AMARA CORTÉS.
Desconozco a la persona que tengo frente a mi. No es de quien me enamoré hace tres años, es una persona desconocida llena de rencor ¿Pero rencor hacía qué? No he hecho nada para despertar tanto odio en él.
— ¿Qué te he hecho? —Pregunto mientras se va con la estirada de Lydia.
No me responde y ni siquiera gira la cabeza para mirarme.
— ¡Estás siendo injusto! —Grito apartando el miedo a que nos descubran.
Sube al coche de Lydia y esta arranca.
— Prima —La voz es la de Aitana.
— Ahora no Aitana. —Suplico en voz baja. Paso por su lado y entro en casa ignorándolos a todos.
Cierro la puerta de mi habitación dando un fuerte portazo. Me tumbo de golpe en la cama y grito con la boca tapada con un cojín.
— ¿Me cuentas qué ha pasado? —Pregunta Cora.
Aparto el cojín.
— No tengo porqué contártelo todo. Tus consejos no han servido, nada de lo que dijiste era verdad. —Reclamo. Levanta la mano colocándola menos de un metro de mi y niega con la cabeza.
— Yo te hablé desde mi experiencia. Liam no es como el chico del que yo estoy enamorada.
— No, Liam.. —Bajo la mirada— Ya no sé quién es Liam.
— Te diré quien me parece que es desde mi perspectiva. Os he estado observando desde mi ventana y he visto perfectamente su actitud.
— Te puedo jurar que antes no era así.
— Está pasando por un cambio radical en su vida y el dolor está cambiándolo. —Entorno los ojos— No hagas eso.
— Yo también perdí a mi padre y no cambié.
— Tu vida si cambió y la suya esta haciéndolo. Está pasando por cambios que no tenía planeados y tienes que dejarlo.
— Me está tratando como la culpable de todo y no es justo ¡Siempre he estado para él! Incluso estaba dispuesta a escaparme para ir con él al baile. —Cora ríe. Parece que mi situación le hace bastante gracia, algo que a mi no me da en absoluto.
— El abuelo te encontraría.
Encojo los hombros.
No me importa en absoluto.
— Amara —Entra el abuelo— ¿Todo bien?
— Si abuelo, todo bien. —Digo secándome las lágrimas— Solo ha sido una discusión.
— Entiendo. No te preocupes, todo se solucionará, Aaron es un buen chico.
Asiento con la cabeza y se va. Sospecha bastante de las intenciones de Cora pero aún así me deja privacidad con ella.
— Ojalá todo lo estuviera haciendo Aaron —Digo en voz baja— y no al contrario.
— Aaron no era como te lo imaginabas ¿No es así? —Dejo caer los brazos sobre mis rodillas.
— En absoluto. —Contesto pensativa— Me cuesta creer que existan personas así de buenas en el mundo.
— ¿Dudas de qué sea su verdadera personalidad?
— Con el cambio repentino de la persona a la que creía conocer mejor que nadie.. dudo de cualquiera.
Suena mi móvil. Es extraño oírlo sonar ya que hace años que no tengo uno.
Número desconocido.
— ¿Quién puede ser?
— Cógelo y descúbrelo.
LLAMADA TELEFÓNICA.
— ¿Sí? —Pregunto atenta.
— ¿Es pronto para preguntar si tienes una respuesta? —La voz de Aaron me sorprende.
— Aaron —Miro a Cora. Él siempre en los momentos más oportunos— ¿Cómo tienes mi número? Espera ¿Cómo sabes qué tengo teléfono?
— No te enfades con Aitana —Dice— ella solo me complació un poco y tengo que confesar que tuve que rogarle.
— Seguro. —La ironía en mi voz es evidente.
— Bueno, también tuve que prometerle que la invitaría al partido de mañana, le dije que iría con mi invitada especial. —Alzo la ceja— Solo falta que ella acepte.
— ¿Se lo has preguntado?
— Mm, creo que venir conmigo al baile es demasiada presión. —Rio.— Pero.. ¿Vendrás mañana al partido?
— Mañana si, al baile aún no lo sé.
— ¡Mierda! —Exclama— Oh, espera ¿Has dicho qué mañana si?
— Si, estaré ahí, además has invitado a mi prima y deduzco que sin mí no la dejarán ir.
Lo escucho reír.
— Muy inteligente señorita Cortés.
— Entonces ella te dijo que tenía teléfono.
— Si y yo le pedí tu número ¿Me lo habrías ocultado? —Pregunta en un tono excesivamente gracioso.
— Si.
— Pues me habría enterado. —Asegura— Aunque con lo despistado que soy hasta habrías sacado el móvil en mis narices y no me habría enterado.
— Posiblemente, si, estoy segura. —Me echo de espaldas en la cama.
— Mañana a las siete. —Su tono es más bajo y calmado.
— Allí estaré.
— Bien. Muy bien.
— Estaré deseándote mucha suerte. —Digo mientras doy vueltas a un mechón de mi pelo con el dedo índice.
— Seguro que la tendré.
— Adiós Aaron.
— Adiós Amara.
CUELGO.
Me encuentro bajo la mirada penetrante de Cora. Levanto mi cuerpo para volver a sentarme y alzo la cabeza en modo de pregunta.
— ¿Qué?
— No te has dado cuenta ¿Verdad?
— ¿Cuenta de qué? —Dejo el móvil a un lado y me pongo en pie.
— Has estado toda la llamada con una sonrisa de oreja a oreja. —Explica— Atenta y algo nerviosa.
— No es cierto, siempre soy así. —Digo explicándole mi actitud— En ningún momento me he puesto nerviosa con él, no tengo porqué hacerlo.
— Pe.. —Calla cuando fijo mis ojos en ella.— Esta bien, si tú estás segura de ello no tengo porque dudar.