Westhampton House, Londres. Dos años antes.
Wolfram se encontraba en su estudio. Tenía mucho trabajo y debía dejar todo listo para poder asistir al baile de la Hastings Summer Week, en Hampshire. Sus hermanas habían salido a montar muy temprano y hoy había recibido una carta de sus cuñadas, donde le informaban que llegarían directamente a Hampshire.
Siempre tenía demasiado trabajo y nunca se quejaba al respecto, pero a veces pensaba en que no estaría mal un poco de ayuda, sin embargo no había nadie sobre la faz de la tierra que hiciera las cosas tan perfectas como él.
En ese instante alguien tocó la puerta.
—Adelante
Henry, el reemplazo de Marco cuando este se iba de vacaciones, ingresó a la estancia. Él nunca había podido sentirse cómodo con otra persona que no fuera su fantasmal mayordomo, pero este por su edad debía descansar. Marco había servido a tres generaciones de su familia.
—Su excelencia—le dijo mientras hacía una reverencia. Wolfram continuó con lo que estaba haciendo.
—Que pena molestarlo, allá afuera hay una dama que solicita verlo, pero no tiene una tarjeta de visita
—Despáchala
—Si su excelencia, dice que su nombre es Charlie Magnus
Él levantó la cabeza de golpe—¿Quién?
—Charlie Magnus
Él se quedó pensando un momento. <<¿Charlie?>> podría ser ella. La había buscado durante mucho tiempo y no había podido encontrarla. Era lo único que no había podido hacer bien.
—¿Excelencia?
—Hágala pasar
—Como usted ordene, con permiso
Al salir el joven mayordomo, él se puso de pie y comenzó a caminar de un lado a otro. No podía creer que eso estuviera pasando, ella estaba aquí y quería verlo. Él deseaba verla y poder remediarse de alguna forma.
No podía esperar allí, así que decidió salir. En ese momento se chocó con el mayordomo.
—Perdóneme excelencia
—¿Y Charlie?
—La señorita se fue señor
—¿Por qué?
—No lo sé, señor. Dijo que se iba
Wolfram pasó junto a él y sintió que sus pies corrían desesperadamente por llegar a la salida.
—Wolfram—lo llamó Georgia, la cual se encontraba en el vestíbulo con Iuola. Ambas tenías sus trajes de montar.
Ellas lo miraban con la boca abierta.
—¿Estabas corriendo?—quiso saber Iuola
—¿Tú?—preguntó la mayor de sus hermanas desconcertada
Él respiró hondo y se dirigió a la puerta; la abrió y salió a buscar a Charlie. Salió al jardín y miró hacia la calle, pero no había rastro.
<<De nuevo>> pensó al entrar a la casa.
Sus hermanas seguían allí de pie desconcertadas.
—¿Buscabas a alguien?—le preguntó Georgia
Él se llevó el monóculo al ojo—No era consciente que tenía que informar a mis hermanas, de lo que hago o dejo de hacer—y al decir esto se fue.
Wolfram suprimió un suspiro al recordar aquel percance. No estaba seguro si en verdad Charlie había ido aquel día a su casa, pero de lo que si era consciente era que tendría que convertirla en una mujer libre. Para eso había extendido sus tentáculos y así poder localizar a Charles Newton.
Él se encontraba en el carruaje, a las afueras de Londres. Había llevado su escolta y se encontraba esperando a Camelia, la prima materna de sus hermanas. Ella se había ofrecido a ayudarlo en la búsqueda de Charles, no obstante, no habían tenido éxito.
La puerta del carruaje se abrió y entró Camelia.
—¿Lograste encontrar algo?—le preguntó
—Sí, desafortunadamente no están aquí, pero ya sé en qué comparta está y me dijeron que van de camino a Cambridge.
Él asintió—Bien, Camelia ¿Podrías encargarte de buscar a ese hombre?
—Claro que si, con una condición, que me digas por qué lo estás buscando. Hasta ahora, cuando me abordaste en mi casa y me sacaste; no dije nada porque eres un pilar del reino, pero para mi eres solo Wolfram, el hermano mayor de mis primas así que desembucha
Él la miró gélidamente un buen rato y luego asintió.
—Él es el esposo de una mujer y ahora mismo se encuentra con otra
Ella abrió la boca—Que infeliz, entonces la estás ayudando
—La estoy ayudando a conseguir un divorcio para casarme con ella
Camelia no pudo con la noticia y gritó.
—¡Wolfram! ¡No puedes casarte con ella! ¡Ya h estado casada y no puedes entrelazarte con una mujer divorciada!
—¿Quién dice que no puedo hacerlo?
—Los estatutos reales o yo que sé
—Tienes razón, pero no me importa
Ella abrió los ojos como platos.
—¿Lord Wolfram, duque de Westhampton rompiendo una regla? Necesito un lugar para desmayarme
—No es la primera vez que lo hago, desde tiempos memorables creo que es lo único que sé hacer. Desde el momento en que traje a mis hermanas, permití el enlace de Becky con Marsias, dejé que un conde fuera detective, que Georgia cometiera ese desliz, que Iuola estudie... No he hecho más que romper reglas todo el tiempo.
Camelia le puso la mano enguantada encima de la suya.
—Y eso te convierte en el hombre más maravilloso que he conocido
Él la miró pero no le dijo nada.
—¿Puedo contar con tu discreción?
—Por supuesto que si, Wolf
***
Cornualles, Inglaterra. Dos días después.
—¡¿Que Wolfram qué?!—exclamó Georgia al ver la carta de Camelia. Ella se encontraba en el jardín viendo jugar a los mellizos con Mathew, este ya tenía un año.
—¡Niños ya vuelvo!—les gritó y se fue corriendo al estudio de Robert.
Su esposo trabajaba todo el día y a ella no le gustaba molestarlo, pero está noticia sin duda alguna ameritaba la molestia.
Ella abrió ambas puertas del estudio y él la miró con el ceño fruncido.