La ley de Amara

Capítulo 52

AMARA CORTÉS.

 

Nos separamos, nos miramos y sonreímos. Decir que quieres a alguien es difícil, más cuando estás en una situación como la mía. No encuentro las palabras para decirle lo que siento por él, solo lo miro y me mantengo en silencio. Vuelve a cubrirme con sus brazos y me da un beso en la cabeza.

 

— ¿Te siguen maltratando? —Pregunta en voz baja haciendo notar su preocupación por mí.

 

— No, solo me tienen encerrada en mi habitación. —Respondo levantando la cabeza de su pecho y agarrando sus manos. — Estoy bien.

 

Con el dedo pulgar inspecciona mi rostro, me quejo cuando llega a la mejilla y su expresión cambia.

 

— No tienen derecho.

 

— Sabes que si... pero tranquilo, todo mejorará.

 

— También sabes que su opinión no cambiará respecto a nosotros ¿Verdad? Para él soy un mentiroso y lo peor por ayudarte.

 

— Lo sé, no debí meterte en esto. —Ríe.

 

— Yo me metí solo, tú no hiciste nada ¿Recuerdas?

 

— Si, eres un idiota por hacerlo, ahora podrías estar bien con mi familia y no en esta situación. —Encoge los hombros luciendo al mismo tiempo una gran sonrisa. Presiento que no se arrepiente en absoluto y que mi familia no es imprescindible para él.

 

— Tu familia me da igual Amara, tu apellido no me importas, la única de los Cortes que me importa eres tú. —Se sincera abriéndome su corazón. Ya lo ha hecho y dicho antes pero no me cansaré de oírlo, que me quiera para mí ya es más de lo que puedo desear.

 

Su hermana y Pablo nos observan mientras vigilan, ellos nos avisarán si alguien me busca o se acerca a nosotros. Me sorprende que Aaron sea capaz de hacer esto, pero supongo que cuando quieres algo con la fuerza que él me quiere a mí, se puede conseguir todo.

 

— Necesito encontrar la manera de hablar contigo diariamente. —Me dice sujetándome las manos— No quiero volver a estar sin saber si estás bien o te están haciendo daño.

 

— No cuentes con mis primas, en cierto modos mi abuelo las escuchó hablando de mí y se enteró de lo de Liam. Ellas hacen todo con buena fe e intentan ayudarme pero no me quiero arriesgar a que vuelva a suceder algo así. —Pasa el dedo por mi barbilla.

 

— ¿Te preocupa no volver a verme?

 

— ¿Qué sería de mí sin tus frases? —Los dos reímos. Extrañaba esto demasiado y no me puedo creer que se trate de él y no de Liam. —Aaron, me sentiría muy mal sin tenerte en mi vida.

 

— Repítelo.

 

— ¿Qué?

 

— Que lo repitas. —Sonrío. Que idiota es.

 

— Sin ti —Dejo caer la mano en su pecho- mi vida sería muy triste.

 

Noto la felicidad en sus ojos, la expresión de su rostro cambia por completo y se abalanza a mis brazos para volver a abrazarme. Hunde la cabeza en mi cuello, rodea mi cuerpo con los brazos y nos aferramos el uno al otro una vez más. Podría hacer esto todo el día. Sus brazos me entregan la protección que necesito y el amor que tanto anhelaba. Ahora entiendo porqué no pudo funcionar con Liam, me enfadé muchísimo por no poder vivir la historia de amor que quería vivir con él, sin embargo ahora lo entiendo todo... Él no era la persona indicada para mí. Él solo podía ser mi mejor amigo.

 

— Aaron, se nos hace tarde. —Graciela nos avisa. — Hasta ahora hemos tenido suerte pero en cualquier momento se darán cuenta de que ella no está.

 

— Tu hermana tiene razón, aunque a los dos nos pese tenemos que hacer como si esto no hubiera pasado, quedárnoslo para nosotros y no decírselo a nadie. — Suspira furioso por tener que dejarme ir. Así me siento yo por volver.

 

— Te quiero. -Me dice. —Muchísimo.

 

Le beso por última vez. Es la única manera que tengo de poder expresarle que yo también le quiero porque no soy capaz de pronunciarlo con palabras. Me gustaría hacerlo para que esté seguro de lo que siento pero estoy aterrorizada por mis propios sentimientos. Ahora son mucho más intensos y más reales.

 

Vuelvo con mi familia. Aaron desaparece entre la multitud. Me siento junto a mi madre que al verme suspira aliviada y me coge la mano.

 

— Hija, temía por ti. —Me susurra.

 

— Todo está bien mamá. —Le susurro— Ha sido un encuentro breve por el bien de ambos.

 

— Siento que sea una despedida.

 

— ¿Despedida? —Pregunto alzando la ceja— No es ninguna despedida

 

— Pensaba que... —Niego con la cabeza.— Las cosas están difíciles hija.

 

— Por muy difíciles que estén las cosas no renunciaré.

 

El abuelo nos observa al notar que estamos teniendo una conversación bastante larga. Afortunadamente no me ha buscado antes y no se ha dado cuenta de que me he encontrado con Aaron.

 

Cuando acabamos nos vamos directamente a casa sin pararnos a hablar con nadie. Mi tío habla sobre la misa de hoy y lo bonito que ha sido. Mamá permanece agarrando mi mano con mucha preocupación ¿De verdad piensa qué tengo intenciones de rendirme? Ahora más que nunca voy a luchar para cambiar las leyes e impedir que mi abuelo siga obligándonos a hacer lo que dice y querer a quien él considere que es correcto para nosotras.

 

Entramos en casa.

 

— Amara. -La voz ronca de mi abuelo hace que me detenga en la puerta. — Ven, acércate.

 

— Estoy muy cansada abuelo, mañana hablamos.

 

— Ahora.

 

Todos entran acatando sus ordenes y yo me siento en el banco del porche con él. El simple hecho de tenerlo cerca me repugna. Se apoya en el bastón y me mira intimidándome por unos segundos.

 

— Abuelo hace frío ¿Puedes ir directamente al grano?

 

— Como no quieres decirme quién es Liam, voy a investigarlo por mi cuenta. —Cuenta con la intención de hacerme saltar. — Quiero saber quién es para vigilarlo todo el tiempo.



#3965 en Novela romántica
#444 en Thriller
#152 en Suspenso

En el texto hay: romance, drama, ley gitana

Editado: 15.06.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.