La ley de Amara

Capítulo 15

AMARA CORTÉS.

 

Su nueva actitud me pone muy nerviosa. No entiendo qué quiere conseguir con esto.

 

— ¿Qué crees qué dices? Ni siquiera puedes quererme tan rápido.

 

— Ya te lo dije Amara, mientras tú lo mirabas a él, yo te miraba a ti. —Le da un largo trago a su refresco— Tú misma eres testigo de que se puede amar sin estar cerca, solo con el simple hecho de ver a la persona todos los días.

 

— No vale ponerme a mi como ejemplo solamente porque yo ame a alguien con quien apenas puedo pasar diez minutos.

 

— Entonces, tú puedes amar a alguien que es imposible y yo no puedo simplemente quererte a ti.

 

— Pues no.

 

— ¿Por qué no?

 

— Porque sabes que no puedo corresponderte.

 

— ¿Contamos todos los amores qué no son correspondidos? No puedes mandar sobre los sentimientos de nadie solamente porque tú no los compartas.

 

Me pongo en pie.

 

— ¿Con qué intenciones has hecho todo esto? Decir que tú eres la persona que yo quiero para que mi abuelo no me mate a golpes ¡Dime! ¿Por qué?

 

— Ya sabes porqué. No quiero que te haga daño.

 

— Pero ahora somos novios, quizás hasta nos casemos ¿No era lo qué querías? —Mi pregunta no lo hace dudar ni un segundo.

 

— ¿De qué me serviría casarme con alguien qué no me mira con amor? —Encojo los hombros— No tenemos que casarnos, solo mantener este teatro en pie hasta que las aguas se calmen y todo pueda volver a la normalidad.

 

— Entonces dime ¿Por qué te ofreces para ser la tapadera de mis encuentros con Liam?

 

— Porque cuando una persona ama, no lo hace egoístamente y yo quiero que seas feliz. Tu felicidad es Liam, pues muy bien, tendrás a Liam.

 

No sé qué decir, solo lo miro.

 

LIAM COOPER. 

 

Entro en mi habitación, me acerco al escritorio y saco la nota de mi bolsillo. Aquella nota que escribí para invitarla al baile.

 

— ¿Cómo puedo ser tan idiota?

 

La hago mil pedazos. Acto seguido tiro todo lo que hay encima del escritorio por causa de la gran rabia que estoy sintiendo.

 

— ¡Liam! —Exclama mi hermana que se acerca para ver qué me pasa. Observa los papeles en el suelo y se sienta a mi lado. — Hacer tu habitación añicos no hará que las cosas cambien. No revivirá a papá, no cambiará la ley de Amara y no dejarás de ser tú.

 

— Ahora me gustaría ser otra persona.

 

— ¿Quién? —Pregunta cruzando los brazos— Dime.

 

— Ese imbécil. —Murmuro— Aaron.

 

— ¿Aaron Martínez? —Pregunta secándose las lágrimas— Ya sé que es súper popular y todo eso ¿Pero no crees qué es un poco exagerado? Tú ya eres popular.

 

— Sabes perfectamente que no se trata de popularidad.

 

— Si, solo estaba calmando un poco las cosas. —Echa la cabeza en mi hombro— ¿Qué sucede?

 

— Él puede acercarse a Amara, puede invitarla a salir, puede estar con ella todo el tiempo que quiera mientras que yo solo tengo los pocos minutos que la veo por la ventana o momentos cortos donde hablamos y podemos tocarnos.

 

— Así qué ella es la misteriosa chica de la que Aaron lleva hablando meses. Claro, no sé cómo no lo vi claro.

 

— ¿Qué dices?

 

— Él lleva enamorado de esa chica meses. Su hermana mismamente me lo contó. Me dijo que la conoció en un culto y que no se la podía sacar de la cabeza.

 

— Enamorado —Muevo la cabeza.

 

— Si.. supongo que, solo son amigos.

 

— Si así fuera su abuelo jamás habría permitido ningún encuentro. Tampoco una cena ¿Será qué.. —Me pongo en pie. Miro por la ventana y los veo caminar hacía la casa— ¿Me habrá mentido?

 

— ¿Por qué te mentiría?

 

— Para ocultarme algo. —Paso las manos por mi nuca— ¡Joder!

 

— ¡Liam! —Exclama persiguiéndome mientras bajo las escaleras.

 

Intenta cogerme y evitar que cometa la locura que pasa por mi mente.

 

— ¿¡Qué crees qué estás haciendo!? —Me detengo.

 

Amara me mira desde el porche.

 

— Aclarar las cosas.

 

— ¿Aclarar qué? ¡Liam escúchame! —Exclama entre dientes— ¿Soy la única consciente de lo qué puedes crear con lo qué digas? Estamos justo al lado de su familia.

 

— Me da igual.

 

Amara deja a Aaron en el porche y se acerca a nosotros bastante confundida por mi repentina actitud. Consigo apartar a Sofía y acercarme a ella.

 

— ¿Pensabas qué no me daría cuenta?

 

— ¿De qué estás hablando Liam? —Su voz hace notar el nerviosismo.

 

— Estoy hablando de que tu abuelo no dejaría que su nieta bagase por las calles con un chico ¡Nunca lo ha hecho!

 

— Liam no sigas. —Sofía sigue agarrándome.

 

— Primero van a tu casa y después puedes pasear con él libremente ¿Cómo explicas eso? —Aunque sé que no tengo derecho de reclamarle nada, lo hago.

 

— Son amigos de mi familia, eso es todo.

 

— No es cierto, quiero la verdad.

 

— Amara, tenemos que entrar. —Aconseja Aaron acercándose a nosotros. — Si tu abuelo descubre esto enloquecerá.

 

— ¡Cállate! —Le grito.

 

— Hermano estas dejándote llevar por el dolor que sientes. Quieres desahogarte con alguien y no es el momento, por favor. —Susurra Sofía suplicándome por  algo que acaba de empezar— No digas cosas de las que te vas a arrepentir.

 

Posiblemente mañana me arrepienta de todo esto, es cierto, pero me he cansado de callarme e irme siempre como un idiota.

 

— Amara. —Mi voz está más calmada.

 

— Liam déjame explicártelo en otro momento. —Suplica precavida mirando a los lados— Esto puede convertirse en una pesadilla si seguimos tan cerca.



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En el texto hay: romance, drama, ley gitana

Editado: 15.06.2023

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