AMARA CORTÉS.
Cora no entiende muy bien las razones por las que estoy renunciando a Liam. Creo que ve en mi a la chica que era cuando empezó a verse con el chico por el que la han condenado a estar encerrada por meses. Yo también me siento identificada con ella y no quiero que por mis caprichos.. mi madre sufra o simplemente Liam acabe mudándose para no estar cerca de mi. Prefiero mirarlo por la ventana cada día y pensar en lo bonito que sería si estuviéramos juntos.
— ¿Por qué no luchas?
— Porque tarde o temprano los secretos salen a la luz y no quiero despedirme de Liam para siempre. —Encojo los hombros algo triste— Prefiero seguir viéndolo aunque así duela el doble.
— A mi me han arrebatado a Hugo pero no han podido quitarme todo lo que he vivido con él. Si lo supieran me matarían. —Confundida y a la vez curiosa me giro para escuchar más.
— ¿Os habéis besado?
— Mucho más que eso. —Se pone el pelo detrás de la oreja— Y no me arrepiento Amara, me da igual si mañana el abuelo lo descubre y me da una paliza de muerte.
— No me digas que.. —Mueve la cabeza— ¿En serio?
— Aquella vez que el abuelo me buscó durante horas y yo aparecí diciendo que estaba con Aitana en el parque.
— Os pegó a las dos, lo recuerdo mal pero sé que algo ocurrió.
— No estuve con Aitana, estuve con Hugo en su casa. —Confiesa dejándome helada— Cuando quieres a alguien no mides limites, las cosas pasan porque así lo quieres y después, solamente queda enfrentar las consecuencias.
No doy crédito a todo lo que me esta contando. Esto es un gran secreto que guardar y lo peor es que no podrá ocultarlo eternamente.
— No te digo que te acuestes con Liam, ni que sigas mis pasos a la perfección, haz de esto tu propia historia y si te tienes que equivocar hazlo porque quisiste, no porque el abuelo te obligó a estar con otra persona.
Camina hacía la puerta actuando como si no me hubiera soltado una bomba que tengo que guardar con cuidado para que no explote ¡Acaba de decirme qué no es virgen!
Hace unos años no me habría sorprendido, pero ahora, en esta familia, en estas circunstancias, joder.. tiene que ser un secreto guardado con llave si no quiero que la acaben golpeando hasta la muerte.
— ¿Puedo preguntarte algo?
— Si. —Contesta— Dime. —Vuelve a cerrar la puerta.
— ¿No tienes miedo?
— Si lo tengo pero el miedo no me salvará.
Tras decirlo se marcha. Mi corazón está apunto de estallar.
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Las horas pasan y el momento de la cena está a tan solo media hora.
— Hija, tienes que arreglarte.
— ¿No puedo simplemente quedarme en mi habitación?
— Recuerda que Aaron no tiene culpa ni sabe nada de tu vida. Él solo cree que tiene que conquistarte, así lo han criado.
— Pero..
— Eres lista, podrás hacerlo.
Accedo a vestirme pero no me pongo lo que él abuelo me ha comprado, me pongo algo casual y no tan arreglado como el vestido que él me ha comprado para destacar.
Por la ventana lo veo, está sentado en el borde de la cama con las manos sobre su cabeza.
— Me gustaría tanto estar ahí. —Susurro con la mano en la ventana— Pero no se puede.
Él levanta la cabeza, sus lágrimas casi lo ahogan mientras en sus manos mantiene la fotografía de su padre.
— Amara, ya están aquí los invitados. —Anuncia mi tía— Vamos, están aquí por ti.
LIAM COOPER.
Noto que me esta mirando, seco mis lágrimas y me acerco a la ventana para hablar con ella o por lo menos intentarlo. Ella empaña el cristal y escribe en el: "Estoy aquí, contigo"
— Lo sé —Murmuro.
Me doy cuenta de que ese chico vuelve a estar en la puerta de su casa, esta vez vestido como un muñeco de una tarta de boda. Vuelvo la mirada hasta ella y suspiro.
Abro la ventana, saco medio cuerpo y ella hace lo mismo.
— No podemos hacer esto. —Dice.
Estamos a tan poca distancia. Agradezco a la persona que construyo las casas así de cerca porque de alguna manera, no la siento como un imposible.
— Necesito decirte tantas cosas. —Ella gira la cabeza. Parece que debe irse. — ¿Cuándo podemos vernos?
— No lo sé —Dice volviendo dentro de su habitación. Cierra la ventana y desliza la mano por ella.
Alguien entra, me escondo a un lado para evitarle problemas y la observo por un pequeño hueco. Su abuelo habla con ella, parece que duramente y poco después estira de su brazo.
— ¡Joder!
AMARA CORTÉS.
Llego a la sala. Sus padres me observan y el señor parece darle la enhorabuena.
— Tú eres Amara ¿No es así? —Pregunta la madre.
— Si mamá, es ella ¿Podemos sentarnos? —Aaron trata de hacer esto menos incómodo para mi. Se lo agradezco.
Nos sentamos. Parezco una maldita atracción de feria que todos vienen a visitar.
— Aaron me parece un chico en condiciones —Comenta mi abuelo— cuando me preguntó por una de mis nietas jamás pensé que sería por Amara.
— ¿Por qué? Es una chica hermosa. —Dice el padre— Cualquier chiquillo estaría interesado.
Mamá me agarra la mano por debajo de la mesa pidiéndome así un poco de calma.
— No nos precipitemos —Calma él— yo solamente quiero conocerla.
— Por supuesto hijo, por eso estamos aquí. —Aclara la madre con voz seria— para que no tengáis que veros a escondidas.
Miro a mi madre con los ojos desencajados. No sé qué están queriendo decir.