa dejándome boquiabierta— Y no se rindió hasta conseguir que nos fuéramos juntos. Nos desterraron.
— ¿No eres gitana?
— No —Me aparta el pelo dulcemente— soy marroquí.
Me siento en la cama de golpe, asombrada, sin habla. No puedo creer todo lo que estoy escuchando ¿Cómo no sabía qué mi madre es marroquí?
— Pero..
— Ya sé que nunca te lo he dicho y que has vivido toda la vida creyendo que soy gitana. —Afirmo con la cabeza.
— Mamá, es importante para ti. Es tu esencia, tu vida.
— Mi vida cambió cuando conocí a tu padre. Perdí mucho cuando decidimos huir —Coge mis manos— Provoqué una guerra entre mi familia y la familia de tu abuelo. Mi padre murió.
— ¿Qué?
— Necesito que me prometas, que me jures.. —Su voz se rompe— que no intentarás huir.
— ¿Con quién voy a huir?
Ella gira la cabeza. Con la mirada me señala la habitación de Liam.
— Te conozco mejor que nadie ¿Piensas qué no sé cuándo mi hija está enamorada? —Me levanto. Estoy muy nerviosa.
— Mamá..
— El primer amor es uno de las cosas más bonitas de la vida y odio que te estén privando de ello. Odio no poder enfrentarme a tu abuelo y sacarte de aquí. —Me abraza por la espalda. Ambas estamos frente a la ventana, observando la habitación de Liam.
— ¿Cómo se mata un sentimiento sin matarte tu misma? Porque siento que no puedo alejarlo de mi.
— No lo sé. —Susurra— Quisiera tener respuesta pero no la tengo.
— Papá me dejaría salir con él. Me diría que no llegara más tarde de media noche y apuesto que a él lo interrogaría. —Suspiro llena de tristeza— Sería un presente paralelo en el que él estaría vivo y yo sería feliz.
— No quiero que te ocurra lo mismo que a Cora. Me dolería muchísimo no poder evitar los golpes de tu abuelo y el destino que él elija para ti.
— ¿Qué pasará con Cora? —Pregunto teniéndole terror a la respuesta.
— Posiblemente en la cena de esta noche sabremos qué pasará con ella. —Contesta— Pase lo que pase, quiero que te mantengas firme y que no levantes ninguna sospecha.
— Estoy en su misma situación, la única diferencia es que Liam y yo solo somos mejores amigos. —Deja un beso sobre mi cabeza.
LIAM COOPER.
Entramos en casa. Recojo un poco el salón con la ayuda de mi hermana y cuando terminamos subo a mi habitación para prepararme un baño.
Mis piernas por sí solas me llevan hasta la ventana. Amara esta sentada en su cama mirando a la nada. Tiene el pelo recogido, una camiseta blanca y un pantalón vaquero. Lo que más me llama la atención es que parece triste.
— Vamos.. mírame. —Murmuro—
Permanece sumergida en sus pensamientos y yo lo daría todo por saber lo que piensa.
Se pone en pie, mete las manos en sus bolsillos y sin mirarme desaparece. Llevo las manos hasta mi nuca, me estiro y suelto un largo suspiro. Me echo en la cama, miro al techo y cierro los ojos.