La ley de Amara

Capítulo 73

ÚLTIMO CAPÍTULO. 
 

AMARÁ CORTÉS.

 

La familia de Aaron celebra la unión. Quizás muchos no estén de acuerdo con lo nuestro, pero no dicen nada porque los ancianos no se lo permitirían.

Mientras que él está hablando con su abuelo, yo recibo una llamada de Sofía, la hermana de Liam.

 

— ¿Sí? —Contesto la llamada alejándome de todo el ruido.

 

— Amara, perdona por llamarte sin avisar. Quiero hablar contigo sobre mi hermano.

 

— ¿Qué pasa?

 

— Él. . . Quiere irse. Se le ha metido en la cabeza que quiere ser como nuestro padre, y todos sabemos que ha tomado esa decisión para alejarse.

 

— Sofía. . .

 

— Se marcha dentro de dos horas, está preparando la maleta y no entiende a razones.

 

— Está bien. Voy para allá.

 

— Gracias.

 

Cuelgo. Aaron sigue hablando con su abuelo y yo decido interrumpirle para contarle la situación. Él no dice nada al respeto pero apoya mi decisión de ir a hablar con Liam. Adoro que sea tan comprensivo y no sienta celos al respecto. Decide acompañarme para no dejarme sola, pero se queda en la terraza de un bar cercano tomando algo.

Sofía me espera fuera de su casa y al verme me recibe con un gran abrazo.

 

— Te lo agradezco. —Sonríe.

 

Miro hacia la casa de mi abuelo. — No tienes que agradecérmelo.

 

Sube junto a mi. Liam esta sentado en la habitación que da justamente a mi ventana, al verme no sabe que decir y comienza a actuar muy nervioso.

 

— Hola.

 

— Amara ¿Qué haces aquí?

 

— Tú no has nacido para ser como tu padre ¿Sabes? Has nacido para jugar a baloncesto y ser uno de los mejores.

 

— Ya veo, has venido porque Sofía te ha pedido que hables conmigo.

 

— Si. He venido porque no quiero que cometas un error del que vas a lamentarte. Tú no eres así.

 

— Ni siquiera sé como soy. Lo único que sabía era qué sentándome aquí, te veía todas las mañanas.

 

Me siento a su lado. Le quise tanto. Traté de hacérselo ver tantas veces. . . Pero no estaba enamorada de él. Solo quería huir de la prisión en la que estaba y Liam era. . . Todo lo bonito que sabía que nunca tendría. Le veía y pensaba en lo feliz que sería compartiendo la libertad con él. Pudimos ser verdaderamente felices, pero el destino no nos quería juntos.

 

— No lo hagas.

 

— ¿Por qué?

 

— Porque eres mi mejor amigo, te quiero.

 

— Soy tan idiota —Dice entre lágrimas— ¿Por qué no supe ver lo maravillosa qué eras antes?

 

— No lo sé.

 

— Debí darme cuenta.

 

— Debimos darnos cuenta. —Rio. — Eres genial Liam. Puedes hacer que cualquier mujer se sienta especial contigo, y vas a querer tanto a alguien algún día, que te darás cuenta de que el primer amor jamás marcará tanto como el último.

 

— Te quiero ¿Sabes? Más de lo que siempre has pensado.

 

— Lo sé.

 

— No debí tratarte así, ni empezar una relación con otra persona queriéndote.

 

Paso la mano por su cabeza. No creo que a estas alturas debamos seguir hablando del pasado. Es cierto que me dañó, qué rompió mi corazón y no solo porque pensé que me quería, si no porque hemos sido amigos desde que llegué a la cuidad. . . Hirió nuestra amistad.

 

— No es necesario hablar de lo que pasó, hablemos de ti.

 

— ¿Qué quieres saber?

 

— Lo que realmente quieres. Porque si de verdad quieres irte, si de verdad deseas hacerlo, no te seguiré deteniendo —Sonríe— pero si lo estas haciendo para huir de mí o de lo que ocurrió, no lo hagas. Te perdoné, te entendí y te sigo queriendo.

 

Me abraza. — Gracias por venir.

 

— ¿Y bien? —Pregunto sonriendo— ¿Cuál es tu decisión?

 

— No me voy por ti Amara. Ni siquiera me voy para alejarme de mis sentimientos —Encoge los hombros— Me voy porque necesito un cambio.

 

— ¿Y estás seguro de ello?

 

— Si. Puede que no sea la mejor manera de obtener un cambio, pero sí será una oportunidad para convertirme en mejor persona. Mi padre quizás nunca estuvo con nosotros demasiado tiempo, pero me siento orgulloso de todo lo que hizo.

 

— ¿Y es suficiente para ir al ejército?

 

— Hey, si no me veo capacitado, volveré.

 

Estoy tan triste. Sé que es necesario, que necesita irse. Después de todo cada uno iba a marcharse tras terminar el instituto y quizás nunca volveríamos a vernos. Los dos necesitamos sanar y dejar que nos sanen. Puede que algún día volvamos a sentarnos todos juntos en un parque para contarnos todas las anécdotas de nuestra nueva vida.

 

Se levanta. Saca una fotografía que tenía escondida dentro de un libro y me la muestra tras sentarse a mi lado. — La única foto que tenemos.

 

— No la recordaba. —Rio.

 

— Quédatela.

 

— Pero. . . ¿y tú?

 

— Tranquila. —Sonríe— estarás más presente de lo que crees.

 

Él sigue haciendo la maleta y recogiendo todo. Es bastante nostálgico ver como lo único que deja en el armario es su chaqueta de deportista.

 

— ¿Dónde has dejado a Aaron? —Pregunta sin mirarme.

 

— Tomándose algo. No quería incomodarte con su presencia.

 

— No me incomoda, está bien.

 

Termina la maleta, la pone en el suelo y me sonríe. —¿Cómo me despido de ti?

 

— No lo hagas, las despedidas son aburridas. —Ríe.

 

— No cambies.

 

— No lo creo.

 

— Tengo que irme, pronto saldrá el tren.

 

— ¿Estarás bien? —Coge mis manos— Prométeme que me llamarás. Quiero saber como te va.



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En el texto hay: romance, drama, ley gitana

Editado: 15.06.2023

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