La ley de Amara

Capítulo 55

AMARA CORTÉS.

 

Lo que propone es una absoluta locura. Jamás he pensado en escapar con alguien e incumplir la promesa que le hice a mi madre de no hacer lo mismo que ella hizo con mi padre cuando les prohibieron estar juntos. Ella me habló desde su experiencia y me hizo saber lo que vivió. Su huída provocó la muerte de su padre a manos de mi abuelo, por ello papá me alejó de todos hasta que murió y no pudo evitarlo por más tiempo.

 

— Nuestro abuelo es estricto y pese a sus leyes, no puede luchar contra el amor.

 

— Pero... ¿Irme? —Pongo los pies en el suelo y camino de un lado a otro. No puedo creer que me lo esté planteando. — Significaría muchas cosas.

 

— Amara, Aaron no es como el resto, él no pensará que al irte con él te estarás casando o algo así. —Suspiro— Sabe que no has sido criada así.

 

— No, no es lo correcto.

 

— Está bien. —Susurra dulce— Habrá algo más que podamos hacer.

 

AARON MARTÍNEZ.

 

La llamada de Cora me sorprendió. No pudo contarme demasiado pero si algo por encima, lo único que sé es que la madre de Amara está en la calle y no tiene donde ir. Cuando bajo de mi coche la encuentro sentada en un bordillo junto la carretera, llorando y con sus maletas.

 

— S..señora. —Mi voz releva los nervios que siento en esta situación. — ¿Qué ha pasado?

 

— Aaron ¿Qué haces aquí? —Mira prevenida y asustada a los lados— No puedes estar aquí.

 

— Cora me llamó preocupada porque no tiene donde ir. —Explico— Yo no puedo dejarla en la calle.

 

— Voy a quedarme aquí hasta poder ver a mi hija.

 

Un nudo se crea en mi estómago. No lo había pensado pero ahora siento miedo.

 

— ¿Amara está bien?

 

— No —Contesta— ella no está bien.

 

— Dime, por favor, dime que le pasa ¿Han vuelto a hacerle daño?

 

Me mira de una manera rara. Sonríe con los ojos llenos de lágrimas y coge mi mano. No dice nada pero me observa queriéndome decir todo.

 

— Eres un buen chico.  —Dice con la mirada fijada en mis ojos— Y sé que mi hija estará bien contigo.

 

— ¿Qué quiere decir?

 

— Que hagas lo que tengas que hacer para sacarla de ese infierno. —Trago saliva— La golpean, la humillan y están intentando decidir por ella cosas que no quiere hacer. Te suplico que no permitas que sigan haciéndole daño.

 

— ¿Qué puedo hacer? He pensado en llevarla lejos pero se negaría, conozco a su hija y sé que no le gusta hacer cosas incorrectas. Se preocupa por usted y la entiendo, yo tampoco haría locuras sabiendo que tienen a mi madre en sus manos.

 

— Ahora ya no estoy en sus manos.

 

No sé si estoy escuchando bien ¿Quiere qué Amara venga conmigo? Lo haré si me da su bendición pero como he dicho Amara no vendrá conmigo porque para ella escapar es de cobardes y no quiere ser una cobarde.

 

— Te voy a contar algo —Por el tono de su voz me doy cuenta de que es algo bueno. Parece entusiasmada. — Cuando supe que mi hija quería a Liam, me asusté porque su padre era tan optimista y soñador como lo es ella, luchó incansablemente por estar conmigo pese a su padre. No quería ver a mi hija pasando lo mismo que nosotros vivimos... pero ahora, en este momento que sé cuáles son sus sentimientos por ti, quiero que sea feliz a toda costa.

 

Sentimientos. Espera. Acaba de hablar de sentimientos por mí ¿Por mí? ¿No estará equivocada? ¿Me ha confundido con Liam?

 

— ¿Sentimientos por mí? —Pregunto revelando felicidad.

 

— Ha enfrentado a su abuelo después de tres años soportando todo y no lo ha hecho por Liam. —Responde dejándome sin respiración— Lo ha hecho por ti.

 

Un coche de policía aparece y aparca frente nosotros.

 

— ¿Has llamado a la policía?

 

— No, yo no he llamado a nadie. —Le aseguro.

 

Se dirigen a la casa, llaman a la puerta y José abre la puerta. Cuando los ve queda helado, me mira y regresa la mirada a la conversación con ellos. La madre de Amara se acerca aprovechando la oportunidad y, no sé si es buena idea.

 

— Señor agente, seguro que ha sido una broma de mal gusto, aquí no maltratamos ni tenemos encerrada a nadie.

 

— Por el momento no tenemos ninguna orden pero podemos pedirla y en menos de una hora inspeccionaremos la casa. —Advierte el policía.

 

— ¿Qué ocurre? —El señor Cortés aparece con el bastón. — ¿Ha pasado algo?

 

— Alguien ha llamado y nos está difamando.

 

— Es absurdo.

 

— Absurdo o no, nuestro deber es asegurarnos de que la denuncia no es cierta.

 

— Lo es. —Habla la madre de Amara por detrás llamando la atención del agente— Tienen a mi hija encerrada en una habitación.

 

Me pongo delante de ella cuando él la mira claramente con deseos de hacerle daño. Lo que está haciendo no acabará bien, las represalias serán horribles.

 

— La chica es rebelde y tengo mano dura, pero no es cierto, no está encerrada. —Defiende José— Está aquí por voluntad propia.

 

La presencia de la policía llama la atención de los vecinos, entre ellos la familia Cooper.

 

— Quiero que mi hija salga en este momento.

 

— ¿Usted vive aquí? —Le pregunta.

 

— Acaban de echarme de una manera violenta. —Dice— No me han permitido sacar a mi hija que aún es menor de edad y está bajo mi tutela. Es mi responsabilidad y no quiero que siga bajo este techo, quiero llevármelas

 

Su valentía sorprende a todos los miembros de la familia. Ha estado mucho tiempo callada pero cuando de proteger a su hijo se trata, cualquier madre se convierte en una leona y sin importar que pueda pasarle, se enfrenta a quien sea.



#11354 en Novela romántica
#2209 en Thriller
#831 en Suspenso

En el texto hay: romance, drama, ley gitana

Editado: 15.06.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.