AMARA CORTÉS.
Aaron me coge de la mano y mira con el ceño fruncido a sus padres.
— Sé que deberíamos haberlo dicho pero no sabíamos si ibais a aceptarlo.
— Si aceptaste verla a escondidas no eres digno de ella, un verdadero hombre no se esconde. —Encoge los hombros tras las palabras de mi abuelo.
— Cometí un error ¿Pero cómo arriesgarme después de lo qué todos sabemos qué ocurrió con su nieta Cora? Pensé que no permitirías a Amara tener novio. Siento mucho si le he ofendido. —Baja la cabeza casi haciéndole una reverencia.
— Entonces sois novios a nuestras espaldas. —Su padre también parece muy enfadado.
— ¡Sentaos ahora mismo! —Exclama mi tío.
Los dos nos sentamos en el sofá y escuchamos durante un cuarto de hora el sermón de cada uno. De vez en cuando miro a Aaron ¿Qué ha hecho? Ha inventado un romance de mentira para salvarme, pero ha complicado muchísimo más las cosas.
Solo espero que Liam no sepa esto.
— Amara dime una cosa —Mi tía Sara agarra mis manos— ¿Ha pasado algo entre vosotros?
— ¿Algo?
— ¿Os habéis acostado? —Pregunta bruscamente. Aparto las manos y niego rotundamente con la cabeza.
— No, nosotros.. queríamos hacerlo bien. —Contesta Aaron de nuevo por mi.
— Me podéis llevar al ginecólogo si queréis quedaros tranquilos. —Digo encogiendo los hombros— No van a encontrar nada de lo que a ti te gustaría. —La ataco fríamente.
Mi madre es incapaz de mirarme.
— Hemos tomado una decisión. —dicen.— A pesar de vuestro error, aceptamos vuestro noviazgo.
— ¿Qué? —Pregunto— Pero hemos cometido un error fatal y no..
— Creíamos que ibais a aceptar —Termina mi frase— Gracias.
— Por ahora estaréis como novios durante un tiempo pero en cuanto estéis preparados, os casareis. —Comenta el abuelo— Espero que no intentéis cometer locuras antes de la boda.
— ¿Podré verla más a menudo?
— Es tu novia, podrás verla siempre que quieras. —Le da la mano a mi tío— Pero recuerda, no tengáis prisa y hacer las cosas bien.
Aitana me da un codazo.
— Alegra la cara o te descubrirán. —Me susurra— Acaban de aceptar tu noviazgo.
— Aaron —Me coge la mano— ¿Podemos hablar fuera?
Todos sonríen como si de algo bonito se tratase. Aaron acepta y los dos salimos fuera.
— ¿Eres idiota? —Pregunto en voz baja— ¿Cómo me haces esto?
— ¿El qué? ¿Salvarte? Has confesado que estás enamorada ¿Qué querías qué hiciera?
— Quedarte callado, puedo enfrentar lo que sea.
— ¿También a tu abuelo? Te habría golpeado como lo hizo con Cora. —Tanta información sobre mi familia me empieza a parecer extraño— Todos hablan. También el novio por el que la golpearon.
— ¿Q..qué ha dicho él?
— Que no va a permitir que los separen.
— ¡Esto me sigue pareciendo una locura!
Me siento en el banco.
— Entiéndeme, no supe cómo reaccionar y dije lo primero que se me vino a la cabeza.
— ¿Por qué lo has hecho? ¿Qué te importa si me matan a golpes? Es cosa mía.
— No puedo permitirlo. —Confiesa— Lo siento, pero no puedo permitir que te hagan daño.
— A penas me conoces.
— ¿Cuánto tiempo llevas yendo al culto?
— Tu pregunta no tiene nada que ver con lo que estamos hablando. —Reclamo pero no me quita los ojos de encima— Dos años y medio. El abuelo me obligó.
— Desde entonces te veo cada viernes. Te veo disfrutar, sonreír, ser feliz por unas horas.
— Aaron no tengo cabeza para esto y tampoco para sostener una mentira como esta. Yo no te quiero ni estoy enamorada de ti.
— Estas enamorada del capitán del equipo de baloncesto. —Su contestación acertada me deja boquiabierta— ¿Por qué me miras así?
— ¿Cómo lo sabes?
— Porque mientras tú lo estás observando a él, yo te observo a ti.
— Que más da —Cruzo los brazos congelada— Ya da igual mis sentimientos.
— No, a mi no me dan igual. —Frota sus manos y deja sobre mi espalda su chaqueta— Me importa lo que sientas.
— Somos novios y él lo sabrá en breve. No hay nada que hacer. —Me pongo en pie y me detiene agarrándome de la mano.
— ¿Tiene los mismos sentimientos por ti?
— No lo creo.
Me mira con la ceja alzada y suspira.
— ¿Por qué suspiras? ¿Te aburro o qué?
— Estoy pensando, impaciente. —Ríe— Creo que puedo hacer algo.
— ¿Tú? ¿Y qué ganarías?
— Nada, pero dejaría de verte tan triste. —Pongo los ojos en blanco y él vuelve a reír.
Es un idiota pero no mala gente como pensaba.
LIAM COOPER.
Saco la basura. Cuando giro la cabeza los veo en el porche, él agarra su mano y ella lo mira atenta a lo que está diciéndole.
Arde, el pecho me arde. No puedo creer que su abuelo lo esté permitiendo y tampoco que ella.. lo permita. Supongo que le gusta.
— Liam. —Su voz me detiene.
Está atreviéndose demasiado.
— Amara ¿Qué haces? ¿Ahora soy yo el qué piensa?
— ¿Cómo estas?
— Estoy bien. —Respondo. La presencia de Aaron esta molestándome bastante.— Gracias por preguntar.
— Yo.. —Suspiro.— ¿Liam?
— ¿Qué?
— No.. nada. —Retrocede— Hablamos en otro momento.
— Tío, lárgate al parque de enfrente. —Me dice Aaron— Es necesario que habléis.