La ley de Amara

Capítulo 60

AMARA CORTÉS.

 

7:30 am.

 

Dormir se ha convertido en una lucha con mi mente que no calla. Para que voy a decir que no temo a lo que pasará después de esto, me aterra que empeore las cosas pero no significa que me arrepienta. Nunca olvidaré esta noche. Él temblaba, yo temblaba, juntos estábamos experimentando y junto hemos tenido una primera vez hermosa. Lo que menos me esperaba era que él fuera virgen, cuando me lo ha dicho casi no le creo, pero al ver lo nervioso que estaba no he podido ni siquiera dudarlo.

 

Lo dejo en la cama. Aprovecho para vestirme y me acerco a la ventana. No hay una vista extensa pero por lo menos puedo ver amanecer. Apago la radio que todavía suena y llamo al servicio de habitaciones para que nos traigan el desayuno sobre las ocho.

 

Oh, ni siquiera sé a qué hora se despierta.

 

Espero que le guste el café.

 

A decir verdad estoy nerviosa por cómo sucederán las cosas ahora que nos hemos desnudado en cuerpo y alma el uno al otro. Solo espero poder dejarme llevar, dejar a un lado esta vergüenza absurda y actuar como siempre.

 

Mientras que él duerme decido darme una ducha. Estoy feliz, muy feliz. No creía que era posible ser tan feliz pero ahora sé que la felicidad son instantes y que los instantes hay que disfrútalos hasta el último segundo.

 

Oh mierda.

 

Me doy cuenta de que con la emoción, el deseo y la excitación, ni siquiera hemos pensado en el condón. Era lo más importante y no pensemos en ello. Claro que no sabíamos que esto sucedería ¿Cómo íbamos a saberlo? Sucedió sin más. Olvido ducharme. Me centro en el pequeño detalle de que si tengo mucha mala suerte, quedaré embarazada y no es lo que deseo en este preciso momento de mi vida.

 

Camino de un lado a otro devorándome las uñas.

 

Mi única esperanza es mamá, pero... ¿Cómo le cuento esto?

 

Asegurándome de que Aaron no despierta, salgo sigilosamente con los zapatos en la mano. Camino unos metros y toco la puerta de la habitación donde se encuentra mi madre; ella siempre despierta temprano, da igual a la hora que se duerma.

 

— Hija. —Se sorprende. — ¿Ha pasado algo?

 

Entrelazó los dedos nerviosa, entro en la habitación y doy un giro un tanto ridículo producto de los nervios que me comen. Tengo que decirle que he perdido la virginidad y que tontamente olvidamos usar protección.

 

Me matará. Si. Va a matarme.

 

— Amara me estas asustando. —Deja el café en la mesa— Dime ¿Pasa algo?

 

— No. —Ruedo los ojos— Es decir, si.

 

La cojo de la mano, tiro de ella y nos sentamos sobre la cama. De manera inmediata frunce el ceño.

 

¿Intuición de madre?

 

— Amara. —Su voz es mucho más seria.

 

— Antes que nada, te adelanto que nada de lo que digas hará que me arrepienta.

 

— Oh dios... —Lo deduce al instante— ¿Qué has hecho?

 

— Lo que quería hacer. Lo que los dos queríamos hacer, y se lo que vas a decirme.

 

— No tienes ni idea de las consecuencias ¿Verdad? Mi padre murió por cometer la misma locura que tú estás cometiendo ¿Es qué no has aprendido nada?

 

— ¿Y tú? —Pregunto y ella me mira llena de confusión— ¿No has entendido qué no permitiré qué nadie decida cuáles deben ser mis actos?

 

Coge mis manos.

 

— Soy tu madre y me preocupo por ti más que nadie.

 

— Lo sé.

 

— Pero lo que has hecho...

 

— He tenido sexo. —Nada más decirlo, me doy cuenta de lo vergonzoso que es decírselo a tu propia madre. — No he hecho nada que esté prohibido.

 

Se levanta. Entiendo que esté preocupada por mí porque mi abuelo es una persona cruel capaz de todo. Acabo de romper todas sus reglas y lo he desafiado como nadie nunca. Solo Coral perdió la virginidad sin casarse pero nadie lo sabe excepto yo. La diferencia es que ella lo supo hacer sin que nadie lo notase, sin embargo yo he escapado con Aaron y estaré en boca de mucha gente, lo que quiere decir: Una vergüenza para mí abuelo.

 

— Mamá, hay algo más.

 

— ¿Qué?

 

— Estúpidamente, olvidamos... la protección. —Sus ojos se abren. — Ya sé que es en lo que debimos pensar antes de hacerlo pero no pensemos. Ocurrió y no tuvimos tiempo para pensar en ello.

 

— Aaron debió pensarlo.

 

— ¿Por qué?

 

— ¿Cómo qué por qué? Tú eres inexperta, él tendría que haberse acordado.

 

— ¿Sabes? Los dos deberíamos haberlo hecho. Aunque creo que Aaron no tiene ningún preservativo porque nunca les ha dado uso. —Al decirlo rio.

 

— ¿Cómo dices?

 

— Los dos somos un desastre, dilo sin más.

 

Pone las manos en mi rostro y me abraza segundos después. Es justo lo que necesitaba; un abrazo de mi madre, su olor y muchos, muchísimos besos en la cabeza.

 

— No te preocupes, buscaré la solución.

 

— Esa pastillita ¿No?

 

— Si.

 

— Gracias.

 

— Mi niña... —Encojo los hombros.

 

— No me has perdido —Sonrío— esto no es una boda.

 

— Sé que para ti no lo es.

 

— Papá quería que creciera libre y sin seguir ninguna norma. —Le doy un beso en la mano derecha— Sé que soñaba con el día de mi boda —Sonreímos— siempre quiso una boda gitana.

 

— Cierto. Él te apoya en cada decisión que tomas, estoy segura, y si para ti ha sido la correcta, entonces te apoyará.

 

~~~~

Espero que pueda conseguirla.

 

Regreso a la habitación. Aaron ya no está en la cama y el sonido de la ducha me hace saber donde está.



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En el texto hay: romance, drama, ley gitana

Editado: 15.06.2023

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