AMARA CORTÉS.
Nunca he tenido algo así, nadie me ha hablado de amor de esta manera tan bonita y mi corazón late a una velocidad que desconocía que podía latir. Paso los dedos por la foto y me atrapo el labio con los dientes llena de emoción.
Después de estar toda la noche mirando las fotografías sin poder dormir, a las nueve y media de la mañana las escondo debajo del colchón y espero que me traigan el desayuno como llevan haciendo desde que me encerraron aquí.
— Amara, sal a desayunar. —José abre la puerta.
— Vaya ¿Es un permiso de cuánto tiempo?
— No hagas enfadar a tu abuelo, hazme caso por una vez.
Cojo aire.
Tengo que ser amable para poder convencerlo e ir al culto hoy. Bajo las escaleras con mi tío detrás y me siento frente mi abuelo. Su mirada me fulmina y dejo de desayunar para mirarlo.
— Abuelo ¿Pasa algo?
— No, solo te estoy mirando.
— ¿Hoy vas al culto? —Pregunto haciendo que levante una ceja y responda con la cabeza— ¿Puedo ir?
— No. —Responde rotundo.— No saldrás de aquí hasta que no me demuestres que ese chico es historia.
— ¿No has oído eso de qué cuánto más prohíbas algo más lo querré? —Da un golpe en la mesa enfurecido— Déjame libertad o un día de estos cometeré una locura.
— Tu madre te lo impide.
— ¿Y si el día qué lo haga no pienso en mi madre? Puede suceder.
Le da un trago a su descafeinado y mueve la cabeza. Su silencio me hace perder la paciencia que tengo, odio no saber que está pensando. Él al notar mi nerviosismo e incomodidad, sonríe.
— ¿Por qué tanto interés por ir al culto hoy?
— Porque... —Bajo la cabeza— quiero pedir disculpas por mis errores y así estoy un poco más cerca de papá, a él le gustaba ir.
— ¿Te llevaba cuándo estabais lejos?
— Me hablaba sobre lo hermoso que es y cuando tú me llevaste hace tres años la noche que llegué aquí... fue increíble abuelo. Por favor, quítame cualquier cosa menos eso.
— Vendrás con nosotros —Sonrío— pero solamente porque dejarte sola con tu madre es mala idea, ella te ayuda en todo y estoy seguro de que estaba al tanto de lo que ocurría contigo.
No contesto a su acusación contra mi madre solo para no ofenderlo y que cambie de opinión, pero en este momento deseo con todo mi ser decirle las cuatro verdades que un hombre horrible como él se merece. Mamá me mira desde su lugar en la mesa, ella me conoce mejor que nadie y estoy segura de que no confía en mis palabras. Termino de desayunar y vuelvo a mi habitación por orden de mi abuelo.
— Hija.
— ¿Sí? —Pregunto abriendo el armario para escoger la ropa. — Mamá el abuelo te tiene terminantemente prohibido estar aquí sin su autorización.
— Tengo que aprovechar que te dejan la puerta abierta. —Explica— ¿Por qué quieres ir al culto? Te encanta pero odias ir con tu abuelo.
— Mamá —La cojo de las manos pero su cara de preocupación no cambia— tranquila, no voy a escaparme con nadie.
Suspira. Es exactamente lo que estaba pensando ¿En serio me ve capaz de dejarla aquí a su suerte? Jamás lo haría. No puedo ser feliz a costa del sufrimiento de lo que más quiero en el mundo.
— ¿Puedes explicarme?
Me aseguro que nadie nos escucha.
— Mamá, Aaron y yo vamos a encontrarnos.
— ¿Aaron y tú? —Pregunta un poco confusa. — Me esperaría una locura así por Liam.
— Si te soy sincera, Aaron es a la única persona que quiero ver. —Respondo— Quiero que me abrace muy fuerte y me susurre que todo va a estar bien, podré con todo si lo hace.
Sonríe. Hace notar su felicidad a leguas, le encanta que esté tan cerca de Aaron, creo que ella sabía que él lo cambiaría todo desde el día que lo conoció. Yo no confié en él pero ella estaba segura de que era un chico de buen corazón, y al enfrentar a mi abuelo lo confirmó. Sujeta el collar sobre sus dedos y lo acaricia con la yema del dedo pulgar.
— Mamá, no hagas preguntas ¿Vale? —Le pido suplicándole un poco. No es el momento de que pregunte cuáles son mis sentimientos.
— Vale. —Me cubre con sus brazos. — Tu corazón es el único que puede decidir. Ningún consejo cambiará eso.
— Te quiero mucho mamá.
— Y yo mi pequeña. —Me besa la frente.
Sus besos en la frente siempre me han curado el alma. Cuando me caía, cuando lloraba por algo, cuando murió mi mascota... definitivamente los besos de mamá siempre serán los más importantes de nuestra vida.
— Ten cuidado con tu abuelo.
— Lo tendré.
— Y no dejes que te descubran o empeorarán las cosas.
— No me descubrirán, lo prometo, estaré aquí sin un solo rasguño.
10:00 pm.
Salimos más tarde solo porque a mi tía se le ha antojado que mi madre venga con nosotros. A ella no la consideran bienvenida en el culto por todo lo que ocurrió con mi padre y la muerte que hubo entre medias de ellos para que pudieran estar juntos, sin embargo sé que estaba esperando que le insistiera para acceder solo por mí y mi protección. Si está en sus manos me protegerá de cualquier cosa esta noche.
Salimos para subirnos a los coches y veo a Liam con Lydia salir de su casa. Están muy juntos y aparentemente felices. Me alegro por él, quiero que sea feliz aunque todavía siga escociendo un poco verlo con otra persona. Antes habría vuelto a encerrarme en casa solo por verlo con ella pero ahora lo que quiero es llegar lo antes posible y ver a Aaron, aunque no puedo evitar recordar cuando fingía estar enferma en este día de la semana para quedarme en casa y encontrarme con él detrás de su casa. Me divertía mucho haciéndolo.