AARON MARTÍNEZ.
Me persigue para seguir hablando conmigo de algo que creo que ya es un tema más que cerrado. No quiero seguir hablando de esto porque es él quien debe pensar en lo que está haciendo con Amara y en el daño que le está causando.
— ¿Nos vamos? —Pregunta Pablo.
— Si, Liam y yo ya no tenemos más de lo que hablar.
— ¡No puedes ser tan comprensivo! —Exclama Liam.
— Solo entiendo lo que tengo que entender y no trato mal a una persona sin razones. Primero averiguo, después actúo. —Contesto lanzándosela derecha a la yugular.
Pablo agarra sus cosas, Lydia aparece y estira de Liam.
— ¿Cómo eres capaz de tener tanta paciencia? —Pablo lanza la pregunta que tanto rato lleva dándole vueltas en la cabeza.
— ¿Esperabas qué saliéramos llenos de golpes?
— Algo así.
— No voy a pelear por nadie. —Froto las manos.
Hace bastante frío mientras esperamos que todos estén preparados para volver en el autocar.
— Yo no podría tener el corazón así de gigante.
— No lo hago por Liam, lo hago por Amara, solamente por ella.
AMARA CORTÉS.
Entro en mi habitación. Cierro la puerta con pestillo y lanzo todas mis pertenencias a la cama llena de rabia. Me quito la chaqueta y la dejo sobre la silla de madera junto a mi cama
¿Quién es él? ¿Quién es Liam realmente?
Ahora sus aires de chico popular parecen importarle más que otra cosa, más que su mejor amiga.. No entiendo como alguien puede cambiar de la noche a la mañana.
No puedo dejar de llorar. Sé que dije que no lloraría, que no volvería a sentirme mal ¿Pero cómo evitarlo? Me duele tanto que soy incapaz de guardármelo para mi.
— Hija. —Toca la puerta no muy fuerte.— ¿Te sientes bien? A penas has comido hoy.
— Si mamá —Respondo— solo quiero descansar un rato.
— Sea lo que sea.. me tienes para todo mi niña.
Al no recibir respuesta se marcha.
Dejo caer la cabeza sobre la almohada y lloro recordando todos los momentos juntos. De verdad creía que yo le importaba lo suficiente para creerme ciegamente, pero al parecer, no lo suficiente.
Me pongo boca arriba, sostengo la almohada encima de mi rostro y grito. Dicen que gritar hace bien, pero creo que se refieren a gritar sin una almohada en la cara para ocultar el dolor.
— Ya no sé cómo hacer que este dolor pare. —Susurro.— Ya no puedo más.
Papá me abrazaría, me llenaría de besos y me daría uno de sus mejores consejos. Mamá siempre estuvo conmigo pero él.. siempre sabía como hacerme sentir mejor con una de sus frases.
Me hace tanta falta.
Terminó sentándome, de tanto llorar me duele bastante la cabeza. Abro el cajón de mi mesita de noche y saco algo para calmar el dolor.
Observo la chaqueta de Aaron. Gateo por la cama hasta llegar a ella y meto la mano en el bolsillo.
— Aaron. —Susurro.— ¿Por qué Liam no puede ser así?
LIAM COOPER.
Mi mente me juega una mala pasada. No deja de repetirme las palabras de Aaron.
— Hey —Me dice Lydia— ¿Todo bien?
— Si.
— Estas así desde que has hablado con el novio de Amara ¿Qué te dijo ese idiota? —Pasa los dedos por mi nuca— Sea lo que sea, no le hagas ningún caso. Quiere martirizarte.
— Lo consigue.
— ¿Quieres qué te haga olvidarlo? —Propone sonriente.
— Quiero olvidar muchas cosas.
— Puedo hacértelo olvidar sin ningún problema.
Levanta la pierna y la pasa por encima de mi. Se sienta en mi regazo, coge mis manos y las posiciona en su cintura.
— Mis padres tardarán en llegar. —Murmura— Tenemos todo el tiempo del mundo.
Sonrío.
— Es una buena propuesta, sin duda.
Besuquea mi cuello.
— Lo es. —Atrapa mi oreja con los dientes. — ¿La aceptas?
— Hay un problema.
Me mira y pasa el dedo por mis labios.
— ¿Qué problema?
— Que nunca lo he hecho con nadie.
Ríe.
— Yo te enseño.
Me besa y yo dejo que todo fluya. Tal vez para olvidar o porque en el fondo, me gusta mi nueva vida.
AMARA CORTÉS.
Recibo una llamada después de varios mensajes. Es Aaron.
LLAMADA TELEFÓNICA.
— Lo siento, estaba dormida.
— Oh, entonces yo lo siento más que tú. —Asegura en un tono gracioso— ¿Qué haces durmiendo?
— Tengo sueño.
— No es normal en ti.
— ¿En serio? ¿También sabes eso? —Pregunto y él ríe.
— Está bien, no sacaré a la luz tus secretos. —Responde, echo la cabeza en el cabecero de la cama y suspiro.
— No estás nada bien ¿Verdad?
— Estoy bien. —Digo mientras mi voz me delata.
— Liam otra vez.
— Él está tan bien con Lydia que no puedo creer que no le importe lo que yo siento. Vale que no tiene ni idea de mis sentimientos por él pero si sabe que nuestra amistad me importa y que perderlo me está matando. —Confieso y las lágrimas no tardan en aparecer. —No sé que más hacer Aaron.
— En cosas del corazón.. solo la persona que quieres puede calmarte.
— Claro, la persona que quiero pasa de mi, me hace daño con sus palabras y de la noche a la mañana deja de hablarme.
— Y aún así le permitirías volver a lastimarte ¿No es cierto?
— No es cómodo hablar esto contigo.. —Digo en un tono bajo.