La ley de Amara

Capítulo 44

AARON MARTÍNEZ.

 

Llego a casa. Mi hermana espera sobre mi cama viendo fotos de cuando éramos pequeños y de vez en cuando nos quedábamos meses en casa del abuelo. Cuando me ve entrar, de forma inmediata sonríe al verme sonreír a mí.

 

— ¿Y? —Pregunta cruzándose de brazos.

 

Deshago el nudo de la corbata, la dejo sobre la cama y me echo de espaldas en ella sin poder dejar de sonreír. Graciela me golpea el pecho una y otra vez con el dedo buscándome el punto débil para decirle todo lo que ha pasado. De pequeño me hacía cosquillas para conocer la verdad de cada trastada que hacía.

 

— ¡Dime!

 

Cojo aire, abro los ojos tras tenerlos unos segundos cerrados y la miro.

 

— Me ha besado. —Le cuento y da un salto en la cama mostrando la felicidad que siente por mí y un enorme "te lo dije" se dibuja en sus ojos. — Todavía tengo esperanza.

 

— Te dije que no podías rendirte.

 

— ¿Y si solo lo ha hecho para hacerme sentir mejor? —Pregunto bajándome el ánimo. Me siento y suelto un suspiro. — Sabes lo que pasó con papá y esta noche todos hablaban sobre mí. Tal vez ella sintió que para animarme sólo tenía que besarme y lo hizo porque no tenía otro remedio.

 

— ¿Era su primer beso?

 

— Si. —Sonrío de tan solo recordarlo— He estado evitándolo desde que nos conocimos, no quería que su primer beso fuera conmigo porque no me quiere y no quería ser solo un beso más de esos que se dan sin amor.

 

— Aaron —Golpea mi nuca— nadie da su primer beso a alguien que no le gusta y debes gustarle mucho para decidir que eras tú y no el chico del que dices que está enamorada.

 

— Digo no, lo está. Deberías verla.

 

— ¿Ya estás bajándote la moral? ¡Odio qué lo hagas! Como sigas hablando de ti como si fueras inferior a todo el mundo voy a enfadarme muchísimo ¿Te has visto en un espejo? Te juro que detesto admitir que feto, enano e irritante de mi hermano es guapo.

 

Rio. Sé lo que le cuesta decirme algo bonito. Desde que éramos pequeños siempre ha estado metiéndose conmigo y diciéndome que era un enano insoportable, pero nunca me ha dejado solo en ninguna de mis decisiones. Ella me apoyó cuando decidí que quería dedicarme al baloncesto y mi padre se negaba a aceptarlo.

 

— Voy a llamarla.

 

Me pongo en pie. Saco el móvil y cuando me dispongo a llamarla me detengo. No quiero agobiarla ni hacerla sentir incómoda, prefiero que sea ella quien me llame si lo necesita, por el momento y hasta mañana es mejor que la deje pensar en lo que ha ocurrido entre nosotros esta noche.

 

— Duérmete, mañana tienes clase. —Deja un beso en mi cabeza— Y yo tengo que trabajar.

 

— Buenas noches.

 

Vuelvo a tumbarme en la cama, deslizo los dedos por mis labios y me siento feliz. Hacía mucho tiempo que no sentía algo así con un beso. Amara es especial y desde el primer momento que la vi lo supe, tuve claro que no me rendiría hasta conseguir meterme en su corazón. Cierro los ojos dejándome llevar por el sueño y me quedo profundamente dormido con el traje puesto.

 

— Aaron —Abro los ojos de nuevo al escuchar la voz de mi hermana— quítate ese traje mojado, ni siquiera preguntaré porqué esta mojado pero me interesa mucho saberlo.

 

Rio.

 

— Decidimos darnos un baño en la piscina.

 

— Vaya, por lo menos teníais la ropa puesta. —Abro un ojo— Quítatelo antes de que pilles una pulmonía.

 

— Que si.

 

Bostezo. Me cambio de ropa y por fin puedo recuperar mi sueño.

 

~~~~~~

6:30 am.

 

Me doy un baño.

 

Desayuno mientras veo las noticias y miro el móvil. Graciela se levanta bostezando, me sonríe y apoya las manos sobre la mesa. Va a decir algo, la conozco, sé que por su cabeza están pasando mil cosas y desde muy temprano.

 

— Nunca te levantas tan temprano.

 

— Tengo clase ¿Recuerdas?

 

— Si, recuerdo, pero tú sueles saltarte la primera. —Muevo la cabeza— Lo haces siempre  y después recuperas las horas cuando deberías estar desayunando.

 

— Hoy quiero llegar temprano.

 

— Hoy quieres ver antes a Amara.

 

— Si, quiero verla.

 

Tiempo después, los dos nos marchamos. Conduzco hasta la universidad y entro para hacer algo de tiempo hasta la primera clase. Entro en la biblioteca y termino un trabajo pendiente del que me había olvidado por completo.

Me doy cuenta de que soy el espectáculo de todo el que entra porque no dejan de cuchichear y reír.

 

— Aaron, tío. —Dice Pablo sentándose a mi lado— Ayer desapareciste.

 

— Me fui con Amara.

 

— Siento mucho todo lo que pasó en la fiesta, sabes que son unos imbéciles pero si quieres podemos enfrentarlos y hacer que dejen de hablar de ti.

 

— No hace faltas, que hablen todo lo que quieran, ya no voy a fingir ser quien no soy.

 

— Yo siempre he sabido sobre tu vida y nunca he pensado nada malo de ti. Aquí me tendrás siempre ¿Lo sabes?

 

— Claro que lo sé, eres mi mejor amigo, como un hermano para mí y sé que no me abandonarás por nada del mundo.

 

Pone la mano en mi hombro y sonríe.

 

— Ahora vamos a salir ahí y vas a demostrar que lo que digan te trae sin cuidado.

 

— Vamos.

 

Salimos de la biblioteca, todos me miran, sobre todo Liam que no deja de hablar con Lydia mientras lo hace. Él y yo tenemos un conflicto, siempre vamos a tenerlo.

 

— Aaron. —Giro la cabeza— Pensábamos que no vendrías.

 

— Lydia, buenos días.

 

— Ignorar tu realidad no sirve de nada.



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En el texto hay: romance, drama, ley gitana

Editado: 15.06.2023

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