La ley de Amara

Capítulo 64

AMARA CORTÉS.

 

Me sorprende verlo enfrentar a la persona que ha temido toda su vida. Él lo mira sin miedo, dispuesto a todo y sujeta mi mano. Quiere hacerme saber que por ningún motivo me dejará, que lo que ha pasado entre nosotros no ha sido un error.

 

Lo miro orgullosa, sonriente y abobada.

 

— ¿Te atreves a llevarle la contraria a tu padre? —Pregunta mi abuelo dejando a un lado sus propios problemas. — Eres un ingrato.

 

— Me atrevo. —Le responde muy serio. — Usted no sabe de lo que soy capaz por si nieta.

 

— No te permito que estés con esta chica descarriada. Nunca volverás a verla.

 

Trata de agarrarlo del brazo pero se defiende apartándose de mala manera. Cansado de hacer siempre lo que a su padre le parezca mejor para él.

 

— Te casarás con una gitana que te merezca.

 

— Me casaré cuando y con quien quiera. —Le hace saber en un tono alto y perfectamente audible para todos los presentes — Yo decido con quien quiero casarme, con quien quiero compartir mi vida y como lo hago.

 

— ¡Te cerraré la boca si sigues hablando! —Le grita.

 

— Usted lo toca y le juro que será el siguiente en dormir en el calabozo. —Advierto— Yo no le tengo miedo y tampoco le tengo miedo a ninguno de los aquí presentes. No tiene ninguna autoridad para decirle a Aaron que debe hacer y mucho menos después de haberlo maltratado toda su vida.

 

Me siento fuerte e imparable. Quiero demostrar de lo que soy capaz y hablar sobre todo lo que pienso de todos. He estado mucho tiempo en silencio, callándome y haciéndome heridas con mi propio silencio. Ahora es tiempo para hacerles saber a todos que solo nos une la sangre, y que eso no es razón para que se sientan con el derecho de manejarnos como marionetas.

 

— Aaron es un chico maravilloso. Gracias a Dios no es cruel, despiadado y abusón. Gracias a Dios no heredó nada de usted. —Sonrío— Él es mejor que usted señor Martínez.

 

— ¡Eres idéntica a tu padre! —Ataca mi abuelo gritando. Con el bastón se acerca apartando de mala manera al señor Martinez y se pone frente a mí utilizando la mirada que sigue creyendo que me causa algún tipo de miedo. — Aunque tú me has sorprendido, eres capaz de denunciar a tu propia familia.

 

— ¿Y qué esperabas? ¿Qué utilizaría la violencia cómo medio para solucionar las cosas cómo haces tú continuamente? —Pregunto cruzándome de brazos— Fíjate que yo no necesito enseñar con golpes de lo que soy capaz.

 

— Ahora mismo te enseñaré lo que es el respeto. —Amenaza tratando de desabrocharse el cinturón.

 

José lo detiene al instante cuando Aaron se interpone. Él no es como su padre, no resuelve las cosas con violencia pero sé que me habría defendido utilizándola.

 

— Le juro que si le vuelve a poner una mano encima se arrepentirá.

 

El abuelo de Aaron al fin se pronuncia. Martínez guarda respeto pues a pesar de todo es un patriarca como lo es mi abuelo.

 

— Los chicos han regresado, no es el momento para tus escenas dramáticas amigo. —Le habla a mi abuelo. — Tampoco para tus intentos de superioridad. —Habla de nuevo refiriéndose al padre de Aaron. — Estamos reunidos para hablar sobre ellos.

 

— ¿Sobre nuestro futuro?

 

— Así es.

 

Muestro mi molestia envuelta en una sonrisa fingida.

 

— Ya tenemos decidido que será de nosotros, no necesitamos que os reunáis para hablar sobre nosotros. —le digo. — Aaron y yo seguiremos juntos.

 

— Aaron y tú habéis cometido una estupidez huyendo a mitad de la noche.

 

— Aaron me salvó. No me raptó y tampoco teníamos planeada una huida. De hecho fue culpa de el señor al que acabas de llamar amigo.

 

Su abuelo sonríe sin más.

 

— Es cierto —Alzo la ceja— te pareces mucho a tu abuela pero la rebeldía es completamente una obra maestra de tu padre. —Mira a mi madre— La belleza es tuya.

 

Aaron siente fascinación por su abuelo, aunque lo ha decepcionado por no apoyarnos, él sigue sintiendo esa fascinación profunda.

 

— Me dijiste que no me apoyarías en esto. —Le reclama— Ahora no necesito nada de ti. Trabajaré el doble y no necesitare ayuda de ninguno de vosotros.

 

— Antes tenemos que solucionar esto.

 

— ¡Es qué no hay nada qué solucionar! —Le grita. — Es nuestra vida, no es la vuestra.

 

— Me niego a aceptar vuestra relación. —Habla su padre de nuevo. — No lo permitiré después de todo.

 

— ¿Y a mí qué? —Le pregunta él encogiendo los hombros. — Lo que pienses me trae sin cuidado papá. Lo único que me importa de tu entorno es mi madre.

 

— Entonces deja de darle disgustos.

 

La mira. Ella niega con la cabeza y sonríe dulce. Ningún disgusto. Creo que está igual de feliz que nosotros pero debe fingir por el enorme miedo que le causa su marido. Sin embargo Aaron no se deja engañar por las mentiras de su padre y le suplica a su madre que lo abandone de una vez por todas, a lo que ella vuelve a responder que no puede hacerlo.

 

Es horrible que alguien se crea tan amarrada a alguien, tanto que sea incapaz de verse en una nueva vida sin la persona que tanto daño le hace.

 

Los vecinos observan el panorama desde sus ventanas, todos incluso Liam. Él también está atento a cualquier cosa que ocurra.

 

— Amara. —La voz de mi tío llama mi atención. — Si te has ido con él significa que estáis casados ¿Lo sabes?

 

— ¡Dios! Dejarlo de una vez. Parad de poner etiquetas a todo. Sois unos imbéciles que no ven más allá de lo que habéis aprendido gracias a un hombre resentido por un abandono que él mismo provocó ¿Es qué no os dais cuenta de lo absurdo qué es esto? De qué cada vez que obligáis a una de nosotras a ser como queréis que seamos matáis un poco más lo hermoso de la hetnia ¿¡No os dais cuenta!?



#3982 en Novela romántica
#446 en Thriller
#154 en Suspenso

En el texto hay: romance, drama, ley gitana

Editado: 15.06.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.