La ley de Amara

Capítulo 58

AMARA CORTÉS.

 

Desliza los dedos por mi rostro apartándome el flequillo de la cara, sonríe mientras lo observo detenidamente y levanta las cejas confuso por mi atención.

 

— ¿De dónde has salido tú? —Pregunto graciosa. — Pareces casi irreal.

 

— ¿Todos los tíos tienen qué ser unos capullos? —Pregunta juntando las cejas. — Tienes una mala opinión de nosotros.

 

— No es eso —Me siento en la cama para poder hablar mejor. — Solo que nos chicos que he visto en la universidad, son distintos. Por ejemplo: Pablo.

 

— ¿Mi mejor amigo? Bueno, uno de ellos. —Ríe burlón— ¿Qué tiene de malo el buenazo de Pablo?

 

— No me digas que no sabes todo lo que ha hecho con las chicas, en el grado en el que está y en los anteriores. —Niega con la cabeza. Mentiroso. — Aaron Martínez, no sigas encubriéndolo.

 

— Está bien, quizás ha sido bastante capullo.

 

— Muy capullo.

 

— Esa boca. —Rio.

 

— ¿Cuál boca? —Poso los brazos en su pecho para incriminarme hasta sus labios. — No sé de que boca estás hablando.

 

— Tendré que mostrarte.

 

— Lo veo justo.

 

Sonreímos. Le doy un dulce beso y me rodea con sus brazos evitando que me levante. Es extraño. Nunca antes había estado tan cerca de un chico y mucho menos en una cama. Con él todo lo que vivo lo vivo por primera vez y es hermoso.

 

— Te suena el móvil muchísimo. —Susurro señalándole la chaqueta.

 

— Creo que es mi padre.

 

— ¿Querrá hacerte algo malo?

 

— Posiblemente, pero no me importa. He estado demasiado tiempo acobardándome por él. —Lo miro dulce mientras lo dice. — No voy a dejar que de nuevo me roben la felicidad.

 

— Te robaron la felicidad de tu primer amor ¿No? —Bajo la voz un poco triste por él.

 

— Me robaron mucho más que eso.

 

— Quiero saber más de ti. —Dejo caer la cabeza sobre mis manos que todavía siguen sobre su pecho. — Que te duele, que te gusta, que te emociona... quiero saberlo todo.

 

— Yo lo sé todo de ti.

 

— Cuando yo miraba a Liam, tú me mirabas a mí. —Sonríe.

 

— Y lo aprendí todo sobre ti. Como reías, que te gustaba, que te hacía llorar, lo que te hacía sentir triste y te recordaba a tu padre —Todavía me sorprende saber todo lo que él conoce de mí— ¿Estoy sonando muy acosador?

 

Rio. Arrugo la nariz y niego con la cabeza.

 

— No digas más, podrías sonar como uno.

 

— Mierda.

 

— Yo también he investigado cosas sobre ti.

 

— Oh Dios mío, tengo miedo.

 

— Sé que cuando esa chica se marchó te encerraste en ti mismo por un mes.

 

— ¿Con quién has hablado?

 

— Hablé con Pablo.

 

— Capullo. —Murmura.

 

— También se que odias el pescado porque cuando comemos en el comedor lo apartas y decides irte a la cafetería a comer. También sé que juegas mejor con la mano izquierda a pesar de que eres diestro y, —Está sorprendido por todo lo que sé de él. Pensaba que era el único que podía saber cosas. — que no te gusta sonreír mucho porque tienes las paletas un poquito separadas.

 

— Vale, acosadora.

 

— Oye. —Refunfuño— Tengo derecho a saber de ti.

 

— ¿Desde cuándo sabes tantas cosas?

 

— Algunas cosas las sé porque te observo, otras por Pablo. Me intereso por ti más de lo que crees.

 

— Me sorprende que te interesaras por mí cuando lo único que te importaba era Liam.

 

— Te metiste en mi corazón despacio y despertarte mi interés en ti. —Me da un beso en la barbilla— Así descubrí lo maravilloso que eres y que no estabas fingiendo serlo.

 

— ¿Qué? —Ríe.

 

— Lo dudé.

 

No le sorprende y a mí tampoco que sea tan comprensivo. Antes me preguntaba si existían realmente las personas buenas en todos los sentidos; comprensivas, dulces, sin querer egoístamente y que hicieran tu vida mucho más feliz.  Ahora sé que si. Aaron es a ciencia cierta la persona más buena que he conocido en toda mi vida, estoy segura de que conoceré más pero ninguna persona se parecerá a él.

 

Nos quedamos en silencio. No es un silencio incómodo, si no un silencio en el que te quedarías eternamente. Cierro los ojos por el cansancio y relajada gracias a las caricias que Aaron deja sobre mi cabeza.

 

~~~~

 

Llaman a la puerta. Nos resulta extraño que a estas horas alguien llame a la puerta, esperamos hasta que mi madre habla y avisándonos de que es ella.

 

— ¿Qué querrá a estas horas?

 

— No lo sé. —Respondo— Pero debe ser grave.

 

Abro la puerta, ella entra alterada y nerviosa.

 

— Tu abuelo. —Dice sin aire— Está volviéndose loco.

 

— No es nuevo.

 

— Ahora esta intentando que nuestra familia y la de Aaron entren en guerra porque consideran esto una huida. —Suspiro— Me preocupa lo que pueda pasar hija.

 

Aaron también se muestra preocupado, coge su móvil y llama incansablemente a su abuelo que no le responde ni una sola llamada. Él prueba con Graciela y habla con ella durante apenas cinco minutos, su cara después de la llamada es  más preocupante que la supuesta guerra que mi abuelo quiere crear.

 

— Graciela me ha dicho que mi familia no quiere saber de mí.

 

— ¿Perdona?

 

— Dice que desde ahora los Cortés y los Martines están enemistados. Lo que significa que se oponen a esto.

 

— Pues si se oponen tendrán que aguantarse porque no pienso ceder ante los chantajes de mi abuelo y tampoco a los de tu familia. No tienen derecho ¡No tienen! —Exclamo— Me dijiste que pertenecían a la verdadera hetnia gitana, que ellos jamas opinarían como mi abuelo.



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En el texto hay: romance, drama, ley gitana

Editado: 15.06.2023

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