La ley de Amara

Capítulo 19

AMARA CORTÉS.

 

Me detengo antes de entrar a clase y decido que nadie puede verme así. Mis primos me preguntarían y no es algo que quiera explicar en estos momentos. Dejo todo en mi taquilla y camino por la universidad.

 

— Vamos, toca entrenamiento. —Dice uno de los chicos con el balón de baloncesto. — Tenemos que ganar los próximos partidos.

 

Me quedo detrás de una de las columnas. Aaron pasa haciéndose bromas con uno de sus mejores amigos, pasándose el balón y riendo por sus comentarios. Nunca lo he visto jugar, definitivamente tiene razón, solo tengo ojos para Liam.

Camino por la grada y me siento en uno de los bancos alejada. Aaron no me ve, él solo juega.

 

Recibo un mensaje:

 

¿Dónde estás prima?

 

Suponía que Aitana iba a empezar con sus preguntas. Los mensajes no dejan de llegar y todos de ella.

 

¿Estas con Liam?

 

Por favor respóndeme.

 

Devuelvo el móvil a mi bolsillo. Apoyo los codos en mis rodillas y seguido la cabeza en manos. No me encuentro bien y no sé porqué este es el único lugar en el que creo que puedo llegar a estar mejor.

 

AARON MARTÍNEZ.

 

Fran me pasa el balón. Hacemos una increíble jugada entre todos y chocamos las manos. Estoy seguro que este campeonato podemos ganarlo sin ningún problema.

 

— Aaron. —Me llama Alan pero no presto ninguna atención. Siempre quiere distraerme con sus tonterías.

 

— ¿Y entonces? —Pregunta Fran— ¿Te hace caso?

 

— Primero necesito que olvide a alguien. —Respondo. — No tengo prisa.

 

Recibo un balonazo.

 

— ¡Joder Alan! —Exclamo— Podrías tener más cuidado.

 

— Si me hicieras caso no tendría que llamar tu atención golpeándote. —Todos ríen.

 

— ¿Qué te pasa ahora? —Pregunto rascándome el lugar del golpe.

 

Señala la grada.

 

— Aaron ¿Esa no es Amara? —Fran hace la pregunta que me estoy haciendo hacía mis adentros.

 

Esconde uno de sus mechones de pelo detrás de su oreja algo nerviosa y cruza los brazos. Cuando se da cuenta de que la estoy mirando se levanta para irse.

 

— ¡Ve! —Anima Fran.

 

Dejo caer el balón y corro hacía ella.

 

— Hey. —Sonrío— ¿No tienes qué estar en clase?

 

— Si pero no me siento bien.

 

— ¿Por qué razón? ¿Qué te pasa?

 

Me mira. Sus ojos aunque trata de disimularlo, están llenos de lágrimas.

 

— He hablado con Liam. —Se muerde el labio— No cambia de opinión, nuestra amistad esta rota.

 

Pongo las manos sobre sus brazos, subo y bajo la cabeza dos veces para que ella levante la suya.

 

— Te dije que podías llorar todo lo que quisieras ¿Verdad? Pero también te dije que hoy debías tener la mejor de tus sonrisas. —Muestra una sonrisa falsa que no acaba de explotar en sus labios.

 

— Es que no entiendo porqué lo hace.

 

— ¿Quién puede entender la mente de los adolescentes? —Pregunto en un tono gracioso.— Yo ni siquiera me entiendo.

 

— Para. —Gira la cabeza.

 

— A esta edad las decisiones cambian, ahora puede estar convenciéndose de que no quiere continuar con vuestra amistad y después puede arrastrarse pidiéndote perdón. —Me mira— ¿De verdad vas a ponerte así por una decisión qué posiblemente después ya no importe?

 

El mechón vuelve a taparle la cara y esta vez yo se lo pongo detrás de la oreja.

 

— Mírame a mi, hace un segundo estaba convencido de que lo más importante era entrenar.

 

Consigo arrancarle una sonrisa que trata de ocultar.

 

— Tengo que irme.

 

— Vale, pero quiero que sepas que esta tarde voy a recogerte. —Pone los ojos en blanco molestosa.

 

— Pe..

 

— Y no quiero quejas. —No la permito hablar— A las cinco.

 

Pese a su carácter decide acceder y dejarme como un triste caso perdido que no tiene arreglo.

 

— Una última pregunta. —Se detiene pero no me mira. Típico de ella.

 

— ¿Qué?

 

— ¿Sabías qué esta no es la hora del entrenamiento de Liam? —Pregunto.

 

— Sabía que era la tuya. —Responde y se va.

 

Sonrío.

 

LIAM COOPER.

 

No puedo prestar atención en clase. Mi cabeza es una locura en estos momentos.

 

— Liam. —Susurra Christian— ¿Te sientes bien?

 

— No puedo dejar de pensar en algo.

 

— Puedes salir, el profesor lo entenderá perfectamente. —Aconseja.

 

— No, tengo que acostumbrarme a mi nueva vida, sabía que no sería fácil empezar sin la persona que me marcó durante tres años. Ahora solo quiero empezar de cero sin amores imposibles. —Christian pone la mano en mi hombro y asiente con la cabeza.

 

— Solo espero que no te arrepientas de las decisiones que tomes cuando sea demasiado tarde. —Niego con la cabeza. Estoy completamente seguro de lo que estoy haciendo.

 

— Liam. —Alguien me toca por la espalda.

 

Giro la cabeza.

 

Es Andrea, la mejor amiga de Lydia.

 

— ¿Sí?

 

— Me ha dado esto para ti. —Me pasa un papel.— No me preguntes nada porque no tengo la menor idea de lo que puede ser.

 

— Gracias.

 

Abro el papel por insistencia de Christian y leo su contenido.

 

NOTA:

 

¿Podemos vernos después? Quiero que te despejes. Puedes contestarme después en un mensaje.

 

Levanto la cabeza, cojo aire y rompo la nota.

 

— ¿Qué harás?

 

— No lo sé. —Contesto.



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En el texto hay: romance, drama, ley gitana

Editado: 15.06.2023

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