La ley de Amara

Capítulo 72

PENÚLTIMO CAPÍTULO.
 

LIAM COOPER.

 

Ella utiliza una mueca para expresarse.

 

— Encontrarás a alguien más.

 

— Lo sé.

 

— ¿De verdad te marchas por qué deseas ser cómo papá? —Pregunta, tomo aire y lo expulso segundos más tarde. — Liam.

 

— Quiero ser como papá.

 

— ¿Estar viajando, obligar a tus hijos a cambiar de colegio y ciudades?

 

— Papá era un hombre ocupado, pero siempre estuvo para nosotros.

 

— Liam —Coge mis manos— no te vayas solamente para huir.

 

— Opinas igual que Christian. —Protesto, me levanto y llevo las manos a mi nuca— Me marcho porque es lo que quiero.

 

— Nunca antes has querido ser como papá, te sentías orgulloso de él, pero tu sueño es convertirte en un jugador de baloncesto reconocido.

 

Quizás tenga toda la razón. Puede que el dolor que estoy sintiendo por no haber sabido valorarla, me este cegando, porque en este momento lo único que deseo es olvidarme de ella. Puedo mentir a mucha gente e incluso convencerlos, pero nunca voy a poder engañarme a mí mismo.

 

— Quiero marcharme, eso es todo.

 

 

—  Si tú crees que haciéndolo algo cambiará, adelante. Lo único que me preocupa es que en un futuro te arrepientas Liam. Sé que estas dolido, que te sientes imbécil y que te culpas por no saber apreciar lo que tenías, pero la vida sigue, los amores pasan y el dolor no dura para siempre. Renunciar a tus sueños solamente por no ser capaz de afrontar tus problemas, solo te hará mas vulnerable ante todo lo que encontrarás en la vida.

 

Agacho la cabeza. Tengo el corazón tan avergonzado y dolido que, no soy capaz de ver más allá de mis ganas de escapar.

 

Deja un beso en mi cabeza y sale de la habitación, después de confundir aún más mi mente con su discurso. Sé que quiere lo mejor para mi y que en sus palabras no hay ningún tipo de maldad, pero aún así... duelen.

 

AMARA CORTES.

 

Aunque Aaron lo niegue, se siente mal. Trata de disimularlo para que me afecte lo menos posible, pero solo consigue que me preocupe mucho más. Sus  ojos me miran dulces, le sonrío y pasa la mano por mi rostro.

 

— Estoy bien.

 

— No es justo que te hagan esto solamente por quererme.

 

— Nada de lo que haga tu familia será justo, muchísimo menos si lo hacen bajo sus creencias. —Dice con toda la razón. — Han intentado hacerme cambiar de opinión con respecto a nosotros a base de golpes y amenazas.

 

— Cualquiera habría aceptado solamente para que no cumplan con sus amenazas.

 

— No es cierto. No todos tenemos miedo a las amenazas de tu familia, no todos cedemos y cumplimos sus peticiones. Cuando me metí en esto, aun sabiendo que sería difícil que me quisieras, tenía claro que nada seria fácil contigo.

 

Abre los brazos para que me tumbe en su pecho. Lo hago con cuidado para no causarle más dolor y cierro los ojos cuando escucho su corazón. Me calma, hace que sienta paz y me sienta protegida entre sus brazos. Aaron realmente es una persona maravillosa.

 

— ¿Crees qué pararán ahora qué saben la verdad? —Pregunto en un leve susurro. Él toma aire y pasa los dedos entre mi pelo.

 

— Quisiera estar seguro de que si será así, pero creo que no se detendrán y ahora muchísimo menos.

 

— No quería esto. Nunca quise esto, siempre deseé tener una vida normal.

 

— Yo tampoco quería que por obligación dijeras lo que ha pasado entre nosotros dos. No quiero sentir que estamos casados por una ley que tú no aceptas y yo tampoco estoy de acuerdo. Sabes que ahora para nuestra familia estamos casados, pero no de buena manera. —En sus ojos se refleja la tristeza que le causa pensar en lo incómoda que es esta situación para mí.

 

— Aaron, tú has sido criado bajo esas costumbres... yo no. —Me da un dulce beso para callar una a una todas mis inseguridades.

 

— Estoy enamorado de ti. No me importa de la manera en la que estamos llegando esto, sabes que para mí no hay nada más importante que tú.

 

Los dos tenemos algo de miedo. A pesar de que él trata de tranquilizarme y hacerme pensar que no es así, sé que está aterrado. Hemos hecho algo que nuestra familia a tomado como un desafío, no como lo que de verdad es; un amor puro, que hemos querido vivir a pesar de sus prohibiciones.

Han querido apartarlo de mí con amenazas, con golpes y nada a funcionado.

 

— En el fondo mi abuelo siempre supo esto.

 

— Creo que deseaba tu fallo solo para demostrar que tu padre no te crío correctamente y que cometió un error alejándose de él. —Con ambas manos sobre su pecho, la mirada clavada en sus ojos y el miedo atravesado en mi pecho, sonrió por tenerle cerca.

 

— No me arrepiento, volvería a fallar tantas veces como fueran posibles, solamente para revivir una y otra vez lo feliz que me haces. —Pasa el dedo por mis labios de manera coqueta y tierna. Muerde el suyo y me muestra una amplia sonrisa.

 

— Volvería a luchar por ti todas las veces que quisieras repetirlo. No me canso de agradecer a Dios por tu amor.

 

CORA CORTES.

 

Los gritos de mi abuelo se escuchan desde mi habitación. Mamá nos ha pedido que nos encerremos y que no salgamos hasta que todo esté más calmado, todo porque sabe que el abuelo pagará todo conmigo, pues yo ya le fallé una vez. Miro atentamente por la ventana el revuelo de personas que llegan a casa; familiares de Aaron u otras personas que se sienten como de la familia.

 

— Cora. —Dice Aitana entrando por la puerta. — ¿Qué va a pasar ahora?

 

— El abuelo no puede cambiar el hecho de que Amara ha escogido a su marido. No puede cambiar el hecho de que se acostaron juntos y que bajo nuestra etnia ya están casados. —Ella deja caer su cuerpo en la cama y queda mirando el techo.



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En el texto hay: romance, drama, ley gitana

Editado: 15.06.2023

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